La basílica de Santa Inés Extramuros (en italiano, Sant'Agnese fuori le mura) es una iglesia basilical de Roma, en la que se veneran las reliquias de santa Inés. La iglesia queda en la Vía Nomentana a cierta distancia fuera de la muralla Aureliana que rodea la ciudad antigua. El nombre permite distinguirla de otros iglesias con la misma advocación que hay, o había, en Roma, siendo la más famosa de ellas Santa Inés en la Agonía, erigida en el lugar de martirio de la santa. El complejo incluye la basílica y el mausoleo de Santa Constanza.
La actual iglesia, tal como la reconstruyó el papa Honorio I a mediados del siglo VII, se alza sobre una catacumba del siglo IV, uno de los más importantes complejos funerarios de Roma, con más de 10 kilómetros de corredores, de los cuales sólo un par son accesibles. En el siglo IV la suave roca fue horadada alrededor de la tumba de santa Inés para crear un lugar de reunión.
Para el año 340, Constantina, hija del emperador Constantino I, amplió la zona subterránea y construyó un gran mausoleo, hoy conocido como el «mausoleo de Santa Costanza». La planta baja de la iglesia del siglo VII está al nivel del suelo de la catacumba, y las entradas desde la vía pública están al nivel de la galería de la segunda planta. Los mosaicos del edificio de Honorio aún están presentes. Esta iglesia también fue construida con una galería superior separada para las mujeres (matronaeum), similar al de San Lorenzo Extramuros.
Es en esta iglesia donde, en el día de Santa Inés (21 de enero) dos corderos son especialmente bendecidos, usualmente por el papa después de una gran misa pontifical; su lana es más tarde tejida para hacer un palio, estolas ceremoniales, para un arzobispo metropolitano recién nombrado para simbolizar su unión con el Papado. La iglesia está actualmente administrada por los canónigos regulares de San Juan de Letrán.
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