domingo, 31 de agosto de 2014

En Camino a Santiago- - Hospitalero en Eunate

Este video cuenta la experiencia de Jean, un hospitalero francés en Eunate, uno de los lugares más emblemáticos de todo el Camino de Santiago.

sábado, 30 de agosto de 2014

San Pablo en Corinto


Después de predicar en  Atenas, Pablo viajó solo hacia el oeste, a Corinto.  Allí se puso en contacto con Aquila y Priscila, judíos que habían llegado hacía poco de Italia, después del decreto del emperador Claudio que expulsaba de Roma a todos los judíos. Como también eran fabricantes de tiendas, Pablo se alojó con ellos y trabajó en su oficio.  Muy probablemente el apóstol llegó a Corinto a comienzos del 51 d.C.; permaneció allí más de un año y 6 meses (Hch. 18:11, 18).  Al comienzo trabajó con los judíos en la sinagoga, como era su práctica al entrar en una ciudad nueva.  Sin embargo, una vez más, cuando la mayoría de los judíos se opuso y lo injurió, se apartó de ellos y comenzó a trabajar en forma directa por los gentiles. Como ya no podía predicar en la sinagoga, realizó sus reuniones en una casa contigua cuyo dueño adoraba a
Dios.  El evangelio produjo mucho fruto en esa ciudad, y entre los conversos estaba el dirigente de la sinagoga.  Entretanto, Silas y Timoteo llegaron con las animadoras noticias de la fidelidad de los tesalonicenses (Hch. 18:5; 1 Ts. 3:6).  Estas buenas nuevas inspiraron a Pablo a escribir su 1ª epístola a los Tesalonicenses, probablemente en el 51 d.C.  Es la la epístola que se ha conservado.  Más tarde, tal vez a fines del mismo año o a comienzos del año siguiente (52 d.C.), escribió la Segunda Carta a los Tesalonicenses.


Por fin, la persecución activa que había sido tan pronta en otras ciudades, comenzó también a amenazarles en Corinto.  Sus enemigos judíos lo acusaron ante Galión, el procónsul de Acaya, de enseñar una religión no legalmente reconocida por Roma.  Sin embargo, Galión echó a los acusadores, rehusando inmiscuirse en un caso que él consideraba una disputa sobre la ley judía y no la ley romana. Al ver esto, la turba tomó al principal de la sinagoga y lo golpeó ante Galión.

Después de un período no definido de tiempo, durante el cual parece que predicó sin oposición activa, Pablo se embarcó hacia Siria, acompañado por Aquila y Priscila (Hch. 18:18).  Se detuvo brevemente en Efeso y predicó en la sinagoga.  Su mensaje fue recibido con alegría por los oyentes, quienes tal vez fueran tanto gentiles como judíos, y lo invitaron a quedarse más tiempo.

viernes, 29 de agosto de 2014

Tumba de san Juan Bautista. Mezquita de los Omeyas (Damasco)

Tumba de san Juan Bautista

El 6 de mayo de 2001 visitó el papa san Juan Pablo II la Mezquita de los Omeyas en Damasco (Siria). No era una visita accidental. La actual mezquita sustituye un templo bizantino, en el que era venerado el sepulcro de san Juan Bautista. Se trata del cuarto lugar más sagrado del Islam.


Situada en la ciudad vieja de Damasco, después de la conquista árabe, la mezquita fue construida por el califa omeya Walid I en el año 705, tras diez años de construcción, sobre la catedral bizantina dedicada a Juan el Bautista desde la época del emperador romano Constantino I. Tiene una capilla donde se venera la cabeza de san Juan Bautista, considerado como profeta también por el Islam. Este edificio, habría ocupado un anterior templo romano dedicado a Jupiter Damascenus, originalmente el dios sirio Hadad, y modelo del templo del Sol (Palmira).


Las palabras del santo papa cobran hoy un significado profético, cuando la guerra tiñe de sangre ese lugar, y cuando miles de cristianos de la región están siendo perseguidos y martirizados. Esto decía san Juan Pablo II:


Nos hallamos cerca de la que cristianos y musulmanes consideran como la tumba de san Juan Bautista, conocido como Yahya en la tradición musulmana. El hijo de Zacarías es una figura de gran importancia en la historia del cristianismo, porque fue el Precursor que preparó el camino a Cristo. La vida de san Juan, entregada totalmente a Dios, se coronó con el martirio. Ojalá que su testimonio ilumine a todos los que veneran aquí su memoria, para que tanto ellos como nosotros comprendamos que la gran tarea de la vida consiste en buscar la verdad y la justicia de Dios.


El hecho de que nuestro encuentro se celebre en este famoso lugar de oración nos recuerda que el hombre es un ser espiritual, llamado a reconocer y respetar la primacía absoluta de Dios en todas las cosas. Los cristianos y los musulmanes concuerdan en que el encuentro con Dios en la oración es el alimento necesario para nuestra alma, sin el cual nuestro corazón se vuelve árido y nuestra voluntad ya no busca el bien, sino que cede al mal.

Los musulmanes, al igual que los cristianos, consideran sus lugares de oración como oasis donde encuentran al Dios misericordioso a lo largo de su camino hacia la vida eterna, y a sus hermanos y hermanas mediante el vínculo de la religión. Cuando, con ocasión de matrimonios, funerales u otras celebraciones, los cristianos y los musulmanes guardan silencio por respeto a la oración del otro, dan testimonio de lo que los une, sin ocultar o negar lo que los separa.


En las mezquitas y en las iglesias las comunidades musulmanas y cristianas forjan su identidad religiosa, y los jóvenes reciben en ellas una parte significativa de su educación religiosa. ¿Qué sentido de identidad se inculca en los jóvenes cristianos y en los jóvenes musulmanes que frecuentan nuestras iglesias y mezquitas? Espero ardientemente que los líderes religiosos y los maestros musulmanes y cristianos presenten nuestras dos grandes comunidades religiosas como comunidades en diálogo respetuoso, y nunca más como comunidades en conflicto. Es fundamental enseñar a los jóvenes los caminos del respeto y la comprensión, a fin de que no abusen de la religión para promover o justificar el odio y la violencia. La violencia destruye la imagen del Creador en sus criaturas, y nunca debería considerarse como fruto de convicciones religiosas.

Espero de verdad que este encuentro en la mezquita de los Omeyas sea un signo de nuestra decisión de proseguir el diálogo interreligioso entre la Iglesia católica y el islam. Este diálogo ha cobrado mayor impulso en las últimas décadas; y hoy podemos estar satisfechos por el camino recorrido hasta ahora.

jueves, 28 de agosto de 2014

Tumba de san Agustín en San Pedro in Ciel d'Oro. Pavía (Italia)


San Pedro in Ciel d'Oro (San Pedro en techo de oro) es la basílica de los Agustinos en Pavía (Italia), en la Lombardía. Su nombre hace referencia a los mosaicos dorados que antiguamente decoraban el techo del ábside. Es célebre este templo por albergar la tumba de san Agustín de Hipona.

Existía una iglesia en Pavía dedicada a san Pedro en torno al año 604; fue renovado por Liutprando, rey de los lombardos (que está enterrado aquí) entre el 720 y el 725 El actual templo románico fue consagrado por el papa Inocencio II en 1132.


La iglesia es el lugar de descanso de los restos de Agustín de Hipona , que murió en el año 430 en su casa de la diócesis de Hipona, y fue enterrado en su catedral, durante el asedio de los vándalos . Según el Martirologio de Beda el Venerable, su cuerpo fue trasladado a Cagliari, Cerdeña por los obispos católicos a quienes el rey arriano de los vándalos Hunerico había expulsados ​​de África del Norte. Beda dice que los restos fueron rescatados de las manos de los sarracenos por Pedro, obispo de Pavía y tío del rey lombardo Liutprando,  y depositados en la iglesia de San Pedro hacia el año 720.

En enero 1327 el Papa Juan XXII publicó la bula papal Veneranda Santorum Patrum, en la que nombró a los Agustinos custodios de la tumba de San Agustín (el Arca di San Agustín ), que fue rehecha en 1362 con elaboradas tallas y bajorrelieves con escenas de la vida de Agustín. Los restos de Agustín, sin embargo, se habían perdido. Entonces, unos albañiles analfabetos que trabajaban en el altar de la cripta eliminado adoquines, descubrieron una caja de mármol. Dentro de ella había otra; una tercera de madera contenía numerosos huesos y fragmentos de huesos. Alguno de los trabajadores más tarde afirmó haber visto el nombre de "Agustín" escrito con carbón en la parte superior de la caja.

Tumba de Severino Boecio

Los agustinos fueron expulsados ​​en 1700, refugiándose en Milán con las reliquias de San Agustín. Desmontaron el Arca de San Agustín y lo volvieron a montar en Milán. La antigua basílica de Pavía sufrió en sus estructuras, espeicalmente durante la ocupación napoleónica. No fue reconstruida hasta la década de 1870, bajo el empuje de Agostino Gaetano Riboldi , más tarde cardenal Riboldi, y consagrada de nuevo en 1896, cuando las reliquias de San Agustín y el Arca fueron reinstalados allí

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miércoles, 27 de agosto de 2014

Tesalónica



El Señor esté con todos vosotros. La despedida va de mi mano, Pablo; ésta es la contraseña en toda carta; ésta es mi letra. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos vosotros.

Con estas palabras termina la Segunda Carta a los Tesalonicenses, una comunidad cristiana establecida en la ciudad de Tesalónica, hoy llamada Salónica, situada al norte de Grecia, en Macedonia. Fue fundada en 316 -315 a. C. por el rey Casandro de Macedonia que unifica y sustituye los asentamientos levantados en la localidad denominada Terma. De su mujer Thessalonikē (hija de Filipo II de Macedonia - y hermanastra de Alejandro Magno - ), recibió su nombre. Filipo había nombrado así a su hija porque conoció su nacimiento el día de su victoria sobre los Tesalios.

Rotonda de Galerio

Tras la caída del Reino de Macedonia en 146 a. C., Tesalónica pasó a ser parte del Imperio romano. Durante la época romana fue la capital de las cuatro provincias de Macedonia, y se convirtió en un importante centro comercial sobre la Vía Egnatia, una calzada romana que conectaba Bizancio (más tarde Constantinopla) con Durazzo (actualmente Durrës en Albania). En 58 a. C. Cicerón estuvo exiliado en Tesalónica.

Arco de Galerio

En las excavaciones que se han venido haciendo, ha salido a la luz la antigua ágora con sus edificios de la época helenística y de la época romana del siglo I a. C. En su museo se guarda una rica colección de antigüedades, desde la época del Neolítico hasta los tiempos históricos.

Catedral de san Demetrio

La ciudad de Tesalónica es conocida en el ámbito de la religión cristiana por albergar a mediados del siglo I una comunidad a la que Pablo de Tarso dirigió dos epístolas, incluidas hoy en el canon bíblico. En el 300, el emperador Galerio la elige como residencia imperial. En el 380 Teodosio I proclama en ella el edicto por el que se hace oficial el símbolo de Nicea. La ciudad sufrió la represión del emperador Teodosio I en 390 cuando mandó matar a unos siete mil tras sofocar una revuelta, lo que le ocasionó a éste la excomunión temporal.

lunes, 25 de agosto de 2014

La Capilla Santa de París

Recordando hoy a san Luis de Francia, no podemos dejar de visitar un templo por él mandado edificar: la Santa Capilla (Sainte-Chapelle, en francés), también denominada Capilla Real. Se trata de un templo gótico situado en Île de la Cité, en el centro de la ciudad de París. Está considerada una de las obras cumbre de la arquitectura gótica. Fue construida para albergar las reliquias adquiridas por el rey San Luis. Las paredes han sido remplazadas por ventanas que filtran la luz a través de las vidrieras policromadas.

La historia de la Capilla comienza en 1241 cuando fueron llevadas hasta Francia, desde Siria y Constantinopla, la corona de espinas, parte de la cruz, el hierro de la lanza, la esponja y otras reliquias del martirio de Jesucristo, que habían sido adquiridas por el rey Luis IX a Balduino II, último emperador latino de Constantinopla. El rey francés acudió a recibir estas sagradas reliquias y él mismo entró en París con ellas, descalzo. La Sainte Chapelle fue consagrada en 1248.

domingo, 24 de agosto de 2014

sábado, 23 de agosto de 2014

En Camino a Santiago. Claustro de la Catedral de Pamplona


Seguimos adelante en nuestra peregrinación veraniega hacia Santiago de Compostela. La ciudad de Pamplona, siguiente objetivo después de Roncesvalles, posee una catedral cuyo claustro es uno de los más hermosos ejemplos del arte gótico. Fue levantado entre 1280 y 1360 aproximadamente.

Existía otro en el mismo lugar de factura románica, pero que al parecer se encontraba en mal estado (especialmente tras la guerra de la Navarrería en 1276), por lo que bajo el episcopado de Miguel Sánchez de Uncastillo, se llevó a cabo su reconstrucción en el nuevo estilo imperante. De este claustro primitivo se conservan algunos capiteles magníficamente labrados en el Museo de Navarra.


Es un claustro cuadrado, con un muro perimetral sobre el que se abren diferentes puertas, y a su interior, una serie de ventanales de arcos apuntados divididos por tres maineles que descansan en un zócalo y que soportan diferentes tracerías, separado cada tramo al interior por un contrafuerte rematado en pináculo, y sobre los arcos, la mayoría de ellos presenta un gablete que sobresale del muro. Cada lado del claustro tiene seis tramos que dan al jardín interior del mismo, unidos todos ellos en sus esquinas por un tramo compartido entre cada dos galerías, con la peculiaridad que entre la Sur y la Oeste se encuentra un tramo insertado en la zona del jardín que alberga un lavatorio.

En los maineles de las ventanas se adivina una influencia probablemente de Normandía. Se comenzó por el ala Este. El diseño de sus tracerías es el más antiguo, y la calidad de sus tallas difiere, lo que hace suponer el paso por diferentes manos. Las claves mantienen una unidad hasta parte del ala Norte, en las que enmarcadas en una orla, vemos alusiones a trabajos relacionados con los distintos meses del año.


A la segunda etapa se debe la ejecución final del tramo norte y del tramo Oeste con el lavatorio. Asimismo cabe pensar que son de esta misma época las puertas del Refectorio, que se construyó en 1330, y la del Amparo, que daba acceso a la iglesia. Ésta última está flanqueada por hermosas tracerías adosadas al muro. Por todo el muro interior recorre un zócalo de igual estilo que el que se encuentra bajo las ventanas. En este tramo hay un ligero cambio en el diseño de los pilares y también cambian los diseños de las claves.

Las tracerías del ala Norte, alternan el diseño de la Este con otro más complejo. Además, están rematadas con un gablete que vuela por encima de las bóvedas. El tramo Oeste presenta una misma tracería con una característica forma de cruz en su centro, y gablete por encima de la bóveda, al igual que el tramo Sur. Éste último pertenece a tercera etapa de construcción del claustro. Se observa el enrevesamiento de las formas, su mayor finura y una mayor complejidad en el conjunto de las tracerías de dicho lado.

Puerta preciosa

Una cuarta etapa vendría a suponer la adecuación de partes ya terminadas, así como la unificación de ciertos diseños decorativos, aunque el claustro ya estaba terminado en cuanto a su estructura.

Los capiteles presentan dos tipos diferenciados de representaciones, por un lado las figurativas y por otro las vegetales. Con lo que respecta a las figurativas, en las alas Norte y Este, abundan los capiteles historiados con animales reales o fantásticos y personajes de la vida religiosa o profana, muchas veces acompañados de diseños vegetales.

Puerta del amparo

Las bóvedas de las naves son de crucería simple, separadas por arcos perpiaños apuntados. En el centro, así como en los arcos fajones, encontramos claves, casi todas talladas y policromadas.

Puerta del arcedianato

No se sabe cuando se llevó a cabo, pero debió ser en el siglo XV cuando se levantó el sobreclaustro. Para ello se suprimieron los pináculos que se encontraban sobre los antepechos. Únicamente se sustituyeron sus remates por unas pilastras acanaladas a modo de prolongación del fuste. Se elevaron los muros laterales y se cubrió todo con un liviano forjado de bovedillas de madera. Este sobreclaustro, a pesar de haber cambiado la morfología del diseño original de forma irreversible, ha contribuido en buena manera a su conservación.

viernes, 22 de agosto de 2014

En honor de santa María, Reina de Roncesvalles


Observa cuán adecuadamente brilló por toda la tierra, ya antes de la asunción, el admirable nombre de María y se difundió por todas partes su ilustre fama, antes de que fuera ensalzada su majestad sobre los cielos. Convenía, en efecto, que la Madre virgen, por el honor debido a su Hijo, reinase primero en la tierra y, así, penetrara luego gloriosa en el cielo; convenía que fuera engrandecida aquí abajo, para penetrar luego, llena de santidad, en las mansiones celestiales, yendo de virtud en virtud y de gloria en gloria por obra del Espíritu del Señor.

Así pues, durante su vida mortal, gustaba anticipadamente las primicias del reino futuro, ya sea elevándose hasta Dios con inefable sublimidad, como también descendiendo hacia sus prójimos con indescriptible caridad. Los ángeles la servían, los hombres le tributaban su veneración. Gabriel y los ángeles la asistían con sus servicios; también los apóstoles cuidaban de ella, especialmente san Juan, gozoso de que el Señor, en la cruz, le hubiese encomendado su Madre virgen, a él, también virgen. Aquéllos se alegraban de contemplar a su Reina, éstos a su Señora, y unos y otros se esforzaban en complacerla con sentimientos de piedad y devoción.

Y ella, situada en la altísima cumbre de sus virtudes, inundada como estaba por el mar inagotable de los carismas divinos, derramaba en abundancia sobre el pueblo creyente y sediento el abismo de sus gracias, que superaban a las de cualquiera otra criatura. Daba la salud a los cuerpos y el remedio para las almas, dotada como estaba del poder de resucitar de la muerte corporal y espiritual. Nadie se apartó jamás triste o deprimido de su lado, o ignorante de los misterios celestiales. Todos volvían contentos a sus casas, habiendo alcanzado por la Madre del Señor lo que deseaban.

Plena hasta rebosar de tan grandes bienes, la Esposa, Madre del Esposo único, suave y agradable, llena de delicias, como una fuente de los jardines espirituales, como un pozo de agua viva y vivificante, que mana con fuerza del Líbano divino, desde el monte de Sión hasta las naciones extranjeras, hacía derivar ríos de paz y torrentes de gracia celestial. Por esto, cuando la Virgen de las vírgenes fue llevada al cielo por el que era su Dios y su Hijo, el Rey de reyes, en medio de la alegría y exultación de los ángeles y arcángeles y de la aclamación de todos los bienaventurados, entonces se cumplió la profecía del Salmista, que decía al Señor: De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.

San Amadeo de Lausana
Homilía 7 (SC 72, 188.190.192. 200)

sábado, 16 de agosto de 2014

Catedral de la Asunción de Barbastro


La actual Catedral de Barbastro está dedicada a la Asunción de Nuestra Señora. Se construyó entre los años 1517 y 1533 y fue financiada por el Consejo de la Ciudad con el objetivo de edificar un magnífico edificio que contribuyera a recuperar para la ciudad la categoría de sede episcopal que había perdido en 1149. Esta condición la recuperó en 1573.

Anteriormente existió en el mismo lugar otro edificio consagrado en el año 1101 por el primer obispo de Barbastro, San Poncio, tras la conquista de la ciudad por el rey de Aragón Pedro I, construido a su vez en el solar que anteriormente había ocupado la mezquita mayor musulmana.


En una inscripción que recorre los muros de la iglesia, a la altura del arranque de las bóvedas, se puede leer: toda hermosa eres, amiga mía, y en ti no hay defecto (···) Señor, tu casa está perfectamente construida sobre roca firme.

Si bien los elementos formales son góticos, la concepción del espacio interior está mucho más próximo a la nueva estética del renacimiento. Las seis hermosas columnas que sustentan sus tres naves, con unos 15 metros de altura, continúan en arcos y nervios formando bóvedas de crucería estrellada sin cúpula ni crucero. Intervinieron los arquitectos Juan de Segura y Juan de Sariñena.


El retablo mayor dedicado a la Asunción de la Virgen está realizado en alabastro, material abundante en Aragón, y madera policromada. Parte del basamento es obra de Damián Forment, el mejor maestro escultor que hubo en la Corona de Aragón en el siglo XVI, y que fue el introductor en estas tierras de los nuevas formas renacentistas. Su discípulo Juan de Liceyre completó el conjunto con escenas dedicadas a la Pasión y Muerte de Cristo: la Oración en el huerto, Prendimiento, Ecce Homo, Cristo camino del Calvario y la Piedad. En 1560 se finalizaría esta parte del retablo, que quedaría incompleto hasta que, entre 1600 y 1602, se acometiera la realización de los cuerpos superiores. Un equipo integrado por Orliens, Martínez de Calatayud, y Armendia concluiría la obra, ya en un estilo sumamente distinto, y moderado, que responde a la nueva estética romanista. A ambos lados del altar mayor se levantan otros dos retablos dedicados a San Ramón, obispo de Barbastro en el siglo XVII, y a San Pedro Apóstol realizado en siglo XVIII por el escultor barbastrense Antonio Malo.

jueves, 14 de agosto de 2014

Auschwitz

El nombre de Auschwitz está ligada a la más refinada y sistemática expresión del pecado humano, del odio gratuito, de la perversión de la modernidad. Por eso, puede resultar extraño que aparezca este nombre entre los lugares sagrados. pero, como el Coliseo de roma, no deja de ser, por más que se haya pretendido lo contrario, el lugar en el que más seres humanos, han culminado su existencia en la santidad. Por eso, hemos seleccionado este video en la memoria litúrgica de san Maximiliano María Kolbe, grabado por un menicano anónimo que lo visita.

miércoles, 13 de agosto de 2014

San Hipólito de Támara de Campos

Visitamos hoy la excepcional iglesia de San Hipólito de Támara, en la diócesis de Palencia, gracias a un reportaje de la Televisión de Castilla y León.

martes, 12 de agosto de 2014

Santa Eufemia de Cozuelos


Visitamos hoy lo que fuera Monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos. Situado al norte de la diócesis de Palencia, entre Herrera y Cervera de Pisuerga, se desconoce con certeza el momento exacto de su fundación, que debió tener lugar a lo largo del siglo X, una época de asentamiento del primitivo reino de Castilla, a pesar de la fuerte presión del Califato de Córdoba. Se menciona por primera vez con el nombre de San Cosme, San Damián y Santa Eufemia, como comunidad de monjes, en el año 946, fecha en que gobernaba la zona el Conde de Monzón Assur Fernández.


Santa Eufemia de Cozuelos fue donado, el 6 de diciembre de 1186, por Alfonso VIII a Sancho Fernández, primer Maestre de la Orden, y uno de los fundadores de la misma, con todas sus pertenencias. Desde entonces, fue habitado por monjas de la Orden de Santiago.


En todos los sentidos fue a lo largo del siglo XII1 cuando el monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos adquirió auténtica importancia dentro y fuera de la Orden de Santiago. La documentación, relativamente escasa hasta esta época, se revela comparativamente abundante a lo largo de estos cien años, sobre todo hacia la mitad del siglo. Además, es un hecho a destacar la permanencia como freila en el convento de la infanta Doña Sancha Alfonso, hija de Alfonso IX de León y de Doña Teresa de Portugal, mediando el siglo. Esta infanta, con fama de santidad, permaneció en el convento hasta su muerte, siendo enterrada en la iglesia del monasterio.


La prosperidad inicial dio paso, a partir del siglo XIV, a crecientes dificultades económicas, que obligaron a plantear su traslado a otro lugar. Este tipo de traslado era de difícil consecución, ya que precisaba explícita autorización de la Santa Sede. El Maestre don Alonso de Cárdenas escribió a Roma, solicitando permiso en nombre de su Orden para poder mudar de lugar determinados conventos (San Marcos de León, Sancti Spiritus de Salamanca y Santa Eufemia de Cozuelos), pertenecientes todos ellos a la Orden Militar de Santiago. En 1486, el papa Pablo II decide, a través de una bula, autorizar el traslado de estos tres conventos a los lugares que la Orden considerase más convenientes, concediendo, asimismo, permiso a los mismos para vender o permutar las tierras que configuraban su antiguo dominio, así como sus pertenencias en la zona a abandonar, por otros bienes más cercanos al nuevo lugar de habitación.



Ignoramos las razones que movieron al Maestre de Santiago a pensar en la posibilidad de estos traslados conventuales. Lo que sí podemos asegurar es que, de los tres anteriormente citados, fue el de Santa Eufemia de Cozuelos el único que llevó a cabo dicho traslado, si bien éste no seria efectuado hasta dieciséis años más tarde, desde el momento de la consecución del permiso papal, desplazándose la comunidad a la ciudad de Toledo. Desde entonces quedó abandonado el Monasterio, siendo utilizada su iglesia con templo parroquial.


Del Monasterio de Santa Eufemia nos ha quedado su magnífica iglesia románica. Es uno de los monumentos más significativos del románico palentino. Es un edificio de equilibradas proporciones, con cabecera de tres ábsides semicirculares, crucero muy desarrollado, linterna sobre el mismo, una sola nave y espadaña rematando el hastial de poniente. En el lado meridional de la nave se abre la puerta que comunicaba con el claustro desaparecido.


En el hastial occidental se abre otra portada. En el interior encontramos un juego muy variado de cubiertas. En la decoración escultórica queda patente la intervención de tres talleres diferentes que se suceden en el tiempo. Se encuentra en el lado norte del transepto el sepulcro de doña Sancha Alfonso,decorado con leones y lises. Se expone una excelente colección lapidaria en la dependencia rectangular adosada al muro norte.

lunes, 11 de agosto de 2014

San Damián


La vida religiosa de santa Clara está ligada a un humilde lugar, san Damián, donde fundó la comunidad religiosa de la que surgirían las clarisas. En la Iglesia de san Damián se encontraba el célebre Crucifijo, desde el cual Cristo habló a san Francisco.

En aquel convento de San Damián, germinó y se desenvolvió la vida de oración, de trabajo, de pobreza y de alegría, virtudes del carisma franciscano. Por esa fecha el estilo de vida de Clara y sus hermanas llamó fuertemente la atención y el movimiento creció rápidamente. La condición requerida para admitir una postulante en San Damián era la misma que pedía Francisco en la Porciúncula: repartir entre los pobres todos los bienes.


El convento no podía recibir donación alguna, pero debía permanecer inquebrantable para siempre. Los medios de vida de las monjas eran el trabajo y la limosna. Mientras unas hermanas trabajaban dentro del claustro otras iban a mendigar de puerta en puerta. Clara, cuando las hermanas volvían de mendigar, las abrazaba y las besaba en los pies.

San Francisco escribió poco después la norma de vida para las hermanas y, por medio del Santo, obtuvieron del papa Inocencio III la confirmación de esta regla en 1215, pues ese año, por orden expresa de Francisco, aceptó Clara el título de abadesa de San Damián. Hasta entonces Francisco había sido jefe y director de las dos órdenes, pero después que el Papa les aprobó la regla, las monjas debían de tener una superiora que las gobernase.


Clara, a pesar de ser superiora, tenía la costumbre de servir la mesa y brindar agua a las religiosas para que lavasen sus manos, y cuidaba solícitamente de ellas. Cuentan que se levantaba todas las noches a verificar si alguna religiosa estaba destapada. Francisco muchas veces le envió enfermos a San Damián y Clara los sanaba con sus cuidados. Ni aún estando enferma, lo que era frecuente, omitía el trabajo manual. Así se dedicaba a bordar corporales, en la misma cama, que mandaba a las iglesias pobres de las montañas del valle.

Así como en el trabajo era ejemplo para las religiosas, lo era también en la vida de oración. Después de las completas, último oficio del día, permanecía largo rato sola, en la iglesia ante el Crucifijo que habló a San Francisco. Allí rezaba el “Oficio de la Cruz”, que había compuesto Francisco. Estas prácticas no le impedían levantarse por la mañana muy temprano, para levantar a las hermanas, encender las lámparas y tocar la campana para la misa primera.


Según la leyenda, una vez fue el Papa a San Damián; Santa Clara hizo preparar las mesas y poner el pan en ellas, para que el Santo padre lo bendijera. El Papa pidió a la santa que fuera ella quien lo hiciera, a lo que Clara se opuso rotundamente. El Papa la instó por santa obediencia a que hiciera la señal de la cruz sobre los panes y los bendijera en el nombre de Dios. Santa Clara, como verdadera hija de obediencia, bendijo muy devotamente aquellos panes con la señal de la cruz, y al instante apareció en todos los panes la señal de la cruz.