En aquel tiempo,
algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
«Este es de verdad el profeta».
Otros decían:
«Este es el Mesías».
Pero otros decían:
«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».
Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.
Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.
Ventanal de San Antón de Castrojeriz con la Tau de los Antonianos
Una de las sorpresas con la se encuentran que los peregrinos que se dirigen a Santiago, es el arco que cubre el Camino, en las ruinas del Monasterio de San Antón de Castrojeriz (diócesis de Burgos). ¿Qué Orden religiosa era ésta, extinguida en vísperas de la Revolución Francesa?
Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando a san Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser su emblema.
Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.
La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, enfermedades venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de san Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.
El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.
Uno de los Monasterios de esta Orden era el de Castrojeriz situado a las afueras sobre lo que fue anteriormente el palacio y la huerta del rey Pedro I de Castilla. Cuidaban de los peregrinos y de los enfermos que llegaban haciendo el Camino de Santiago.
Este monasterio estuvo bajo la protección real, por eso hay escudos reales en la portada de la iglesia y en las claves de las bóvedas. Lo fundó Alfonso VII en el siglo XII (año 1146). Las ruinas actuales son del siglo XIV. El hospital tuvo mucha importancia, pues fue la sede de la Encomienda General de la Orden de San Antonio en los distintos reinos de la Corona de Castilla y Portugal, con más de veinte encomiendas dependientes (casas-monasterios-hospitales). Eran famosas las ceremonias que hacían los monjes antonianos para bendecir diversos objetos, a las que acudían muchos fieles.
Desde un capitel de la iglesia del antiguo monasterio jerónimo de San Juan de Ortega, en el Camino de Santiago burgalés, contempla san José dos veces al año al que le ilumina con la manifestación de la verdadera luz que alumbra al mundo, Jesucristo nuestro Salvador.
Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Así le dice Jesús a Nicodemo, refiriéndose al agua del bautismo, en el que el Espíritu Santo nos engendra a la nueva vida de los hijos de Dios.
El agua es fuente de vida. Allí donde discurre genera vida, y convierte el desierto en oasis. Así lo comprueban los peregrinos a Santiago, que atraviesan la árida meseta castellana, pero que de vez en cuando se encuentran con ríos que transforman lo árido en lugares llenos de vida. La fotografía, tomada por Víctor Nuño, muestra uno de esos lugares: el puente sobre el río Órbigo, en la diócesis de León.
Esta fotografía muestra un ventanal de la iglesia de Villalcázar de Sirga, en el Camino de Santiago palentino, visto desde fuera. Parece un ojo abierto a la eternidad. Su estructura no hace imaginar la belleza que permite ver. Sólo entrando en el misterio interior de la Iglesia puede llegarse a la contemplación de la sacra belleza que permite atisbar. Así es la fe: sólo quien prescinde de lo externo y penetra, humilde, en el interior del misterio de Cristo, puede acceder a la eterna belleza para que la fuimos creados y redimidos.
Al atardecer del Domingo de Pascua, dos peregrinos iban de camino a su pueblo, después de haber estado en Jerusalén para la fiesta de Pascua, y haber presenciado los acontecimientos que rodearon la muerte de Jesús, su Maestro. En el Camino, Jesús se les manifestó, y no los abandonó hasta que de noche, ya en su casa, les explicó las Escrituras y le reconocieron en la fracción del pan.
El Camino es un lugar privilegiado del encuentro de todo peregrino que camina por este mundo hacia la Jerusalén celestial. Por eso, nos vamos hoy al Camino de Santiago, mediante una fotografía de Ignacio Laguna: la salida de Castrojeriz por la colina Mostelares, por la que avanzan dos peregrinos.
En el centro del recorrido hispano del Camino francés a Santiago de Compostela, se encuentra la ciudad de Carrión de los Condes, cuyos rincones esconden un pasado ciertamente glorioso. Junto a la muralla que daba entrada por el Camino a la ciudad, se encuentra la parroquia de Nuestra Señora de las Victorias. El templo fue edificado a mediados del siglos XII, y varias veces modificado a lo largo de los siglos. Una de estas alteraciones se ejecutó para albergar la actual capilla del Santísimo Cristo del Amparo, que hoy visitamos y veneramos: la capilla llamada de Los Calderones , donde aparecen escudos de esta familia.
La ciudad de Carrión de los Condes le tiene una gran devoción a este Cristo; un Cristo renano que trajo un peregrino en su carro allá por el siglo XIV, cuando recorría el Camino de Santiago. La tradición locales le atribuye la salvación de sus habitantes de la peste. De hecho, su popular canción dice así: La peste merecimos por nuestra ingratitud: Señor hoy te pedimos perdón, vida y salud.
La talla refleja el patetismo gótico del siglo XIV, fuertemente traumatizado a causa del impacto de la epidemia de la peste negra, que asoló el continente europeo. Esta enfermedad, transmitida por las pulgas de las ratas, no conocía curación alguna, causaba la muerte en muy pocos días, y su contagio era extremadamente sencillo. Los cristianos de la época interpretaron esta plaga de una forma apocalíptica, como un castigo infligido a causa de sus pecados. De ahí el extremo patetismo de este tipo de calvarios. La muerte y el dolor se refleja en la imagen de Cristo, colgado de un árbol en forma de Y. Hace unos días veneramos una talla similar en Puente la Reina, también en el Camino de Santiago.
En aquel tiempo,
algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
«Este es de verdad el profeta».
Otros decían:
«Este es el Mesías».
Pero otros decían:
«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».
Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.
Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.
Este Míercoles cuatro de Cuaresma nos presenta la Liturgia un texto excepcionalmente bello del profeta Isaías. este montaje nos lo presenta, sobre imágenes del Camino de Santiago.
En la ciudad de Estella, en Navarra, san Veremundo, abad de Irache, el cual, habiendo abrazado desde joven la vida monástica, estimuló a sus monjes a buscar la perfección, con su ejemplo, y con ayunos y vigilias (año 1095)
Este anuncio del Martirologio Romano en el día de hoy nos invita a desplazarnos al Reino de Navarra, justo a la salida de Estella por el Camino de Santiago, donde se alza el que fuera uno de los monasterios más importantes de España, sede durante muchos años hasta la Exclaustración de uno de los centros de estudios donde se formaron los monjes benedictinos.
De san Veremundo, abad de Irache, sabemos que a los doce años, hacia 1032, fue admitido en el monasterio de Irache, donde su tío Muni era abad. Muy devoto de la Santísima Virgen, venerada en Irache, los monjes decían que hablaba con su sagrada imagen, en la iglesia del monasterio. Al morir su tío, los monjes lo eligieron abad, hacia 1052.
San Veremundo perteneció a la tradición monástica y litúrgica hispánica, previa a la introducción de la reforma gregoriana a finales del siglo XI. Parece que Veremundo habría muerto en Irache el 8 de marzo de 1092, o puede que 1099. Lo cierto es que el Monasterio perduró hasta el siglo XIX como importante centro benedictino.
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: - «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: -«¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.»
Mateo 9, 14-15
Leyendo el Evangelio de hoy me ha venido a la memoria la Iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Rio. Es una pequeña, preciosa y singular iglesia románica, construida hacia el año 1170. Se piensa que pudo ser una construcción de la Orden del Santo Sepulcro y que su arquitectura peculiar evocase el Santo Sepulcro de Jerusalén.
Es de planta octogonal y rematada por una cúpula, ésta se alza sobre el cuerpo principal del edificio y se puede decir que es de influencia califal, con ocho arcos apuntados que se entrecruzan sin unirse en el centro, de tal modo que que dejan en el medio un espacio ochavado que a su vez se abre con bóveda cupuliforme y sirve de base a la torre superior que se remata con una linterna también de ocho lados. La cúpula del cuerpo central es un elemento de gran singularidad, elevando hacia lo alto el espíritu y haciendole perder, casi, el sentido de la gravedad.
El ábside se abre al cuerpo octogonal por un arco triunfal apuntado y doblado. Hay que fijarse bien en sus dos capiteles pues su iconografía está muy relacionada con la función funeraria que se le supone a esta iglesia. En efecto, en estos capiteles aparece la escena del Descendimiento de Cristo, momento que representa el dolor de la muerte y en el otro la Resurrección con las tres Marías ante el sepulcro vacío, que simboliza la esperanza en la vida eterna y el triunfo sobre la muerte.
Esta singular construcción se encuentra en el camino de Santiago a su paso por de Torres del Río , Navarra. Llama la atención por la armonía entre sus medidas básicas y sus elementos de alzado; es un raro ejemplo del arte medieval pues, frente a la horizontalidad y pesadez del románico, en este pequeño templo todo conduce a la verticalidad y elevar los ojos a lo alto para recibir gracia y misericordia.
Preside el templo un crucifijo de gran realismo con corona real y cuatro clavos (s. XIII). Es la imagen del Novio que espera a los invitados a la boda y por cuya ausencia hoy ayunamos a la espera gozosa del encuentro Pascual.
El punto más alto del Camino de Santiago en España es la Cruz de Ferro, un lugar situado en Foncebadón, el antiguo Monte Irago, en el paso entre Astorga y Ponferrada. Al comienzo de una nueva Cuaresma, la imagen de este lugar al contraluz, con peregrinos al pie de la Cruz, expresa muy bien nuestro deseo de salir al encuentro del Señor, que por nosotros subió al Monte Calvario. Que su santa Pasión y Resurrección nos ayude a nosotros, peregrinos, a recorrer con ánimo el camino de nuestra propia conversión tras las huellas de Cristo nuestro Señor.
Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante él; teman cítaras y copas de oro llenas de perfume –son las oraciones de los santos–. Y entonaron un cántico nuevo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra.»
La primera lectura de la Misa, tomada del Apocalipsis, cuadra perfectamente con el conjunto escultórico de la fachada de la iglesia de Santiago de Carrión, cuyo Pantocrátor hemos contemplado en la sección de imágenes sagradas. El siguiente reportaje de Arte e Historia nos describe acertadamente dicha obra maestra del arte románico.
El Camino de Santiago ofrece a los peregrinos poder visitar muchos lugares santos, en los que Dios ha sido alabado por generaciones de creyentes, en busca de la Ciudad Santa. Uno de ellos es el templo de san Martín de Frómista, en la diócesis de Palencia. Este templo es, además, una de las más bellas muestras del arte románico.
Hoy recuerda la Iglesia a un ermitaño, Domingo García, que a finales del siglo XI se dedicó a ayudar a sus hermanos, que atravesaban su patria riojana en dirección a Santiago de Compostela. El Camino de Santiago se estaba convirtiendo en la principal arteria de comunicación espiritual de Europa, pero los caminos aún eran difíciles y peligrosos. Sobre el río Ojo Domingo construyó un puente, luego un hospital y mejoró la calzada. Su vida quedó tan ligada a dicho proyecto, que desde entonces se llamó Domingo de la Calzada, y aquel lugar terminó por tomar su nombre. Murió, y sobre su sepulcro surgió una gran catedral, comenzada por el más célebre de sus discípulos: San Juan de Ortega.
La tumba de santo Domingo es un túmulo de piedra, labrado en la época medieval. Se encuentra por debajo del nivel del actual pavimento, en el ábside de lo que fue el primitivo templo. Al ser éste sustituido por la actual catedral, quedó desplazado del centro, quedando en el lateral en el que se encuentra hoy.
La cabecera del templo estaba adornada hasta no hace muchos años con un magnífico retablo de Damián Forment.
Tras unas obras de limpieza, dicho retablo fue retirado a un lateral, dejando a la vista el magnífico presbiterio románico de la catedral.
La Iglesia Compostelana celebra hoy la solemnidad del Traslado de las Reliquias del Apóstol Santiago. Según los Hechos de los Apóstoles, el rey Herodes mandó decapitar en Jerusalén a Santiago Apóstol. Fue el protomártir de los Apóstoles. Este es el dato histórico y punto de partida de la leyenda de su Traslación
Una vez muerto Santiago, los siete discípulos que había llevado consigo cuando estuvo en España robaron por la noche el cuerpo que Herodes prohibió enterrar y dejó expuesto a las aves, perros y alimañas. Ocultamente lo llevaron hasta el puerto de Jaffa donde milagrosamente encontraron una nave sin remeros ni piloto, pero con todo lo necesario para una larga travesía. Ayudados por un viento favorable y sin escollos ni tempestad arriban a Iria Flavia —hoy Padrón— cerca de Finisterre. Con esto cumplen el deseo que les había encargado el propio Santiago previendo el acontecimiento de su muerte.
Tierra adentro encuentran una gruta. Les parece sitio apto para depositar los restos mortales. Manos a la obra, destruyen un ídolo de piedra de los paganos del país y excavan en la piedra un sepulcro donde depositan el cuerpo con su cabeza que habían transportado. Luego levantan una casa que será capilla. Teodoro y Atanasio se quedarán custodiando la reliquia, mientras que los otros cinco compañeros saldrán por los campos y poblados a predicar el Evangelio. Cuando mueren los dos custodios reciben sepultura junto a los restos de Santiago.
Las invasiones y guerras que se suceden en el lugar son factores determinantes para que, junto con el mismo paso de los años, se relegue al olvido transitoriamente tanto el lugar ya tapado por los matorrales como el tesoro que contiene.
Cuando reina Alfonso el Casto se descubren los antiguos sepulcros y el rey manda edificar un templo. Y otros monarcas le siguen. Es Compostela. Los papas conceden privilegios, Urbano II desliga el obispado de la jurisdicción de Braga y con Calixto II comienza a ser arzobispado. Los milagros y las maravillas se producen en el tiempo para españoles y extranjeros. Se señala de modo muy especial la protección en la larga lucha de reconquista llegando a aplicársele el alias de "Matamoros" por haberlo visto con todas las armas precediendo al ejército cristiano. Las rutas del peregrinaje de Europa comienzan a tener otro camino para culminar el perdón de los pecados con arrepentimiento.
El poder real y el dominio sobre todos los reinos bajo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Será un reino eterno, al que temerán y se someterán todos los soberanos.
La primera lectura de la Misa, tomada del Libro de Daniel, nos relata la derrota de los reinos mundos y el triunfo del poder de Dios. Esto cuadra perfectamente con el conjunto escultórico de la fachada de la iglesia de Santiago de Carrión, cuyo Pantocrátor hemos contemplado en la sección de imágenes sagradas. El siguiente reportaje de Arte e Historia nos describe acertadamente dicha obra maestra del arte románico.
Visitamos hoy la Catedral de Santa María de Burgos, una de las más ricas de todo el Reino de Castilla. Nuestro guía será el arquitecto Peridis, en un programa realizado por la Televisión Española.