Fue el Hermano Francisco de Jesús quien consiguió, gracias al Obispo Pedro de Salazar y Toledo que la ciudad cediera a esta comunidad religiosa, el conocido como "Cerro de la Cárcel", para el retiro espiritual de diferentes ermitaños que se encontraban repartidos por las faldas de la Sierra Morena. Así la primera ermita se construyó en el año 1703, y en una pequeña capilla erigida, se celebró por primera vez la Misa el día 11 de julio de 1709, siendo consagrada a Nuestra Señora de Belén.
Debido a su privilegiada situación, con maravillosas vistas a todo el Valle del Guadalquivir a su paso por la ciudad de Córdoba, el obispo Pedro Antonio de Trevilla mandó construir un magnífico asiento al borde del cerro, para poder contemplar el entorno
El 13 de abril de 1836 con motivo de la desamortización, son expulsados los ermitaños, para volver nueve años después de haber comprado los religiosos, el terreno a su propietario.
(Según el acta capitular del 24/5/1836, el ayuntamiento se dirigió al Gobierno pidiéndole que permitiese que se quedaran los ermitaños en sus ermitas y el gobierno le contestó que no estaban incluidos en la Orden del 8/3/1835, de donde se desprende que no tuvieron que abandonarlas)
En el año 1929, se crea el Sagrado Corazón de Jesús, imponente escultura del Sagrado Corazón de Jesús, obra de Lorenzo Coullaut Valera, que gracias a la iluminación que tiene, se constituye en el único punto luminoso de la sierra cordobesa visible desde la ciudad de Córdoba.
Su inauguración estuvo poblada de cordobeses, calculando algunos en 25.000 el número que acudió a la misma.
La comunidad de ermitaños de las Ermitas siempre fue muy bien tratada y considerada por el pueblo de Córdoba, sobre todo, por la comida que diariamente ofrecían a los pobres a medio día. De hecho, uno de los senderos de acceso a las Ermitas, el conocido como Cuesta de los Pobres, en una bifurcación de la Cuesta del Reventón, lugar tradicional de acceso por parte de los cordobeses, fue denominado así por el reguero de pobres que acudían diariamente a comer.
Reparto de comida en 1900 |
Salvo muy raras excepciones, la comida consistía en el clásico potaje de habas de su propia cosecha, convenientemente condimentadas y que era repartido en unos librillos de barro, en cada uno de los cuales depositaban la ración para cuatro comensales. Queremos reseñar como dato curioso, que todos los días de la semana habían de ir los pobres provistos de su ración de pan, a excepción de los sábados que también les era suministrado por los Ermitaños.
Las Ermitas tuvo ermitaños hasta 1957, en que el Obispado decidió, antes de la muerte del último de ellos (Juan Vicente de la Madre de Dios, entregar las Ermitas a los frailes carmelitas, la orden religiosa cordobesa más cercana a esa forma de vida, año desde el cual estos mantienen las Ermitas
En 1983 surge la Asociación Amigos de las Ermitas ante el deterioro del entorno, con el fin de colaborar en su conservación.
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