La Abadía de Montecasino tiene como centro la Basílica, en la que se encuentra la tumba de san Benito. A dicho templo se accede a través de un espectacular claustro, que fue diseñado en 1595 por el célebre arquitecto Donato d'Angelo Bramante.
Al pie de la monumental escalinata, se erigieron en sendas esculturas de san Benito y santa Escolástica, obra del padre Campi di Carrara. Tras ellos, se abre la Logia del Paraíso.
Pero no simplemente se trata de un lugar artísticamente hermoso. Esta maravilla del arte europeo fue testigo o, mejor dicho, víctima, de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial. El año 1944, el Monasterio sufrió un bombardeo aliado, que causo cientos de bajas civiles, de ciudadanos de Casino que subieron a buscar refugio en el venerable monasterio.
Después de la guerra, todo el Monasterio fue reconstruido. La estatua de san Benito muestras las heridas de aquel terrible suceso. Y constituyen un mudo clamor de aquello que san Benito quiso que presidiera el Monasterio como lema: Pax.
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