La mirada de la comunidad católica se dirige hoy hacia la Plaza de san Pedro, lugar donde el papa Francisco, en presencia del papa emérito Benedicto y de una inmensa multitud de creyentes, canoniza a los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.
Fueron los papas que, en gran medida, han configurado la Iglesia de nuestro tiempo: uno inició el Concilio Vaticano II, y el otro guió a esta Iglesia renovada hacia los nuevos tiempos, cuya velocidad de cambio se ha elevado de tal manera, que sólo la acción del Espíritu Santo en sus siervos ha hecho pensable una evolución adecuada en la vida de la Iglesia, por más tensiones que se hayan podido crear.
Que el Señor nos conceda la intercesión de tan grandes santos, y que el Espíritu Santo nos siga guiando por los nuevos tiempos.
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