La ciudad de Colonia no sería lo que es sin los Reyes Magos, que tanto han influido en su historia, su cultura y su fe. En cierto sentido, la Iglesia celebra aquí todo el año la fiesta de la Epifanía. Por eso, antes de saludaros a vosotros, queridos habitantes de Colonia, he querido recogerme unos instantes en oración ante el relicario de los tres Reyes Magos, dando gracias a Dios por su testimonio de fe, de esperanza y de amor.
Como sabéis, en 1164, las reliquias de estos Sabios de Oriente saliendo de Milán y, escoltadas por el arzobispo de Colonia Reinald von Dassel, atravesaron los Alpes hasta llegar a Colonia, donde fueron acogidas con grandes manifestaciones de júbilo. En su peregrinación por Europa, esas reliquias han dejado huellas evidentes, que aún hoy permanecen en los nombres de lugares y en la devoción popular. Los habitantes de Colonia fabricaron para las reliquias de los Reyes Magos el relicario más precioso de todo el mundo cristiano y, como si no bastara, levantaron sobre él un relicario mayor todavía: la catedral de Colonia. Junto con Jerusalén la "ciudad santa", con Roma la "ciudad eterna", con Santiago de Compostela en España, gracias a los Magos, Colonia se ha ido convirtiendo a lo largo de los siglos en uno de los lugares de peregrinación más importantes del occidente cristiano.
No voy a seguir ensalzando a la ciudad de Colonia, aunque sería posible y significativo hacerlo: llevaría mucho tiempo, porque de Colonia se podrían decir muchísimas cosas grandes y hermosas. Sin embargo, quisiera recordar que aquí veneramos a santa Úrsula y a sus compañeras; que en el año 745 el Santo Padre nombró arzobispo de Colonia a san Bonifacio; que aquí actuó san Alberto Magno, uno de los mayores eruditos de la Edad Media, y que sus restos se veneran en la iglesia de San Andrés; que aquí estudió y enseñó santo Tomás de Aquino, el mayor teólogo de Occidente; que en el siglo XIX Adolfo Kolping fundó numerosas obras sociales; que Edith Stein, judía convertida, vivió aquí en el Carmelo de Colonia, antes de huir al Carmelo de Echt, en Holanda, y de ser deportada a Auschwitz, donde murió mártir.
Con estas figuras, y todas las demás, conocidas o desconocidas, Colonia posee un gran patrimonio de santos. Ahora quisiera decir, al menos, que, por lo que sé, aquí en Colonia, uno de los tres Magos fue identificado como un rey negro de África, de forma que un representante del continente africano fue considerado uno de los primeros testigos de Jesucristo. Además, quisiera añadir que aquí en Colonia han surgido grandes iniciativas ejemplares, cuya acción se ha extendido por todo el mundo, como "Misereor", "Adveniat" y "Renovabis".
VIAJE APOSTÓLICO A COLONIA
CON MOTIVO DE LA XX JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
VISITA A LA CATEDRAL DE COLONIA
SALUDO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Jueves 18 de agosto de 2005
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