El misterio de la Transfiguración que nos presenta la liturgia del segundo domingo de Cuaresma fue, desde la antigüedad, especialmente venerado en Oriente. De allí pasó a Occidente, venerándose a Cristo bajo el título de Salvador. Bajo el patrocinio de San Salvador fueron consagrados templos y Monasterios en todo el Occidente cristiano desde el final del Imperio Romano. Hoy visitaremos uno de los más venerables templos de la península Ibérica. el Conventín, es decir, San Salvador de Valdediós.
La iglesia de San Salvador de Valdediós, conocida popularmente como «el Conventín», se alza en el término municipal de Villaviciosa (Asturias), junto al Monasterio de Santa María de Valdediós. Es un monumento representativo de la arquitectura asturiana posramirense que anuncia ya el estilo románico.
No hay certeza sobre cuándo se erigió esta iglesia cuya construcción se atribuye de ordinario al rey Alfonso III, aunque bien pudiera ser que a este monarca sólo se debiera la galería porticada adosada al templo tardíamente y algunos detalles ornamentales. De lo que no cabe duda es de la fecha de la consagración efectuada bajo su reinado y que quedó grabada en una lápida de mármol en la que se afirma que sucedió «SUB ERA DCCCCXXX», esto es, en el año 930 de la era augusta, equivalente al año 892 de nuestra era cristiana. De la solemnidad del acto da prueba el hecho de que asistieran, según esa misma inscripción lapidaria, los obispos Rosendo I de Mondoñedo, Nausto de Coimbra, Sisenando de Iria, Ranulfo de Astorga, Argimiro de Lamego, Recaredo de Lugo y Eleca de Zaragoza.
El trazado de la planta responde al esquema basilical de tres naves, más ancha la central, constituidas por cuatro tramos de arcos de medio punto, y rematadas en sus cabeceras por sendas capillas absidiales rectangulares. No posee transepto, por más que dos dependencias anexas, una a cada uno de sus lados, pueden dar una impresión equivocada. A los pies de la nave central se dispone un nártex o vestíbulo al que se han adosado dos estancias en correspondencia con las dos naves laterales. Sobre el conjunto monta una tribuna a la que se accede por una escalera interior. Apoyándose en el muro sur de la iglesia se construyó más tarde un pórtico que preludia las galerías porticadas que en el periodo románico proliferaron en las iglesias castellanas. A través de él se accede al interior del templo por su puerta meridional.
Las tres naves se cubren con bóvedas de cañón que cargan sobre los muros exteriores contrafuertados y sobre las dos arquerías que separan longitudinalmente las naves. Están formadas aquéllas por arcos de medio punto soportados por recios pilares de sección cuadrada. El pórtico lateral también posee bóveda de cañón, pero en este caso reforzada por arcos fajones. Los ábsides son asimismo abovedados a una altura inferior a la de la nave respectiva.
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