En los montes que coronan las tierras riojanas, no lejos del célebre monasterio de San Millán de la Cogolla, se encuentra una de las más célebres advocaciones marianas de la Castilla medieval: Nuestra Señora de Valvanera.
La aparición de la imagen está relatada en la Historia Latina, escrita en 1419 por Rodrigo de Castroviejo (Abad de Valvanera), como traducción de un texto en latín del siglo XII escrito probablemente por Gonzalo de Berceo. Cuenta que el ladrón Nuño Oñez, oyendo el rezo de la que iba a ser su víctima, se arrepintió de sus crímenes, encomendándose a la Virgen María para que le ayude a cambiar su vida. Un día durante sus oraciones se le apareció un ángel, indicándole que fuera a Valvanera en busca de un roble que sobresaliese de los demás, de cuyo pie brotaba una fuente y que contenía varios enjambres de abejas, donde encontraría una imagen de la Virgen María. Acudió a dicho lugar con el clérigo Domingo encontrando la imagen. En ese lugar comenzarían a edificar un lugar de culto a la Virgen, en el último tercio del siglo IX.
Con este hallazgo se daría origen al Monasterio de Valvanera, donde actualmente se venera a esta imagen, custodiada por monjes benedictinos. Nuestra Señora de Valvanera es el centro principal que atrae las miradas en el templo, es meta de toda romería y peregrinación. Los elementos que resaltan en esta magnífica talla son: la imagen de la Virgen, el Niño Jesús, la silla y la peana, todo elaborado en una sola pieza de madera. El conjunto tiene altura de 109 cm y una anchura de 40 cm. Un ornamento que acompaña es un roble se ramifica y forma un arco cubriendo a la Virgen con el Niño.
No se conoce el autor ni la fecha en que pudo ser tallada esta imagen, probablemente sea una réplica de la original, descrita en la historia. A través del tiempo ha sido objeto de restauraciones cromáticas y adornada con nuevos elementos. Por eso, se atiende a los detalles de la obra para estimar la antigüedad de la imagen.
El manto del Niño, de corte imperial y similar al de la Madre, era comúnmente utilizado en la realeza; la túnica de la Madre tiene amplísimas bocamangas, tal como las venían usando las reinas hispanas de aquellos siglos. La Señora está sentada sobre una almohadilla que hace más confortable la silla ”curul” o de tijera. De acuerdo con las características de la talla, la imagen de la Virgen de Valvanera es de estilo románico, siendo la más bella que existe de ésta época.
Es muy llamativa la postura del Niño Jesús. Es el Buen Pastor que se vuelve completamente en busca de los hombres extraviados por el pecado, mostrándonos la Buena Noticia, el Evangelio, y recordándonos que en la tarde de la vida nos examinará del amor.
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