lunes, 18 de febrero de 2013

Una respetuosa crítica

Un lugar sacro no simplemente es un lugar bello, susceptible de ser mostrado para el disfrute estético de turistas y, de paso, capaz de generar unos recursos económicos determinados. Es, ante todo, un lugar condicionado por su uso sagrado, es decir, dedicado a la alabanza a Dios y celebrar la salvación de los hombres que Jesucristo ha realizado.

Durante los últimos años, se han hecho grandes esfuerzos para restaurar lugares sagrados, dando como resultado unos templos de gran belleza artística, pero reducidos fundamentalmente a una función museística. De tal forma que, si bien puede considerarse restaurado su patrimonio, resulta que su función ha quedado completamente transformada, por no decir profanada.

Un ejemplo de los muchos que podemos traer a colación es el de la Catedral de Burgos. La presentación que les proponemos nos muestra imágenes inéditas de la Catedral, tomadas desde el triforio. La lástima es que este templo, consagrado a la gloria de Dios para el culto, hoy no sea apenas más que un magnífico museo. ¿Merecía la pena?



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