Los orígenes del Monasterio de San Pedro de Rodas, en Gerona, están envueltos en la leyenda. La más divulgada afirma que la fundación se hizo el año 610. Ante el inminente peligro que sufría la ciudad de Roma, el papa habría ordenado poner a salvo reliquias de san Pedro y otros mártires. Las reliquias habrían llegado en barco a la zona de Rodas y de allí a la montaña Verdera donde se escondieron, regresando los emisarios a Roma una vez cumplida su misión. Regresaron a buscar las reliquias, pero no las encontraron, por lo que decidieron fundar un monasterio.
Las primeras noticias de que disponemos del monasterio datan de finales del siglo VIII. Se trata de un diploma carolingio en el que se cita la cella sancti Pietri, es decir, una celda o pequeño monasterio de San Pedro. El año 902 se cita en una documento de donación el Monasterio de San Pedro de rodas, y consta documentalmente su condición de Abadía en el siglo X.
Los mayores mecenas de este monasterio fueron un noble llamado Tasio, su esposa Hisblanda y su hijo Hildesindo. Para el engrandecimiento del lugar contaron con la ayuda de los condes de Ampurias-Peralada y Rosellón que concedieron al Monasterio un amplio dominio territorial.
En el año 979 el papa Benedicto VII concede mediante bula indulgencias a los peregrinos que lleguen a San Pedro de Rodas semejantes a la que reciben los que llegan a Roma ante la tumba de San Pedro. Durante los siglos XI y XII alcanza el Monasterio su máximo esplendor, en conexión con la expansión cluniacense. Su actual arquitectura procede de esta época.
El monasterio sufrire los efectos de la epidemia de la peste que afecto a Europa en el siglo XIV, lo que provocó el inicio de su decadencia. Pasa a incorporarse, posteriormente, a la Congregación de San Benito el Real de Valladolid.. En el año 1708, durante la Guerra de Sucesión, el general francés duque de Noailles robó del monasterio la Biblia de San Pedro de Rodas realizada por Ripio en el siglo XI y que actualmente se encuentra en la Biblioteca de París. Desde el siglo XVII los bandoleros atacaron varias veces el monasterio, por lo que en el año 1798 los últimos monjes abandonan el monasterio desplazandose al Castillo de Vila-Sacra. Con la desaparición de los monjes el monasterio fue saqueado y arruinado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario