Sion deserta facta est, Jerusalem desolata est,
Domus sanctificationis tuae et gloriae tuae,
Ubi laudaverunt te patres nostri.
Durante el tiempo de Adviento canta la Iglesia un himno, Rorate caeli desuper, cuyo texto parece que fue escrito en el siglo IV por el poeta romano de Calahorra Aurelio Prudencio. Es una bellísima composición musical, que pretende infundir esperanza, ne medio de una situación de desolación, muy de acuerdo con la espiritualidad de este tiempo litúrgico, que nos prepara para la llegada salvadora del Señor.
La estrofa transcrita al comienzo puede traducirse así: La Ciudad Santa ha quedado desierta, Sión ha quedado desierta, está desalada Jerusalén, lugar de tu santidad y de tu gloria, donde te alabaron nuestros padres.
Estas últimas palabras cuadran perfectamente al estado ruinoso que presenta el que fuera importante monasterio de Moreruela. De origen humilde, arranca su historia en los desconocidos tiempos de la emigración mozárabe hacia el Reino de León. En un principio estuvo bajo la advocación del Apóstol Santiago. A finales del siglo XII adoptó la reforma cisterciense, mostrando su renovada arquitectura un esplendor hoy completamente perdido.
En la actualidad, es un lugar casi desconocido, al que se accede por una pequeña carretera, entre Benavente y Zamora.
Que los monjes que allí alabaron al Señor, que con toda seguridad entonaron el Rorate, disfruten en la misericordia del Señor los bienes de su eterna belleza, cuyo reflejo nos dejaron en su admirable templo y monasterio.
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