Memoria de los santos Cirilo, monje, y Metodio, obispo, hermanos nacidos en Tesalónica, que fueron enviados a Moravia por el obispo Focio de Constantinopla para predicar la fe cristiana, y allí inventaron signos propios para traducir del griego a la lengua eslava los libros sagrados. En un viaje que hicieron a Roma, Cirilo, que antes se llamaba Constantino, enfermó y, habiendo profesado como monje, descansó en el Señor en este día. Metodio, constituido obispo de Sirmium por el papa Adriano II, evangelizó toda la región de Panonia, y en todas las dificultades que tuvo que soportar fue siempre ayudado por los Pontífices Romanos, recibiendo finalmente el premio por sus trabajos en la ciudad de Velherad, en Moravia, el día seis de abril (869 y 885).
La fiesta de los santos Cirilo y Metodio, elevados por san Juan Pablo II al rango de copatronos de Europa, nos lleva hoy a tierras checas, donde ejercieron su ministerio apostólico entre los pueblos eslavos.
El monasterio de Velehrad y sobre todo su basílica representan el centro espiritual de la República Checa. Aquí empezó a escribirse la historia milenaria del cristianismo de esta parte de Europa. Es el lugar donde se celebran anualmente romerías nacionales en las que participan decenas de miles de personas. En 2013 se cumplirán 1150 años de la llegada de los apóstoles eslavos Cirilo y Metodio a la Gran Moravia.
El monasterio de Velehrad fue fundado en el siglo XIII, al pie de las montañas Chřibské hory. Adquirió su aspecto barroco actual durante una reconstrucción tras el incendio en 1681. La parte más importante del monasterio es la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción y de San Cirilo y Metodio, la iglesia de peregrinación más importante de la República Checa. En 1990, la basílica de Velehrad fue visitada por el Papa Juan Pablo II.
Velehrad es en julio el lugar de celebración de la anual Romería Nacional, organizada con motivo de la fiesta de San Cirilo y Metodio. Estos hermanos de Salónica llegaron a la Gran Moravia en 863, a petición del segundo príncipe de la Gran Moravia, Rostislav, quien fue santificado más tarde. Para que su misión, cuyo objetivo fue divulgar el cristianismo, fuera exitosa, introdujeron en las misas el idioma eslavo para el que Constantino creó la propia escritura. Los dos misioneros fueron de importancia fundamental para el desarrollo de la erudición en esta parte de Europa.
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