Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Así le dice Jesús a Nicodemo, refiriéndose al agua del bautismo, en el que el Espíritu Santo nos engendra a la nueva vida de los hijos de Dios.
El agua es fuente de vida. Allí donde discurre genera vida, y convierte el desierto en oasis. Así lo comprueban los peregrinos a Santiago, que atraviesan la árida meseta castellana, pero que de vez en cuando se encuentran con ríos que transforman lo árido en lugares llenos de vida. La fotografía, tomada por Víctor Nuño, muestra uno de esos lugares: el puente sobre el río Órbigo, en la diócesis de León.
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