Si
uno piensa en Poitiers, Francia, le vendrá a la memoria sus magnificas iglesias
medievales, como san Juan, san Hilario o la que puede descansar en nuestra
mente sería, la magnifica catedral de Nuestra Señora, o la singular Leonor de
Aquitania. El camino de Santiago o Venancio Fortunato y su famoso himno Vexila Regis que fue cantado por primera
vez en la procesión (19 de noviembre de 569) cuando
una reliquia de
la Vera Cruz ,
enviado por el emperador bizantino Justino II a petición de Santa Radegunda,
se realizó con gran pompa desde Tours a su monasterio de
la Santa Cruz en Poitiers. Quizás le vengan a uno a la memoria, Clodoveo y
Alarico guerreando en luchas visigodas, o imaginemos a Carlos Martel heroicamente junto
al ejército de los francos batirse contra los árabes defendiendo así su tierra y
su fe. Allí se batieron los siete mil soldados del Príncipe Negro, Eduardo de Woodstock, Príncipe de Gales, contra la caballería
francesa de Juan II; derrotados éstos tras la épica batalla, cedieron su
territorio a quien llego a vivir en Castilla y fue aliado de Pedro I contra Enrique
de Trastámara.
Pero
la ciudad Romana que fuese capital de la Aquitania, me llama hoy la atención debido
a su gran obispo san Hilario, quien en el siglo IV supo defender su fe de manera
firme contra el arrianismo, se enfrentó al emperador Constancio II y siguió firme
en la verdad, a pesar de su destierro en Frigia, más allá del Mar Negro. Allá estuvo
desterrado por cuatro años. Pero este destierro que le hizo sufrir mucho, le
fue también muy provechoso porque allá aprendió el idioma griego y pudo leer
los libros de los más grandes sabios cristianos de la antigüedad en Oriente, y
aprendió también la costumbre de entonar muchos cantos durante las ceremonias
religiosas. Durante su estancia en Oriente adquirió una importantísima documentación
para los famosos libros que luego iba a publicar en favor de la religión.
En
Constantinopla fue invitado a un Concilio de los arrianos, y allí habló tan
maravillosamente explicando la divinidad de Jesucristo, que los herejes
pidieron al emperador que lo expulsara otra vez hacia occidente, porque podía
convencer a toda esa gente de que Jesucristo sí es Dios. Y el gobernante dio el
decreto de su destierre a Francia.
Allí
redactó su libro más famoso llamado
"La Trinidad". También publicó un Comentario al Evangelio de San
Mateo y un Comentario a los Salmos.
Otra
gran obra de San Hilario fue reunir un grupo de personas fervorosas y
enseñarles a vivir en comunidad, lejos de lo mundano, dedicándose a la oración,
a la penitencia, al trabajo y a la lectura de la Sagrada Biblia. Un primer
monacato al que se unió el gran san Martín de Tours.
Fue
declarado Doctor de la Iglesia, por sus grandes
aportaciones para la definición del dogma trinitario, en 1851 por el papa Pío IX.
Su fiesta se celebra el 13 de enero.
En
fin una ciudad, que alberga no solo un gran santo que defendió la Verdad a
pesar de la adversidad, sino un lugar sacro por donde tantos peregrinos han
pasado y rezado. Un lugar que invita a cantar:
Vexilla Regis pródeunt:
fulget crucis
mysterium
qua vita mortem pértulit,
et morte vitam prótulit.
O crux,
ave, spes unica.
Hoc
passionis tempore
piis adauge gratiam,
reisque dele crimina.
Las banderas del Rey avanzan: refulge el
misterio de la cruz en que la vida padeció muerte y con su muerte nos dio vida. ¡Salve,
oh cruz, única esperanza nuestra! En este tiempo de pasión aumenta en los
justos la gracia y borra los crímenes de los reos.