Celebramos hoy la memoria de las dos grandes mártires de la Iglesia del Norte de África: Perpetua y Felicidad. Su martirio se relata en la Passio Perpetuae et Felicitatis. En el año 202, durante la persecución del emperador Septimio Severo, una joven mujer rica de 22 años, llamada Perpetua, fue arrestada y acusada al parecer por cristianismo. Ante su negativa a adorar a los dioses paganos, fueron condenadas a muerte en el circo. Perpetua pertenecía a una rica e influyente familia cartaginesa que se había iniciado en la religión cristiana por medio de un diácono, llamado Sáturo. Con ella se convirtieron también sus esclavos: Felicidad, Revocato, Saturnino y Segundo.
En el año 202 el emperador Severo ordenó una dura persecución contra los cristianos, y la policía imperial arrestó a todos los creyentes de la familia de Perpetua, incluyéndola a ella. Los jueces intentaron convencer a la familia para que volviesen al paganismo, pero ante su negativa decidieron dejarlos en prisión hasta que se organizasen los Juegos. Usando el derecho a una cena de despedida, todos ellos compartieron la Eucaristía la noche anterior a su martirio. Los tres esclavos fueron arrojados a los leones junto con el diácono, que había logrado convertir al cristianismo a uno de los carceleros; mientras que las mujeres fueron decapitadas.
Ruinas del Coliseo de Cartago |
El recuerdo de su martirio (aunque posiblemente éste tuvo lugar en otro Circo hoy desconocido) perdura en el anfiteatro de Cartago, construido a fines del siglo I o inicios del siglo II, al oeste de la colina de Birsa. Una inscripción fechada certifica que funcionaba en 133-139. Fue ampliado en el curso del siglo III. En el siglo XI, Abu Abdullah al-Bakri describió el anfiteatro, al cual calificó como el monumento «más maravilloso de Cartago»:
Este edificio se compone de un círculo de arcos sostenidos por columnas y coronado por otros arcos similares a aquellos del primer nivel. En las paredes de este edificio, se ven representadas imágenes de animales [...] Se distinguen figuras que simbolizan los vientos: el de Oriente tiene una sonrisa, mientras que el de Occidente tiene el ceño fruncido.
Ruinas romanas de Cartago |
Por mucho tiempo, la altura de sus arcos fueron objeto de admiración de los visitantes de la Edad Media, como Al-Idrisi, quien impresionado por la «construcción en circo formado de una cincuentena de arcos». Desde entonces, la explotación del monumento por los saqueadores de piedra y metal lo ha nivelado al suelo. Por lo tanto, solo la arena, revelada a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, subsiste hoy en día en medio de un bocage de pinos, al igual que el muro del perímetro que ha sido restaurado.
En 1887, una cruz fue erigida en su centro en recuerdo de los mártires cristianos Perpetua y Felicidad. Estos dos santos de la Iglesia católica fueron martirizados en otro monumento análogo, pero desconocido en la actualidad, a pesar de una tradición transmitida por mucho tiempo incluso por los historiadores. La construcción de una capilla moderna dedicada a los dos santos alteró las instalaciones del subsuelo del anfiteatro
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