La iglesia estacional de hoy se encuentra sobre el monte Celio, dedicada a cuatro hermanos mártires que sufrieron el martirio durante la persecución de Diocleciano. Sus cuerpos, como también la cabeza del mártir San Sebastián, son algunas de las reliquias que guarda esta iglesia.
Este título es el de una iglesia entre las más sugestivas, bellas e importantes de Roma. Esta dedicada a los cuatro mártires citados: Clemente, Simproniano, Claudio y Nicostrato. Erigida en el siglo VII en honor de cuatro oficiales del ejército romano, que se había negado a adorar la estatua de Esculapio, recibiendo así la corona del martirio. Fueron enterrados cerca de la residencia imperial, "Ad Duas Lauros" en la vía Labicana.
Los cuatro santos coronados, esa de las primeras iglesias de Roma, llevo el Titulo de Aemilianae, por la fundadora, quien probablemente era propietaria de la primitiva villa romana cuya estructura fuese la primitiva Domus Eclesiae. Construida sobre los restos de una domus romana es convertida en una iglesia en el siglo quinto. Bajo el pontificado de León IV (847 -855), el aula primitiva se convirtió en una gran basílica con tres naves, precedida por un pórtico en el que se alzaba la torre del campanario, raro espécimen preservado en las formas medievales tempranas. El edificio sufrió graves daños durante el saqueo de los normandos en 1084, por lo que el Papa Pascual II lo hizo reconstruir en un tamaño más pequeño. En 1138 le fue confiada a los monjes benedictinos, quienes comenzaron la construcción del monasterio, el claustro y el oratorio de S. Silvestre (1246), donde se puede admirar la famosa serie de pinturas sobre la vida del Papa, que bautizó a Constantino .
Aquí se encuentran otros mártires de Panonia (región de Europa Central, bañada por el río Danubio, que corresponde actualmente a la parte occidental de Hungría y la oriental de Austria) y Albano (region del Lacio, Italia).
En el interior de la iglesia, en el ábside, el fresco representa a santos que alaban al Señor. Junto a la iglesia se encuentra una casa que acoge a los marginados y esto, junto a los mártires es un símbolo de como florece y crece alrededor de los jardines del templo el amor de Cristo.
Las religiosas agustinas llevan mucho tiempo combinando sus actos de piedad contemplativos con su gran caridad en torno al claustro antiguo construido y decorado por marmolistas cosmatescos. Parte de este monasterio lo conforman los venerables muros que forman parte de la nave del templo que el Papa Pascual II dedicó a los cuatro santos.
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