viernes, 12 de agosto de 2016

Hasta Septiembre, si Dios quiere


Querido hermanos

Hacemos un alto en el Oratorio Monástico, este rincón de espiritualidad monástica para alabanza del Padre todopoderoso, del Verbo eterno, nuestro Señor Jesucristo, y del Espíritu Santo, nuestro único y trino Dios. Muchas gracias por vuestra atención, vuestros comentarios, vuestro aliento y, sobre todo, vuestra oración. En Septiembre, si Dios, quiere, nos volveremos a ver. Que el Señor os guarde y os bendiga.

Gloria al Padre,
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

miércoles, 10 de agosto de 2016

San Lorenzo del Escorial

El día de san Lorenzo del año 1557 tuvo lugar la batalla de san Quintín entre los reinos de Francia y España. el rey Felipe II, en agradecimiento por la decisiva victoria obtenida, dispuso la construcción de un monasterio en las cercanías de Madrid, al pie de la sierra. Será el célebre Monasterio de San Lorenzo del Escorial, ocupado por los monjes jerónimos hasta la Desamortización, y desde entonces por los frailes agustinos.

martes, 9 de agosto de 2016

Auschwitz

Puede resultar extraño que uno de los lugares malditos de la geografía europea a causa del horrendo genocidio allí conocido lo consideremos como lugar santo. Pero no podemos dejar de hacerlo en la fiesta de santa Teresa Benedicta de la Cruz. No solo millones de judíos, sino también infinidad de católicos dieron allí testimonio de Cristo y perecieron víctimas de un régimen político enemigo de Dios y de los hombres. Al igual que el Coliseo de Roma, Auschwitz es el lugar del martirio de infinidad de santos. La horrible maldad del hombre y su indescriptible crueldad no son capaces de oscurecer la luz de la fe, que en los santos mártires creemos que triunfa por encima del mal. Allí estuvo, en todas las víctimas allí asesinadas, Cristo crucificado. Llenos de fe confiamos en el poder de la Resurrección del Señor. Sólo su amor es capaz de vencer el poder del mal, con tanta violencia allí desatado.

lunes, 8 de agosto de 2016

Benedicto XVI. Santo Domingo de Guzmán

Caleruega. Casa natal de santo Domingo

La Iglesia celebra hoy la memoria de santo Domingo de Guzmán, sacerdote y fundador de la Orden de Predicadores, llamados dominicos. En una catequesis anterior ya ilustré esta insigne figura y la contribución fundamental que aportó a la renovación de la Iglesia de su tiempo. Hoy, quiero poner de relieve un aspecto esencial de su espiritualidad: su vida de oración. Santo Domingo fue un hombre de oración. Enamorado de Dios, no tuvo otra aspiración que la salvación de las almas, especialmente de las que habían caído en las redes de las herejías de su tiempo; imitador de Cristo, encarnó radicalmente los tres consejos evangélicos uniendo a la proclamación de la Palabra el testimonio de una vida pobre; bajo la guía del Espíritu Santo progresó en el camino de la perfección cristiana. En todo momento la oración fue la fuerza que renovó e hizo cada vez más fecundas sus obras apostólicas.

El beato Jordán de Sajonia, fallecido en 1237, su sucesor en el gobierno de la Orden, escribió: «Durante el día nadie se mostraba más sociable que él... Viceversa, de noche, nadie era más asiduo que él en velar en oración. El día lo dedicaba al prójimo, pero la noche la entregaba a Dios» (P. Filippini, Santo Domingo visto por sus contemporáneos, Bolonia 1982, p. 133). En santo Domingo podemos ver un ejemplo de integración armoniosa entre contemplación de los misterios divinos y actividad apostólica. Según los testimonios de las personas más cercanas a él, «hablaba siempre con Dios o de Dios». Esta observación indica su comunión profunda con el Señor y, al mismo tiempo, el compromiso constante de llevar a los demás a esta comunión con Dios. No dejó escritos sobre la oración, pero la tradición dominicana recogió y transmitió su experiencia viva en una obra titulada: Los nueve modos de orar de santo Domingo. Este libro, compuesto entre 1260 y 1288 por un fraile dominico, nos ayuda a comprender algo de la vida interior del Santo y nos ayuda también a nosotros, con todas las diferencias, a aprender algo sobre cómo rezar.

Basílica de Santo Domingo de Bolonia. Tumba del Santo

Son, por tanto, nueve los modos de orar según santo Domingo, y cada uno de estos, que realizaba siempre ante Jesús crucificado, expresa una actitud corporal y una espiritual que, íntimamente compenetradas, favorecen el recogimiento y el fervor. Los primeros siete modos siguen una línea ascendente, como pasos de un camino, hacia la comunión con Dios, con la Trinidad: santo Domingo reza de pie inclinado para expresar humildad, postrado en tierra para pedir perdón por los propios pecados, de rodillas haciendo penitencia para participar en los sufrimientos del Señor, con los brazos abiertos mirando fijamente al Crucificado para contemplar al Sumo Amor, con la mirada hacia el cielo sintiéndose atraído al mundo de Dios. Por lo tanto, son tres modos: de pie, de rodillas y postrado en tierra; pero siempre con la mirada dirigida al Señor crucificado. Los dos últimos modos, sobre los que quiero reflexionar brevemente, corresponden, en cambio, a dos prácticas de piedad vividas habitualmente por el Santo. Ante todo, la meditación personal, donde la oración adquiere una dimensión aún más íntima, fervorosa y tranquilizadora. Al final del rezo de la Liturgia de las Horas, y después de la celebración de la misa, santo Domingo prolongaba el coloquio con Dios, sin ponerse límites de tiempo. Sentado tranquilamente, se recogía en sí mismo en actitud de escucha, leyendo un libro o fijando la mirada en el Crucificado. Vivía tan intensamente estos momentos de relación con Dios que también exteriormente se podían percibir sus reacciones de alegría o de llanto. Por tanto, asimiló en sí, meditando, las realidades de la fe. Los testigos cuentan que, a veces, entraba en una especie de éxtasis con el rostro transfigurado, pero inmediatamente después retomaba humildemente sus actividades cotidianas con la nueva fuerza que viene de lo Alto. Luego, la oración durante los viajes entre un convento y otro; recitaba con los compañeros las Laudes, la Hora media y las Vísperas y, atravesando los valles o las colinas, contemplaba la belleza de la creación. Entonces brotaba de su corazón un canto de alabanza y de acción de gracias a Dios por tantos dones, sobre todo por la maravilla más grande: la redención realizada por Cristo.

Benedicto XVI
Audiencia General. Castelgandolfo. Miércoles 8 de agosto de 2012

viernes, 5 de agosto de 2016

Santa María la Mayor


Celebramos hoy la memoria de Santa Maria la MayorLa basílica fue construida en el Esquilino, por el papa Liberio, tras la caída de nieve en el mes de agosto del año 352. El  lugar es debido a una aparición de la Virgen María ante un patricio local y su esposa. Según la tradición, el perfil de la iglesia fue dibujado en el suelo por la milagrosa nevada que ocurrió el 5 de agosto de 352 en lo alto de la colina del Esquilino. 

Por encima de ésta primera basílica , el Papa Sixto III construiría el actual. Las excavaciones han confirmado la existencia de una basílica liberiana, pero solo en la de Sixto III (432-440), como se muestra en el arco interior. Se podría pensar que el Papa Liberio había comenzado y el Papa Sixto, un año después tras el Concilio de Éfeso que proclamó el título legítimo de la "Theotokos",  Madre de Dios, había realizado la basílica como un "monumento" a la maternidad divina de María. Es ésta es la más grande del mundo dedicada a la Virgen.

De hecho, la Virgen o el icono de ésta bajo la advocación de  "nuestra salud"  y atribuida al mismo San Lucas, es la que acoge  en la maravillosa capilla Borgese al peregrino que viene a implorar su proteccion como la salud del pueblo romano .


El Fiat, hágase, de la Virgen es en este templo una apoteosis admirable que está vinculado directamente a los acontecimientos que la llevaron a convertirse en la Madre del Salvador y Redentor de la humanidad. 

Se puede también admirar los restos del pesebre santo en Belén, donde fue acostado el Salvador del mundo, situado en la cripta bajo el altar mayor y  tan bellamente complementada por Virginio Vespignani.


Este templo nos deja imbuidos de belleza y de un inigualable y elocuente  amor materno, que siempre otorga la tierna imagen de Madre, la que acompañamos estos días junto a su sufrimiento por el dolor de ver crucificado a su hijo, nuestro Salvador..

jueves, 4 de agosto de 2016

Ars. San Juan María Vianney

Al recordar hoy a san Juan María de Vianney, no podemos dejar de dirigir nuestra mirada a uno de los nuevos santuarios de peregrinación cristianos: el de su parroquia, en el pueblecito de Ars. San Juan María de Vianney fue un sacerdote, a simple vista, de vida sencilla y austera. En el fondo, latía una profunda vida espiritual y un incansable celo por la salvación de las almas. La profundidad de su oración fue lo que consiguió hacer de aquel humilde sacerdote un gran apóstol de Cristo. Desde entonces, Ars se convirtió en un lugar de peregrinación, de penitencia y de conversión. Lo visitamos en el siguiente reportaje.

miércoles, 3 de agosto de 2016

San Martín de Frómista

El Camino de Santiago ofrece a los peregrinos poder visitar muchos lugares santos, en los que Dios ha sido alabado por generaciones de creyentes, en busca de la Ciudad Santa. Uno de ellos es el templo de san Martín de Frómista, en la diócesis de Palencia. Este templo es, además, una de las más bellas muestras del arte románico.

martes, 2 de agosto de 2016

Abadía de Wiblingen


 La abadía de Wiblingen se fundó en 1093 por los condes Hartmann y Otto von Kirchberg. Los condes ofrecieron a los monjes de la abadía de San Blas en la Selva Negra tierras cerca del río Iller, que los monjes usaron para fundar una institución filial. En 1099 se consagraron los primeros edificios. El primer abad fue Werner von Ellerbach. En el mismo año, los condes fundadores ofrecieron a la abadía una astilla de la Vera Cruz que habían adquirido durante su participación en la Primera Cruzada.

Durante la Alta Edad Media y también en la Baja Edad Media, la abadía de Wiblingen fue famosa por su erudición y su educación así como por ser un lugar de ejemplar disciplina monástica debido a su estricta adhesión a la regla de San Benito.


Durante la guerra de los treinta años la abadía sufrió repetidamente por los desastres de la guerra. A iniciativa del abad Johannes Schlegel la reliquia con la Vera Cruz fue escondida para protegerla del saqueo de las tropas suecas protestantes. Sin embargo, tras la retirada de las tropas suecas, no pudo recuperarse la reliquia, pues no quedaba vivo nadie que recordara su escondite, pues todos los testigos de su ocultamiento habían sucumbido víctimas de la peste bubónica. Sólo años después se redescubrió la reliquia, emparedada tras un muro.


El estatuto de la abadía como un territorio independiente dentro de la Austria Anterior parece haber traído consigo la renovación en el siglo XVIII de los edificios abaciales, un proceso comenzado en 1714. La mayor parte de los edificios se erigieron en estilo barroco tardío o rococó con la excepción de la iglesia, que se convertiría en uno de los principales ejemplos del Neoclasicismo temprano en el sur de Alemania. Las estructuras de la abadía medieval habían sido ampliadas y cambiadas continuamente en los siglos anteriores con la iglesia original construida en el estilo románico.