Bajo el patrocinio del misterio de la Encarnación se fundaron diversos Monasterios y Conventos, uno de los cuales ostenta un especial relieve en el contexto del quinto Centenario del nacimiento de Santa Teresa.
El Monasterio de la Encarnación se funda en 1478 en el interior de la ciudad amurallada, siendo a principios del siglo XVI cuando el convento carmelita se traslada a las afueras de la ciudad, construyéndose el monasterio sobre unos terrenos adquiridos al Cabildo y que, anteriormente, había sido el cementerio judío.
Locutorio de la Levitación |
El 4 de abril de 1515, día en que la Santa fue bautizada, se inaugura, aún sin concluir, el monasterio, configurado con cuatro naves que cierran un patio central, con claustro de dos plantas. A finales del siglo XVI, la celda que ocupó Teresa de Jesús se destina a oratorio, ideándose construir una capilla, la cual no quedará inaugurada hasta 1717. La configuración actual de la capilla de la Transverberación es a base de cuatro arcos torales y cúpula de media naranja.
Celda de Santa Teresa |
En el XVIII se transformó el interior de la primitiva iglesia dentro de una estética barroca. La planta es de cruz latina, con una sola nave cubierta con bóveda de cañón y cúpula con pechinas y linterna. Altares y retablos pertenecen también al gusto barroco. En la fachada meridional del monasterio destaca la gran espadaña, obra de 1715.
Capilla de la Transverberación |
Este Monasterio es uno de los lugares esenciales de la vida de Teresa de Ávila, donde permaneció casi ininterrumpidamente desde 1535 hasta 1574. Cuando Teresa de Cepeda, sin permiso paterno, ingresa en la Orden del Carmen, el monasterio era uno de los más poblados de la ciudad. Contaba con un número muy elevado de bienes, y al igual que en otros muchos, la vida de convento no era rigurosa, existiendo diferencias sociales muy acusadas entre las monjas. En La Encarnación recibe los consejos de san Francisco de Borja, de san Juan de la Cruz y de san Pedro de Alcántara, y desde aquí se preparará la Reforma del Carmelo.
San Juan Pablo II en La Encarnación |
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