Pablo Veronés - La Batalla de Lepanto |
La fiesta del Santo Rosario que hoy celebramos tiene una estrecha conexión con un acontecimiento de armas, que significó la liberación definitiva del peligro turco, que amenazaba la misma existencia del Occidente Cristiano, de modo análogo a como el Oriente Cristiano había perecido a manos turcas. La Batalla de Lepanto tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en el golfo de Lepanto, frente a la ciudad de Naupacto (o Lepanto, del italiano y ahí al español), situado entre el Peloponeso y Epiro, en la Grecia actual.
Se enfrentaron en ella la armada del Imperio otomano contra la de una coalición cristiana, llamada Liga Santa, capitaneada por don Juan de Austria y formada por el Reino de España, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya. Los cristianos resultaron vencedores, y se salvaron sólo 30 galeras turcas. Se frenó así el expansionismo turco por el Mediterráneo occidental. En esta batalla participó Miguel de Cervantes, que resultó herido, y perdió la movilidad de su mano izquierda, lo que valió el sobrenombre de «manco de Lepanto». Este escritor, que estaba muy orgulloso de haber combatido allí, la calificó como «la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros».
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