sábado, 23 de febrero de 2013

Esmirna. Huellas de un pasado cristiano

Ágora de Esmirna

Cuando hoy oímos hablar de Turquía, inmediatamente pensamos en una nación musulmana, en los problemas de la integración de su emigrantes en Alemania, y en las tensiones políticas entre laicos y fundamentalistas islámicos. Sin embargo, en el subsuelo de esas antiquísimas tierras se esconden incontables tesoros culturales, alguno de ellos fundamentales para comprender la historia del Cristianismo.

El origen de Esmirna está en relación, como tantas otras ciudades del Próximo Oriente, con los asentamientos griegos. De un inicio comercial, se pasó a una colonia en toda regla, que tuvo que competir con otras dos prósperas colonias griegas: Pérgamo y Éfeso. Integrada en Roma durante el siglo I antes de Cristo, sirvió de asiento a uno comunidad cristiana, citada elogiosamente en el Libro del Apocalipsis por sufrir la persecución. De hecho, en el siglo II, su obispo Policarpo sufrió el martirio en el Anfiteatro de la ciudad.

Conquistada la ciudad por los turcos en el siglo XV, vio como progresivamente la presencia cristiana fue sustituyéndose por la turco-musulmana. Por fin, la presencia griega-ortodoxa de la ciudad desapareció tras la Guerra greco-turca (1919-1922). Hoy, solo los restos arqueológicos greco-romano-bizantinos permiten recordar un pasado distinto del actual. Con todo, todavía hoy perdura en Turquía la sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Pidamos al Señor, por intercesión de san Policarlo de Esmirna, que proteja a cuantos cristianos viven situaciones de discriminación, cuando no de abierta persecución. El video con el que cerramos esta entrada es un tropario griego en honor del mártir.


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