Si morimos con Cristo, por el Bautismo creemos que con Cristo resucitaremos. Esta afirmación de san Pablo en la Carta a los Romanos está muy presente durante el tiempo de Pascua, que es el tiempo bautismal por excelencia. Como Cristo resurgió de la muerte a la nueva existencia, así también los que se sumergen en la pila bautismal renacen a una nueva vida, por el Espíritu Santo, en Dios.
Las pilas bautismales son, por tanto, lugares sagrados privilegiados de cada templo. En la imagen vemos una de las pilas bautismales más hermosas de Castilla: la de Támara, en la diócesis de Palencia, labrada por canteros procedentes de la escuela de Simón de Colonia durante el siglo XV, cuando este maestro levantaba hacia el cielo las torres de la catedral de Burgos.
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