lunes, 21 de enero de 2013

Santa Inés en la agonia



Visitar la ciudad de Roma tiene el problema de que son tantos los lugares cargados de historia que se pueden visitar, que se necesitan varios años para conocer rincones que allí pasan por pequeños, pero que en cualquier otro sitio serían monumentales. Éste es el caso de la Basílica de Santa Inés en la Agonía.
Santa Inés era una joven cristiana que confesó su fe durante la última y más terrible persecución contra los cristianos, decretada por Diocleciano a comienzos del siglo IV. Murió decapitada en el Estadio de Domiciano, sobre el que posteriormente se construyó la Plaza Navona. Santa Inés fue sepultada fuera de la ciudad, en la Vía Numentana, donde Constanza, hija de Constantino, mandó edificar la Basílica de Santa Inés Extramuros.
Sobre el lugar del martirio en el antiguo Estadio de Domiciano, se edificó la Basílica de Sant'Agnese in Agone, Santa Inés en la Agonía, hoy en el centro de la Plaza Navona de Roma. Es lugar de culto desde el siglo VIII. La actual iglesia es obra del arquitecto barroco Borromini.
Escasamente setenta y cinco años después de su martirio, el santo obispo de Milán Ambrosio ya celebraba con solemnidad la memoria de la santa virgen mártir. Comienza un memorable sermón con estas palabras:
Celebramos hoy el nacimiento para el cielo de una virgen, imitemos su integridad; se trata también de una mártir, ofrezcamos el sacrificio. Es el día natalicio de santa Inés. Sabemos por tradición que murió mártir a los doce años de edad. Destaca en su martirio por una parte, la crueldad que no se detuvo ni ante una edad tan tierna; por otra, la fortaleza que infunde la fe, capaz de dar testimonio en la persona de una jovencita.

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