domingo, 30 de noviembre de 2014

Lugares de la Santa Escritura para Adviento


Joel 3, 18

In illa die
stillabunt montes dulcedinem,
et colles fluent lac et mel
alleluia.

Aquel día
los montes destilarán dulzura
y las colinas manarán leche y miel,
aleluya.

sábado, 29 de noviembre de 2014

San Saturnino. Su Basílica en Toulouse


En Toulouse, de la Galia Narbonense, conmemoración de san Saturnino, obispo y mártir que, según la tradición, en tiempo del mismo Decio fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta ciudad y arrastrando por las escaleras desde lo alto del edificio, hasta que, destrozados la cabeza y el cuerpo, entregó su alma a Cristo (c. 250).

Este anuncio de Martirologio Romano nos hace volver hoy la mirada hacia la ciudad de Toulouse, en Francia, para recordar la figura de este mártir de la primitiva Galia, cuya figura conocemos, fundamentalmente, a través de las actas martiriales. La Passio Saturnini cuenta que Saturnino, habiendo sido nombrado obispo, llegó a Toulouse (Francia) en el año 250, bajo el consulado romano de Decio y Grato. En aquella época, en la Galia había todavía muy pocas comunidades cristianas y Saturnino llegó para predicar y convertir a los ciudadanos de aquel lugar.


En la ciudad había un templo erigido por los romanos y consagrado a su dios Júpiter Capitolino. Saturnino tenía que pasar cada día por delante de dicho templo para llegar a un pequeño oratorio donde ejercía su catequesis. Parece ser que durante algún tiempo, Júpiter se mostraba mudo ante las peticiones de las gentes que creían en él y empezó a correrse el rumor de que el responsable de tal hecho era el obispo Saturnino.


La multitud se alteró por este motivo y un día le esperó y al pasar por allí, rodeándole amenazadora, quiso imponerle el sacrificio de un toro al dios romano. Ante su negativa y enfurecidos, ataron al obispo al toro que debía ser sacrificado y le picaron para que corriera por las escalinatas del Capitolio. El cuerpo de Saturnino fue despedazándose a lo largo de la carrera del animal. Cuando paró la espantada, allí quedó abandonado, hasta que unas piadosas mujeres lo recogieron y lo enterraron en una fosa muy profunda.

Un siglo después, fue descubierta su tumba y allí mismo construyeron una pequeña capilla con sus reliquias. Con el tiempo se perdió dicha capilla y también su recuerdo, hasta que en el siglo VI el duque de Leunebaldo encontró de nuevo el sitio e hizo edificar una iglesia dedicada a Saint-Sernin-du-Tour (palabra occitana que significa toro).

Los testimonios históricos fiables de su culto en Pamplona datan del siglo X, cuando se instalaron numerosos pobladores francos, que construyeron una iglesia bajo su advocación y a su alrededor se formó uno de los tres barrios importantes, el llamado Burgo de San Serenín o Burgo de San Cernin. Frente a la puerta de dicha iglesia hay una plancha de bronce que está tapando un pozo. Se cuenta que San Saturnino bautizó con el agua de ese pozo a los primeros cristianos pamploneses, incluido San Fermín.

La construcción de la actual Basílica de Saint Sernin en Toulouse data de finales del siglo XI. La capilla que se había construido en el siglo V, en el emplazamiento de la actual basílica, se había hecho demasiado pequeña para un número creciente de fieles. La basílica era entonces colegial, es decir, una iglesia con un colegio de canónigos dirigidos por un abad. Este último se oponía frecuentemente al obispo tolosano con la catedral de San Esteban mucho menos resplandeciente que la de San Sernín.

Toulouse recibía entonces la visita de numerosos peregrinos a través del camino de Santiago, el cual termina en la catedral de Santiago de Compostela o para venerar las reliquias de san Saturnino.


La construcción comenzó en el año 1080 por el ábside detrás de la capilla. Todavía se puede visitar hoy la iglesia primitiva, que hace las veces de cripta. Acoge algunas reliquias sagradas. Dieciséis años después del comienzo de la construcción, en 1096, el papa Urbano II consagró el altar. La iglesia fue parcialmente modificada en la época gótica y en el Renacimiento. En el siglo XIX, fue restaurada por Eugène Viollet-le-Duc. Restablece entonces el escalonamiento de los tejados de los laterales y de la nave principal que había sido suprimida en el siglo XIV. Al final del siglo XX, una restauración suprimió nuevamente el escalonamiento de Viollet-le-Duc reemplazándolo por el estado del siglo XIV.

Un magnífico claustro y una abadía se hallaban al norte de la basílica, pero fueron derruidos durante el siglo XIX. El Museo de los Agustinos posee algunos restos y trozos de esculturas.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Miguel C. Vivancos: El Beato de Silos


El 19 de mayo de 1840 compró el British Museum de Londres un manuscrito precioso; se trataba de una copia, espléndidamente iluminada, del Comentario de Beato de Liébana al Apocalipsis de San Juan. El códice había sido copiado en el scriptorium del monasterio de Santo Domingo de Silos pero ya había tenido una vida ajetreada desde sus propios comienzos.

Extraña que un cenobio tan antiguo como el de San Sebastián de Silos, situado al sur de la provincia de Burgos, fundada hacia finales del siglo IX o principios del X, no contara entre sus libros con un ejemplar de obra tan característica como éste hasta finales del siglo XI. Conocemos relativamente bien las vicisitudes de la biblioteca silense, sus manuscritos más antiguos, el renacer del scriptorium en tiempos del santo abad Domingo, que luego daría nombre al monasterio, el apogeo de los tiempos de don Fortunio... Pero en ningún momento hallamos que, a lo largo del siglo X, los monjes silenses dedicaran su tiempo y esfuerzo a la copia de un Beato, libro que, desde sus orígenes en la Liébana, a finales del siglo VIII, gozaba de un predicamento extraordinario. La casualidad y el interés de un archivero silense del siglo XVIII, el padre Domingo Ibarreta, han hecho que se conserven en el monasterio de Silos tres folios, procedentes de Santa María la Real de Nájera. Uno de esos folios, otrora del monasterio riojano de Cirueña, se fecha en el siglo IX, siendo así el testimonio más antiguo conservado de la transmisión manuscrita del Comentario de Beato, único además por su primitiva iluminación.


Pero nada de esto atañe directamente a Silos. A finales del siglo XI, cuando el texto de Beato empezaba a ser más raramente copiado y utilizado, los monjes de Silos deciden emprender la costosa tarea. Costosa porque se trataba de un códice que requería muy buen pergamino, tintas variadas, oro y plata para ser profusamente ilustrado. Si quería llevar a cabo una obra cuidada y bien acabada, era necesario además disponer de buenos calígrafos e iluminadores. Silos no carecía en este momento de nada de ello; los monjes Domingo y Muño pusieron manos a la obra, y el jueves, 18 de abril de 1091, a la sexta hora del día, dieron fin a la labor de copia del texto, que pudo llevarles unos cuantos meses. Siguiendo la costumbre, podían dar gracias a Dios por haberles permitido finalizar su obra: "Bendito sea el Señor que me condujo al puerto de esta obra. Bendigo también al rey del Cielo que me ha hecho llegar sin daño al final de este libro, amén".


Y es que la labor del copista es harto dificultosa, como ellos mismos se encargan de recordar al lector: «La labor del escriba aprovecha el lector; aquél cansa su cuerpo y éste nutre su mente. Tú, seas quien seas, que te aprovechas de este libro, no te olvides de los escribas, para que el Señor se olvide de tus pecados. Porque quien no sabe escribir no valora este trabajo. Por si quieres saberlo, te lo voy a decir puntualmente: el trabajo de la escritura hace perder la vista, dobla la espalda, rompe las costillas y molesta al vientre, da dolor de riñones y causa fastidio a todo el cuerpo. Por eso tú, lector, vuelve las hojas con cuidado y aleja tus dedos de las letras, porque igual que el pedrisco destroza una cosecha, así el lector inútil borra el texto y destruye el libro.»

Finalizada su tarea, Domingo y Muño debieron pasar la obra, aún no encuadernada, a los iluminadores para que, en un año más o menos copiaran las iluminaciones del modelo en los espacios dejados en blanco al efecto. Pero entonces empezaron a sucederse unos problemas, cuya exacta determinación ignoramos. El caso es que, a la muerte del abad Fortunio, ocurrida hacia el año 1100, sólo se había llevado a cabo una mínima parte de las miniaturas. El trabajo debió paralizarse en los años sucesivos, pues el siguiente abad, don Juan, quien tuvo la dicha de recibir el manuscrito íntegramente iluminado de manos de su prior, don Pedro, quien debió llevar a cabo la mayor parte del trabajo que faltaba. La casualidad quiso que el 30 de junio de 1109, fecha del remate de toda la obra, fuera también el día de la muerte del rey Alfonso VI que había sido un insigne bienhechor de la casa de Santo Domingo.

El estado de conservación del manuscrito es tal que da la impresión de haber sido muy poco usado. Casi cincuenta años después de su remate, fue utilizado para copiar en uno de sus folios en blanco un documento que, por su importancia para la comunidad, merecía custodiarse en lugar seguro. Nos referimos a la división entre las mesas abacial y conventual, que tuvo lugar en 1158. Un lector curioso lo tuvo entre sus manos en el siglo XIV y señaló los pasajes que más le llamaron la atención. A partir de este momento ignoramos todo sobre él; en algún momento salió de Silos para no volver jamás.

En el siglo XVIII pertenecía al cardenal Antonio de Aragón, quien lo donaría al colegio de San Bartolomé de Salamanca, de donde pasó, cuando la supresión de dichos colegios, a la Biblioteca Real de Madrid. Cabe suponer que de ahí lo cogió José Bonaparte cuando fue rey de España, y luego fue vendido por él mismo al British Museum, cuando sólo era conde de Survilliers.

Esta es, grosso modo, la historia de un manuscrito que si bien a nivel textual no plantea mayores problemas, deberá ser profundamente estudiado a nivel iconográfico para determinar con precisión las diferentes manos que en él intervinieron, sus modelos e influencias, sus innovaciones, etc. Todo ello sin contar con que, en época indeterminada, fue enriquecido con unos folios, espléndidamente decorados, procedentes de un antifonario también silense, y de una visión del infierno, única para el arte románico. Pero también un análisis paleográfico concienzudo dará luz sobre la introducción paulatina de la escritura carolina en el reino de Castilla, ya que, escrito íntegramente en minúscula visigótica, son sin embargo frecuentísimas en el códice las influencias de la nueva forma de escribir.

Por encima de estas consideraciones más o menos eruditas, creo que es fundamental una valoración estética de nuestro manuscrito; con frecuencia olvidamos los sentimientos ante una obra de arte antigua o medieval para pasar rápidamente al análisis racional. Y no es esto lo que pretendieron Domingo y Muño y, sobre todo, el prior Pedro. El ejemplar silense de la obra de Beato es, sin ninguna duda, uno de los más bellos entre todos los conservados. Además, da la impresión de haber salido hace un momento de las manos de sus autores, pues novecientos años de historia apenas han dejado huella en él (en todo el manuscrito sólo se echan en falta tres folios). La edición facsímil del mismo, largo tiempo anhelada, será del mayor interés para los estudiosos, pero, sobre todo, será más útil para cuantos aman la belleza y se gozan en ella.  

jueves, 27 de noviembre de 2014

Sahagún. Santos Facundo y Primitivo


El Martirologio romano nos recuerda hoy a los santos mártires Facundo y Primitivo, cuya veneración dio lugar al nacimiento del Monasterio y, posteriormente, de la villa de Sahagún, en la diócesis de León. El Monasterio de Sahagún llegó a ser el mayor monasterio benedictino de la Hispania cristiana, en el siglo XII; sucumbió, como los demás, en las turbulencias del siglo XIX, y fue destruido hasta sus cimientos, de modo que hoy apenas se conservan unos pocos restos de su egregio pasado.


¿Quiénes fueron estos santos mártires, cuyo memoria fue venerada en este cenobio? No disponemos de muchos datos, por lo que hemos de recurrir a noticias que, en parte, son legendarias.

Los santos Facundo y Primitivo, hijos de san Marcelo, centurión romano, fueron martirizados, gobernando en Galicia Ático el cual mandó pregonar un sacrificio público a una estatua del sol, que estaba en la ribera del río Cea, y era tenida en mucha veneración por toda aquella comarca. Al llegar el día señalado para el sacrificio, se juntó mucha gente, el mismo Ático, para dar ejemplo a los demás, hizo su adoración, y como era el gobernador, todos los demás le siguieron, menos Facundo y Primitivo, que no se quisieron hallar presentes en el sacrificio. Mucho sintió esto Ático; los mandó prender e interrogar, y después de varias preguntas y respuestas, entendiendo que perdía el tiempo en quererles persuadir que adorasen a sus falsos dioses, determinó darles atroces tormentos. Les quebraron los dedos de las manos, les lastimaron cruelmente las piernas, apretándoselas con una manera de cepo que como prensa se iba cerrando poco a poco; y así fatigados por una parte de los tormentos, y por otra consolados y alegres por ver que padecían por Cristo, les mandó Ático llevar a la cárcel.

Para tentarlos y probar si con blandura y regalo les podría atraer a su voluntad más fácilmente que con tormentos, les envió ricos manjares, que los dos santos hermanos no quisieron recibir; y Ático, teniendo esto por desacato e injuria, encendido de cólera y furor, los mandó echar en un horno encendido, donde estuvieron tres días con mucho alivio y refrigerio.

Pretendió matarlos dándoles ponzoña en la comida, y los santos, cuando se la trajeron, entendiendo lo que venia en ella, dijeron: « Nosotros no habíamos de gustar esta vianda, porque bien sabemos lo que hay en ella; pero para que Ático se desengañe y se manifieste más la virtud de Cristo, a quien servimos y adoramos, la comeremos toda.» Hicieron la señal de la cruz sobre ella y la comieron, y el veneno perdió su fuerza por virtud de la santa cruz y de aquel Señor a quien todas las cosas obedecen. Cuando vio esto el que había aparejado la Ponzoña, quemó sus libros y se hizo cristiano.

Todo esto era echar aceite en el fuego y abrasar más el corazón empedernido de Ático, el cual comenzó de nuevo a atormentar a los dos santos hermanos, despedazando carnes, sacándoles los nervios con garfios de hierro, echándoles aceite hirviendo por todo su cuerpo, Pegándoles hachas encendidas a los costados, y derramando en las bocas cal viva, mezclada con vinagre; no se contentó el impío tirano con esta tan desaforada é impía crueldad; el mismo Ático dijo:  «Cegadlos, porque me turban cuando me miran. » sufriendo este martirio con gran constancia y mansedumbre, le dijo uno los santos: «Mejorado nos has la vista, pues vemos ahora con solos los ojos espirituales.»


Estando sangrientos y llagados fueron colgados de los pies, y saliéndoles mucha sangre por las narices, los verdugos los dejaron por muertos; al cabo de tres días fueron hallados vivos con sus ojos enteros y claros, y las llagas sanas como si nunca hubieran sido atormentados. Mandó Ático desollarlos vivos; y ejecutándose este tormento, uno de los que estaban presentes dio grandes voces, diciendo: «Veo bajar dos ángeles con dos coronas en las manos.» Entonces Ático, turbado, dijo como por escarnio: «Cortadles las cabezas, para que ellas vayan a buscar esas coronas.»  Su martirio fue el 27 de noviembre, cerca del año 304.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

En Camino a Santiago. Monasterio de Irache


Siguiendo po rel Camino de Santiago, a la salida de Estella se encuentra el peregrino con el monumental Monasterio de Santa María de Irache, Sus orígenes se remontan al siglo VIII y algunos edificios actuales guardan partes del siglo XI. Fueuna de las más ilustres abadías benedictinas, que en la época de la Congregación de Valladolid sirvió de centro de estudios de la Congregación.

Los primeros documentos en que se hace referencia a Irache datan del año 958. Su situación al borde del camino de Santiago y la fundación de un hospital jacobeo, el primero de Navarra, por orden del rey del reino de Pamplona Nájera García Sánchez III, el de Nájera, le dio gran relevancia a principios del siglo XI. En el siglo XVI se incorpora a la congregación benedictina de Valladolid con lo que vuelve a retomar parte de su antiguo esplendor, es entonces cuando se construye el claustro y su puerta de acceso desde la iglesia. En el siglo XVII se construyó otro claustro, el llamado nuevo, y la torre.


La iglesia, construida en el siglo XII sobre otra anterior, es de cabecera románica y cuerpo cisterciense. Con planta en cruz latina tiene tres naves de tres tramos (los de la central cuadrados), siendo la central de doble anchura que las laterales, y un ábside triple semicircular. Las obras de este templo se debieron prolongar hasta entrado el siglo XIII lo que explica la influencia cistercienses inspirada en Santo Domingo de la Calzada en La Rioja.

Los pilares son cruciformes de gran tamaño, de orden gigante, con medias columnas adosadas en el frente los lados que reciben por medio de capiteles de estilo cistercienses los arcos, que sustentan las bóvedas de crucería que en sus claves se adornan con medallones, son ovijales y se apoyan en pilares cruciformes que en sus frentes tiene pares de medias columnas. La nave central se apoya en grandes columnas normales que reciben directamente los arcos. Al pie de la nave central se presentan tribunas bajo arcos apuntados en cuyos muros se abren óculos en pareja.


En el crucero, que mantiene la altura de la nave central, los nervios que mantienen la bóveda se apoyan sobre ménsulas que se adornan con cabezas y motivos vegetales. Se cubre con una cúpula de media naranja que sustituyó al cimborrio original a finales del siglo XVI o principios del XVII. De este quedan los capiteles que lo sustentaban, uno en cada ángulo. estos capiteles están enmarcados por dos cabezas, una arriba y otra abajo, sobre las que se apoyan sendas figuras que simbolizan a los cuatro evangelistas. Bajo de ellas están las columnas que lo sustentan sobre pedestales prismáticos y base circular.


El ábside, conformado por tres tramos semicirculares, en correspondencia con las naves, están cubiertos, los laterales, por bovedilla de un cuarto de esfera, mientras que el central tiene una bóveda de cañón que finaliza en bóveda de horno. El tramo central destaca por su ornamento, los capiteles son relevantes con motivos historiados. El ingreso se realiza por un arco del triunfo doble que descarga en columnas únicas de orden gigante, más delgadas que las de las naves. Unas impostas ornamentadas con diferentes motivos (tacos, vegetales en círculos y puntas de diamante) dividen el lienzo semicircular del tramo central del ábside en tres subtramos. Estas impostas siguen por los brazos del crucero. En el subtramo superior se alternan arquillos de medio punto ciegos con óculos, en el medio son arcos de medio punto que tienen tres arquivoltas que se apoyan en capiteles historiados que se apoyan en pilastras en los laterales y columnas en la parte central, hay tres ventanas abocinadas entre arcos ciegos. El subtramo inferior es liso con una hornacina.


Los ábsides laterales, más simples, tienen ventanas abocinadas de medio punto. Los capiteles están ornamentados con motivos vegetales e historiados. En las naves laterales se ubican ventanas apuntadas que iluminan el templo. En el crucero, en el lado este, hay un rosetón y frente a él una ventana en arco de medio punto.

Posee dos portadas románicas en las que se exponen motivos historiados. La puerta que comunica el templo con el claustro, llamada puerta Preciosa, está decorada con imágenes del Salvador y de la Virgen María.

martes, 25 de noviembre de 2014

Monasterio de Santa Catalina del Sinaí

 

De una maravillosa manera, desde los primeros tiempos cristianos hasta nuestros días, la oración y la dedicación espiritual han perdurado en el Sinaí sin interrupciones. Esto le da un aura especial al monasterio, y justifica su importancia como destino de peregrinos comparable en importancia con Jerusalén y la Tierra Santa. 


Pero la tradición Sinaí no se limita a la oración y dedicación espiritual de los monjes, ni lo hace constituir un refugio espiritual sólo para el mundo cristiano. También ha ganado el respeto de los judíos y musulmanes . La tradición del Sinaí se basa en la herencia cristiana temprana que busca la unión con el Dios Trino, sin que al mismo tiempo perder la singularidad de cada persona individual. Oración y dedicación espiritual no están dirigidas únicamente a la purificación de la persona, sino que invocan la bendición de todos los pueblos en todas partes. La tradición monástica ortodoxa del Sinaí ha promovido el cultivo de la libertad personal, la moralidad y el amor, sin ningún egoísmo o la hipocresía, y por lo tanto considera a cada individuo como creado a imagen de Dios. Fue en este desierto que Dios se manifestó, y reveló su nombre. 


El monasterio del Sinaí ofrece acogida a todos los que vienen como peregrinos, en busca de consuelo espiritual y el aumento de la fe. El patrimonio del monasterio es respetado no sólo en todo el mundo cristiano, sino también en todo el mundo musulmán también. San Juan Clímaco, abad de Sinaí en el siglo VII, ha grabado con la visión espiritual de todos los pasos que conducen a la perfección espiritual. El venerable Simeón Pentaglossos, a principios del siglo XI, llevó reliquias de Santa Catalina a Occidente, y ha sido el propio venerado como un santo. Nilus, Anastasio, Anastasio, Filoteo, Hesiquio, a través de sus escritos ascéticos y teológicos, han mostrado el camino a la santificación espiritual, mientras que Gregorio de Sinaí se convirtió en el gran exponente de la oración noética en Bizancio, y transmite estas tradiciones de los pueblos eslavos.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Panteón de los Reyes de San Isidoro de León

Visitamos hoy el Panteón de los Reyes de la Basílica de San Isidoro de León. Se trata del lugar de enterramiento de varios reyes de León, a la entrada de la basílica de san Isidoro, que atesora una impresionante colección de pinturas murales y esculturas románicas. El reportaje está hecho por Javier Domingo, y es muy interesante.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Catedral de San Esteban de Bourges


Hemos contemplados en las Imágenes Sagradas la fachada del Juicio Final de la Catedral de Bourges. Por eso, vamos a conocer un poco más en profundidad la catedral de esta diócesis, situada en el centro de Francia, que pasa por ser una de sus más primitivas comunidades cristianas.

En 1195, Henri de Sully, arzobispo de Bourges, hermano de Eudes de Sully, obispo de París, hizo una donación al capítulo de la catedral de Bourges. Esta donación constituiría el punto de partida para la construcción de una nueva catedral en Bourges que sustituiría a la antigua catedral románica erigida en los siglos XI y XII que se había quedado demasiado pequeña. No se tienen datos concretos de dicha catedral románica, únicamente se tiene constancia de que, en ese lugar, existió un centro de culto cristiano que databa del siglo III cuando la ciudad romana de Avaricum protegía a la primera comunidad cristiana de la Galia. En el mismo lugar en el que actualmente se encuentra la catedral se construyeron, sucesivamente, cuatro edificios: dos criptas monumentales fueron erigidas por Saint Ursin en el siglo III; otra por el arzobispo Saint Palais en el siglo IV, y otra por el arzobispo Raoul de Turenne en el siglo IX. Gozlin, arzobispo de sangre real (hermano de Roberto el Piadoso) fue el constructor de la primera catedral románica a principios del siglo XI.

Bourges, ciudad real desde 1100, estaba situada, en aquella época, al límite sur del dominio real, a muy pocas leguas de la Aquitania, posesión inglesa por aquel entonces. Por otra parte, el arzobispo de Bourges ostentaba el título de Primado de Aquitania, por lo que su autoridad, en ocasiones puesta en duda, se extendía hasta Burdeos.


La nueva catedral fue el primer edificio gótico que se construyó al sur de las tierras del Loira siendo su trascendencia sumamente importante tanto para el prestigio del rey de Francia como para el del propio arzobispo. Insignia del dominio de los Capetos en el mediodía de Francia, la catedral de Saint-Étienne de Bourges tenía que ser única en su concepción. Fue entonces cuando se decidió llevar a cabo la construcción de un edificio de gran envergadura comparable a Notre-Dame de París, en la que se incluyeron algunas innovaciones.

Para conseguir esto, fue preciso construirla fuera de las viejas murallas que rodeaban el recinto galo-romano extendiéndose hasta las fosas. Para salvar el desnivel existente fue preciso construir un basamento que anticipaba, exactamente, el plano de la cabecera. Es la denominada iglesia baja y a la que, equivocadamente, se le llama la cripta.


En 1195 se empezó la construcción de la catedral, y en 1214 la mitad del edificio estaba casi acabado (un poco más del coro actual). El diseño de la nueva catedral era sencillo, pero muy armonioso. Se trata de una forma de basílica con diferentes capillas que rodean la nave central. Lo que la convierte en un edificio destacable es la perspectiva de los muros laterales y la unidad del espacio interior. En un principio, el arzobispo Henri de Sully pareció haberse inspirado en los planos de Notre-Dame de París; pero, al morir éste en 1199, su sucesor, el arzobispo Guillaume de Dangeon, antiguo abad cisterciense, se implicó de manera importante en el desarrollo de la cantería y en la definición del programa iconográfico. El fallecimiento de Guillaume en 1209 seguido casi de inmediato por su canonización, provocó una afluencia de donaciones procedentes tanto de los feligreses como de los peregrinos.

Tras una interrupción de unos doce años, en 1225 se reemprendió la segunda parte de la construcción (la parte principal de la nave y la fachada occidental), trabajos que prosiguieron hasta 1230, año en el que se dio por terminada la obra principal. Después, los trabajos de la fachada fueron efectuados con más lentitud. En 1313 fue preciso apuntalar la torre sur, en la que habían aparecido algunas fisuras, implantando en ella un enorme pilar de seguridad. Debido a la inseguridad de la torre, resultó imposible el incorporar, a la misma, el campanario, lo que motivó que ésta fuera conocida como la torre sorda. Se prosiguieron los trabajos de consolidación de la fachada y de la torre norte que, en el momento de la consagración de la catedral el 13 de mayo de 1324 estaba sin acabar.

Cuando a finales del siglo XV se inició la reconstrucción de la torre norte que se había desplomado en 1506, ésta se hizo en armonía con la fachada gótica, aunque se incorporaron algunos elementos decorativos renacentistas. Es conocida como la torre de mantequilla ya que la misma fue financiada, en parte, por las sumas aportadas por los feligreses que fueron dispensados del ayuno perceptivo durante la Cuaresma. Durante las guerras de religión, en 1562, Bourges fue dominada por los protestantes y las esculturas de la catedral quedaron gravemente dañadas.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Iglesia de Santa Cecilia in Trastevere


El año pasado publicamos una entrada sobre la Iglesia de Santa Cecilia in Trastevere. Este año, visitamos de nuevo a través de un montaje, con imágenes del templo y el Gloria de la Misa de Pascua, cantado por el Coro de Monjas de Santa Cecilia de Solesmes.

viernes, 21 de noviembre de 2014

La Nueva Iglesia de la Madre de Dios


En este día, en que se recuerda la Dedicación, el año 543, de la iglesia de Santa María la Nueva, construida cerca del templo de Jerusalén, celebramos, junto con los cristianos de la Iglesia oriental, la "dedicación" que María hizo de sí misma a Dios, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada. Según la tradición, sus padres llevaron a la Virgen María al Templo a la edad de tres años para que formase parte de las doncellas que allí eran consagradas a Dios e instruidas en la piedad.

Como fiesta litúrgica ya se celebraba en el siglo VI en el Oriente. En el 1372, el Papa Gregorio XI, informado por el canciller de la corte de Chipre sobre la gran celebración que en Grecia se hacía para esta fiesta el 21 de noviembre, la introdujo en Aviñón. Sixto V promulgó la fiesta para la Iglesia universal.

Excavaciones en la Nueva Iglesia de la Madre de Dios

La Nueva Iglesia de la Madre de Dios o Nea Ekklesia de Theotokos o Iglesia Nea fue una iglesia bizantina erigida por el emperador bizantino Justiniano I (527-565) en Jerusalén. La iglesia fue terminada en el año 543 y destruida por un terremoto en el 746. Dos relatos contemporáneos que sobreviven describen la construcción de la Nea, pero el autor tiene mucho que decir acerca de la forma y organización del conjunto de la iglesia. Cirilo de Escitópolis, un monje cristiano que vivió entre el 525 y 558, registra que la iglesia fue iniciada por el Patriarca Elías, pero este la dejó sin terminar hasta que Justiniano asignó fondos para su realización a instancias de San Sabas en 531.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Fachada de la Iglesia de Santiago de Carrión de los Condes


Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante él; teman cítaras y copas de oro llenas de perfume –son las oraciones de los santos–. Y entonaron un cántico nuevo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra.»

La primera lectura de la Misa, tomada del Apocalipsis, cuadra perfectamente con el conjunto escultórico de la fachada de la iglesia de Santiago de Carrión, cuyo Pantocrátor hemos contemplado en la sección de imágenes sagradas. El siguiente reportaje de Arte e Historia nos describe acertadamente dicha obra maestra del arte románico.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

El actual Monasterio de Hefta

El Monasterio de Helfta, donde se desarrollaron las extraordinarias vidas espirituales de las santas Gertrudis de Hackeborn (1232–1291), Matilde de Magdeburgo (1207–1284/92) y Gertrudis de Helfta (1256–1301/02), fue destruido por la Reforma Protestante. Además, el cristianismo del lugar sufrió la dura persecución comunista acaecida después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. Una nueva comunidad decidió, posteriormente, venir a este territorio, que los alemanes denominan de diáspora, dada la escasa proporción de católicos. La iglesia que vemos es el templo del actual monasterio. En este lugar, queremos seguir recordando la magistral catequesis del papa Benedicto, que hemos comenzado a leer en la sección de Imágenes Sagradas.

Matilde nació en 1241 o 1242, en el castillo de Helfta; era la tercera hija del barón. A los siete años, con la madre, visitó a su hermana Gertrudis en el monasterio de Rodersdorf. Se sintió tan fascinada por ese ambiente, que deseó ardientemente formar parte de él. Ingresó como educanda, y en 1258 se convirtió en monja en el convento que, mientras tanto, se había mudado a Helfta, en la finca de los Hackeborn. Se distinguió por la humildad, el fervor, la amabilidad, la limpidez y la inocencia de su vida, la familiaridad y la intensidad con que vive su relación con Dios, la Virgen y los santos. Estaba dotada de elevadas cualidades naturales y espirituales, como «la ciencia, la inteligencia, el conocimiento de las letras humanas y la voz de una maravillosa suavidad: todo la hacía apta para ser un verdadero tesoro para el monasterio bajo todos los aspectos» (ib., Proemio). Así, «el ruiseñor de Dios» —como se la llama—, siendo muy joven todavía, se convirtió en directora de la escuela del monasterio, directora del coro y maestra de novicias, servicios que desempeñó con talento e infatigable celo, no sólo en beneficio de las monjas sino también de todo aquel que deseaba recurrir a su sabiduría y bondad.

Iluminada por el don divino de la contemplación mística, Matilde compuso numerosas plegarias. Fue maestra de doctrina fiel y de gran humildad, consejera, consoladora y guía en el discernimiento: «Ella enseñaba —se lee— la doctrina con tanta abundancia como jamás se había visto en el monasterio, y ¡ay!, tenemos gran temor de que no se verá nunca más algo semejante. Las monjas se reunían en torno a ella para escuchar la Palabra de Dios como alrededor de un predicador. Era el refugio y la consoladora de todos, y tenía, por don singular de Dios, la gracia de revelar libremente los secretos del corazón de cada uno. Muchas personas, no sólo en el monasterio sino también extraños, religiosos y seglares, llegados desde lejos, testimoniaban que esta santa virgen los había liberado de sus penas y que jamás habían experimentado tanto consuelo como cuando estaban junto a ella. Además, compuso y enseñó tantas plegarias que, si se recopilaran, excederían el volumen de un salterio» (ib., VI, 1).

En 1261 llegó al convento una niña de cinco años, de nombre Gertrudis; se la encomendaron a Matilde, apenas veinteañera, que la educó y la guió en la vida espiritual hasta hacer de ella no sólo una discípula excelente sino también su confidente. En 1271 ó 1272 también ingresó en el monasterio Matilde de Magdeburgo. Así, el lugar acogía a cuatro grandes mujeres —dos Gertrudis y dos Matilde—, gloria del monaquismo germánico. Durante su larga vida pasada en el monasterio, Matilde soportó continuos e intensos sufrimientos, a los que sumaba las durísimas penitencias elegidas por la conversión de los pecadores. De este modo, participó en la pasión del Señor hasta el final de su vida (cf. ib., vi, 2). La oración y la contemplación fueron el humus vital de su existencia: las revelaciones, sus enseñanzas, su servicio al prójimo y su camino en la fe y en el amor tienen aquí sus raíces y su contexto. En el primer libro de la obra Liber specialis gratiae, las redactoras recogen las confidencias de Matilde articuladas a lo largo de las fiestas del Señor, de los santos y, de modo especial, de la bienaventurada Virgen. Es impresionante la capacidad que tiene esta santa de vivir la liturgia en sus varios componentes, incluso en los más simples, llevándola a la vida cotidiana monástica. Algunas imágenes, expresiones y aplicaciones a veces resultan ajenas a nuestra sensibilidad, pero, si se considera la vida monástica y su tarea de maestra y directora del coro, se capta su singular capacidad de educadora y formadora, que ayuda a sus hermanas de comunidad a vivir intensamente, partiendo de la liturgia, cada momento de la vida monástica.

martes, 18 de noviembre de 2014

Altares de San Pablo y San Pedro


En espíritu orante, peregrinos hoy hasta los altares mayores de las basílicas de los apóstoles san Pedro y san Pablo. Ambos están cubiertos por sendos baldaquinos, que simbolizan la presencia del Espíritu Santo sobre dichos altares, levantados sobre las sagradas tumbas de los apóstoles, en los que el Santo Padre celebra de forma solemne el Santo Sacrificio de la Misa.


Bajo sendos altares, se encuentran las humildes y sencillas tumbas de dos personas que, en su día, no sólo fueron insignificantes a los los de los hombres, sino que fueron ejecutados como criminales por las autoridades romanas, por dar testimonio de la Resurrección del Señor Jesús. Con el tiempo, la magnificencia de estos lugares pretende expresar una gloria que supera toda dimensión humana, para elevarse a lo alto, hacia el cielo.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Monasterio de Santa María de Helfta en Eisleben (Alemania)


El año pasado visitamos, en la memoria de santa Gertrudis, el nuevo monasterio de Santa María de Hefta, ligado al recuerdo de la santa, y que ha renacido en lo que se conoce en Alemania como la Diáspora, es decir, territorios de la antigua República Democrática alemana, en los que el comunismo casi consiguió borrar toda huella del cristianismo.

Este año visitamos el mismo lugar, a través de un reportaje que combina escenas de un oficio litúrgico de la comunidad de monjas cistercienses, con imágenes del proceso de restauración del Monasterio.

sábado, 15 de noviembre de 2014

San Alberto y la Iglesia de San Andrés de Colonia

Recordamos hoy la santidad de san Alberto Magno, nacido en Alemania a comienzos del siglo XIII. Ingresó en la recién fundada Orden de Predicadores, los dominicos, dedicándose fundamentalemtne al estudio. Fue profesor en la Universidad de París, e influyó en la formación de santo Tomás de Aquino. Acerca de sus últimos años de vida, dice el papa Benedicto XVI:

En los años 1263 y 1264 Alberto predicó en Alemania y en Bohemia, por voluntad del Papa Urbano IV y regresó después a Colonia, donde retomó su misión de docente, estudioso y escritor. Al ser un hombre de oración, de ciencia y de caridad, gozaba de gran autoridad en sus intervenciones, en varias vicisitudes de la Iglesia y de la sociedad de la época: fue sobre todo un hombre de reconciliación y de paz en Colonia, donde el arzobispo había entrado en dura contraposición con las instituciones ciudadanas; se prodigó durante los trabajos del II concilio de Lyon, en 1274, convocado por el Papa Gregorio X para favorecer la unión entre la Iglesia latina y la griega, después de la separación del gran cisma de Oriente de 1054; aclaró el pensamiento de santo Tomás de Aquino, que había sido objeto de objeciones e incluso de condenas completamente injustificadas. Murió en la celda de su convento de la Santa Cruz en Colonia en 1280, y muy pronto fue venerado por sus hermanos dominicos. La Iglesia lo propuso al culto de los fieles con la beatificación, en 1622, y con la canonización, en 1931, cuando el Papa Pío XI lo proclamó Doctor de la Iglesia.


Fue enterrado y hasta hoy es venerado en la Iglesia de San Andrés de Colonia. La construcción de la iglesia conventual de canónigos, que lleva el título de San Andrés, fue iniciada por el arzobispo Bruno, hermano del emperador Otto I (el Grande), en la segunda mitad del siglo 10 (en el mismo sitio ya había existido un templo del siglo anterior, dedicado a San Mateo). Se le aplicó el estilo románico temprano. Tuvo una cripta cuyos restos se han conservado en la cripta actual. La iglesia fue consagrada por el arzobispo Gero, el 3 de mayo de 974.


Alrededor del año 1200 se comenzó con la construcción de la iglesia actual, en estilo románico tardío, como basílica de tres naves y las respectivas columnas, con una fachada al oeste, una nave transversal, una torre sobre el cruce de naves y un coro largo al este. El actual vestíbulo de entrada era parte del claustro conventual. La iglesia, en esta época, pasó a ser el templo conventual de los dominicos de Colonia.


En el lado norte hubo un atrio de entrada que más tarde se convirtió en sacristía. El respectivo portal lleva dos figuras de leones en estilo románico. En el siglo 14 se ensancharon las naves laterales, agregándoles capillas. En el siglo 15, el original coro románico de los canónigos fue sustituído por un nuevo coro al estilo gótico. En esta oportunidad se tapó la cripta.


San Andrés cuenta con un número considerable de frescos que se han conservado sólo parcialmente, por ejemplo en las capillas laterales.


Es uno de los restos más antiguos de la iglesia. La cripta fue tapada en el siglo 15 y redescubierta en 1953. Su remodelación obedece al estilo de los años 50. La parte baja con la tumba de San Alberto nos da una idea cómo habrá sido originalmente. La cripta contiene un sarcófago romano (siglo 3 a.C.) con los restos mortales del San Alberto (1200-1280). El 15 de noviembre de 1980, el papa Juan Pablo II, en ocasión de su primera peregrinación oficial a Alemania, visitó esta iglesia y la tumba del Santo - a los 700 años de su muerte. En la pared se encuentran inscripciones que conmemoran tanto a San Alberto como también el mencionado hecho histórico.


viernes, 14 de noviembre de 2014

Mausoleo de Noé


En los confines del Cáucaso, entre Georgia y Turquía, se encuentra una región llamada Najicheván, región autónoma del estado de Azerbajan, nacido después de la desintegración del antiguo Imperio Ruso. Allí, en aquella región que acogió el cristianismo en una época tan remota, se conserva la memoria de la sepultura de Noé.



El Mausoleo de Noé es un mausoleo en el territorio de Kohna-gala ("Fortaleza vieja") en la parte sur de Najicheván, Azerbaiyán. La arquitectura de la construcción está fechada en el siglo octavo. De acuerdo con Brockhaus y el Diccionario Enciclopédico Efron algunos historiadores persas datan la construcción del mausoleo en el 1539 antes de Cristo.


El mausoleo fue restaurado en 2006. La tumba consiste en restos de la planta baja de un antiguo templo. Hay una escalera que conduce a una cámara funeraria. Hay una columna de piedra en el centro de la bóveda. Según la leyenda, "las reliquias de Noé" están en esta columna. Un retrato que describe el mausoleo de Noé hace 100 años a partir de ahora fue pintado por Bahruz Kangarli y se guarda en el Museo nacional de arte de Azerbaiyán.