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Fachada de la Basílica de San Lorenzo Extramuros |
Una de los grandes tesoros de la liturgia latina que corre peligro de perderse es el recuerdo de las misas estacionales, especialmente durante el tiempo de Cuaresma. La liturgia de la diócesis de Roma, presidida en días determinadas por su Obispo, el Papa, con asistencia de todo el clero, se celebraba en diversos puntos de la ciudad, especialmente sobre las tumbas de los mártires. Eso significaba, en la práctica, que en determinados días no se celebraba otras Eucaristía en la ciudad de Roma más que la presidida por el Papa. A imagen suya, cada diócesis también organizaba sus misas estacionales, presididas por su Obispo y concelebradas por todo su clero y con asistencia masiva del pueblo fiel.
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Ábside de la Basílica de San Lorenzo Extramuros |
El tiempo de Cuaresma tenía un significado especial, pues durante este tiempo se realizaban todos los actos preparatorios mediante los cuales los catecúmenos, es decir, los adultos que habían pedido recibir el Bautismo en la solemnidad de la Pascua, eran iniciados en los misterios del Cristianismo.
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Fotografía antigua de la Basílica de San Lorenzo Extramuros |
En este tercer domingo de Cuaresma, la iglesia estacional, tal como todavía recordaba el Misal de san Pío V, es la basílica de
Basílica de San Lorenzo Extramuros. En este día, los catecúmenos eran llevados fuera de la muralla de la ciudad, a la basílica edificada por Constantino sobre la tumba del santo diácono mártir, para que decidieran si querían vivir para Cristo o contra él. Allí tenía lugar la liturgia de este tercer domingo de Cuaresma, en la que los catecúmenos sólo podían participar hasta la Liturgia de la Palabra. Todavía hoy, para nosotros, este recuerdo nos mueve a seguir el ejemplo de los mártires en el camino de nuestra conversión, y a pedir especialmente por la Iglesia en este tiempo de Sede Vacante.
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Claustro de la Basílica de San Lorenzo Extramuros |
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