miércoles, 4 de octubre de 2017

San Francisco y la Porciuncula


Según una leyenda, cuya existencia se puede seguir con certeza sólo hasta 1645, la pequeña capilla de la Porciúncula fue erigida con el papa Liberio (352-66) por los eremitas del valle de Josafat, quienes habrían llevado al lugar reliquias de la tumba de la Virgen. La misma leyenda relata que la capilla pasó a poder de san Benito en 516. Se conoció como Nuestra Señora del Valle de Josefat o de los Ángeles, refiriéndose esta segunda advocación, según algunos, a la Asunción de la Virgen a los cielos acompañada por ángeles; según otra opinión, se atribuye el nombre al canto de los ángeles que allí se escuchó con frecuencia.


Esta pequeña iglesia fue entregada, alrededor del año 1208 a san Francisco por el abad de san Benito de monte Subasio, con la condición de hacer de ella la iglesia madre de su familia religiosa. Estaba en malas condiciones, abandonada en un bosque de robles. La restauró con sus propias manos. En esta iglesia, el 24 de febrero de 1208, san Francisco oyó la llamada de Jesús para que eligiera una vida de absoluta pobreza.


Esta pequeña iglesia se convirtió en el hogar de san Francisco y pronto de sus primeros discípulos. En esta iglesia san Francisco fundó la orden de hermanos menores y desde ese momento nunca la han abandonado los frailes. El domingo de ramos de 1211 san Francisco recibió en esta iglesia a Clara de Asís y la dedicó al Señor. Los capítulos generales, las reuniones anuales de los frailes, se celebraban en esta iglesia normalmente en Pentecostés, que cae en mayo o junio.


Sintiendo que se acercaba su final, san Francisco regresó a la Porciúncula en septiembre de 1226. En su lecho de muerte, san Francisco recomendó la capilla a la leal protección y cuidado de sus hermanos. Murió en el ocaso del sábado, 3 de octubre de 1226. Después de la muerte de san Francisco, el valor espiritual y carisma de la Porciúncula se hizo aun mayor. El propio san Francisco había indicado que la Porciúncula fue la fuente original de inspiración y el modelo para todos sus seguidores.

martes, 3 de octubre de 2017

La vida en el monasterio de Leyre

En el recuerdo del santo Abad Virila de Leyre, visitamos hoy la venerable abadía navarra, por medio de un reportaje de la Televisión Española.

domingo, 1 de octubre de 2017

La Basílica de Santa Teresita en Liseux


La idea de erigir una basílica en Lisieux en honor de Santa Teresita, que había sido canonizada en 1925, encontró oposición en el clero local. La ciudad poseía numerosos edificios religiosos. Además, se pensaba que el culto a Teresa, favorecido por la devoción de los soldados franceses durante la guerra de 1914-1918, no duraría mucho tiempo.

Estas objecciones no influyeron en el obispo Mons. Lemonnier que, en 1925, encargó a un arquitecto de París un anteproyecto. El edificio propuesto suscitó numerosas críticas. Una de ellas que era de pequeñas proporciones. Para la Santa más amada del mundo se quería la basílica más hermosa posible. Se pidió entonces un nuevo proyecto a un arquitecto del norte de Francia de fama internacional, al Sr. Luis María Cordonnier.


El Papa Pío XI, que había canonizado a Teresa el 17 de mayo de 1925 y la consideraba la Estrella de su pontificado, deseaba vivamente la construcción en Lisieux de un Santuario. El deseo del Papa redujo las oposiciones locales y el 21 de septiembre de 1927, Mons. Lemonnier aprobó el proyecto de Cordonnier. Mons. Suhard, que sucedió a Mons. Lemonnier algunos meses más tarde, confirmó la decisión de su predecesor y los primeros trabajos comenzaron en 1929 .

El 30 de septiembre de 1929, las obras habían avanzado mucho y se coloca la primera piedra. Desde entonces la Basílica se construyó a un ritmo acelerado. En noviembre de 1929, Pío XI le hizo saber a Mons. Suhard « que la Basílica se hiciese muy grande, muy bella y lo más rápidamente posible ».

El 11 de junio de 1937, al término del undécimo Congreso Eucarístico Nacional, el cardenal Pacelli, futuro Papa Pío XII, bendijo solemnemente la Basílica.


Los bombardeos de junio de 1944, la afectaron poco y los trabajos de conclusión (vidrieras y mosaicos) continuaron hasta el 11 de julio de 1954, fecha en la cual tuvo lugar la consagración del Santuario por Mons. Martin, arzobispo de Rouen, bajo la presidencia del cardenal Feltin, delegado del Papa.