En el corazón de la ciudad de Valladolid se encuentra el Real Monasterio Cisterciense de San Joaquín y Santa Ana. La ciudad de Valladolid fue sede, desde la Edad Media, del célebre monasterio benedictino de San Benito el Real, cabeza de la Congregación del mismo nombre, que agrupó hasta la desamortización a todos los monasterios benedictinos hispanos. No muy lejos de este célebre y hoy inexistente monasterio, se hallaba el Monasterio del que hoy nos ocupamos, en la memoria de los santos padres de la Virgen maría.
El Monasterio fue construido por Francisco Praves. En 1777, encontrándose el edificio muy deteriorado y amenazando ruina, la comunidad se dirigió al rey Carlos III solicitando amparo y la reconstrucción del mismo, ya que era fundación de patronato regio. El monarca encargó los planos de la nueva construcción a su arquitecto Francisco Sabatini, iniciándose las obras en 1780. Como director de las mismas ofició primero Francisco Balzaina, teniendo como contratista a Francisco Álvarez Benavides, y más tarde a M. Mariátegui. El nuevo edificio se inauguró en 1787. La actual comunidad de monjas pertenece a la Orden Cisterciense de San Bernardo o de Castilla.
El video que vemos a continuación, procedente de la Televisión de Castilla y León, a pesar de que incide exclusivamente en el aspecto artístico del edificio, nos permite penetrar en el rico contenido espiritual de este lugar santo.
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