Recordamos hoy a uno de los grandes santos castellanos: santo Domingo de Guzmán. su pueblo natal fue Caleruega, en la diócesis de Burgos, no lejos del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Su madre, la beata Juana de Aza, no podía tener hijos. Corría el año 1170. El sepulcro de santo Domingo de Silos era por entonces célebre a causa de los muchos milagros que se concedían a quienes con fe allí acudían en busca de salvación. Juana no lo dudó y se puso en camino hacia allí. Por la noche tuvo un sueño, en el que vio a un perro que llevaba una antorcha ardiente, como imagen de su hijo. De vuelta a casa con su marido, Félix Núñez de Guzmán, concibieron un hijo, y en honor de santo abad silense, le llamaron Domingo.
Desde los catorce a los veintiocho años permaneció Domingo en la Universidad de Palencia. De allí paso al Burgo de Osma, donde se hizo canónigo. Pero su vocación le impulsó a predicar la recta fe entre los herejes cátaros, en el sur de Francia. Allí, en Tolosa, tuvo lugar el nacimiento de la orden de los predicadores, consagrados al estudio y a la predicación de la fe cristiana.
Nosotros visitaremos su pueblo natal, Caleruega, donde se haya un monasterio de dominicos que custodia el recuerdo de los orígenes del gran santo castellano, en un reportaje propio de los frailes dominicos.
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