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martes, 21 de marzo de 2017

Benedicto XVI en Montecasino

El papa Benedicto XVI visitó el monasterio de Montecasino. Desde allí nos invitaba a la oración en dicho lugar especialmente santo, con ocasión de su visita durante la solemnidad de la Ascensión. En este día del Tránsito de san Benito, recordamos sus palabras junto al altar, sobre la tumba del santo.

viernes, 10 de febrero de 2017

Abadía de Montecasino

Montecasino no sólo guarda las venerables reliquias de san Benito, sino también la de su hermana santa Escolástica, cuya fiesta hoy celebramos. Por eso, visitamos hoy este lugar santo, a través del siguiente montaje fotográfico.

lunes, 11 de julio de 2016

Montecasino. El Claustro del Bramante


La Abadía de Montecasino tiene como centro la Basílica, en la que se encuentra la tumba de san Benito. A dicho templo se accede a través de un espectacular claustro, que fue diseñado en 1595 por el célebre arquitecto Donato d'Angelo Bramante.

Al pie de la monumental escalinata, se erigieron en  sendas esculturas de san Benito y santa Escolástica, obra del padre Campi di Carrara. Tras ellos, se abre la Logia del Paraíso.

Pero no simplemente se trata de un lugar artísticamente hermoso. Esta maravilla del arte europeo fue testigo o, mejor dicho, víctima, de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial. El año 1944, el Monasterio sufrió un bombardeo aliado, que causo cientos de bajas civiles, de ciudadanos de Casino que subieron a buscar refugio en el venerable monasterio.

Después de la guerra, todo el Monasterio fue reconstruido. La estatua de san Benito muestras las heridas de aquel terrible suceso. Y constituyen un mudo clamor de aquello que san Benito quiso que presidiera el Monasterio como lema: Pax.

domingo, 10 de julio de 2016

Montecasino. La Capilla de san Juan Bautista


En uno de los claustros de la Abadía de Montecasino se conservan los vestigios de lo que fue el oratorio de san Juan Bautista, que edificó san Benito y en el que, según la tradición, falleció mientras estaba en oración. En el suelo se encuentra marcado el perímetro de lo que fue aquel pequeño templo. Tenía tres naves, con unos veinte metros de largo por ocho de ancho. En la cabeza de dicho perímetro se emplazó un grupo escultórico que representa a san Benito, sujeto por dos discípulos, levantando los brazos en oración antes de su muerte y tránsito al cielo. En lo que fue la cabecera de dicho templo hay dispuesto un Cristo en Majestad.  

Éste es el relato que hace san Gregorio Magno de su glorioso tránsito:

En el mismo año que había de salir de esta vida, anunció el día de su santísima muerte a algunos de los monjes que vivían con él y a otros que estaban lejos; a los que estaban presentes les recomendó que guardaran silencio de lo que habían oído y a los ausentes les indicó la señal que les daría cuando su alma saliera del cuerpo. Seis días antes de su muerte mandó abrir su sepultura. Pronto fue atacado por la fiebre y comenzó a fatigarse a causa de su violento ardor.

Como la enfermedad se agravaba cada día más, al sexto día se hizo llevar por sus discípulos al oratorio, donde confortado para la salida de este mundo con la recepción del cuerpo y la sangre del Señor y apoyando sus débiles miembros en las manos de sus discípulos, permaneció de pie con las manos levantadas al cielo y exhaló el último suspiro, entre palabras de oración. En el mismo día, dos de sus monjes, uno que vivía en el mismo monasterio y otro que estaba lejos de él tuvieron una misma e idéntica visión.

Vieron en efecto un camino adornado de tapices y resplandeciente de innumerables lámparas, que en dirección a Oriente iba desde su monasterio al cielo. En la parte superior del camino, un hombre de aspecto venerable y lleno de luz les preguntó si sabían qué camino era el que estaban viendo. Al contestarle ellos que lo ignoraban, les dijo: "Éste es el camino por al cual el amado del Señor, Benito, ha subido al cielo".

Así, pues, los presentes vieron la muerte del santo varón y los ausentes la conocieron por la señal que les había dado. Fue sepultado en el oratorio de San Juan Bautista, que él mismo había edificado sobre el destruido altar de Apolo. Y tanto aquí como en la cueva de Subiaco, donde antes había habitado, brilla hasta el día de hoy por sus milagros, cuando lo merece la fe de quienes los piden.

sábado, 9 de julio de 2016

Montecasino. La Cripta de San Benito


En la Basílica del Monasterio de Montecasino, debajo del altar mayor y del coro de los monjes, se encuentra una cripta excavada a los pies del lugar originario de la tumba de san Benito. La cripta fue decorada a comienzos del siglo XX en el estilo propio de Beuron, tal vez un tanto hierático y orientalizante. Está ricamente decorado con mármoles, bronces y mosaicos. El altar de dicha cripta se levanta en una capilla, en la que están representadas las tumbas de san Benito y santa Escolástica. En este lugar encontraron refugio muchas personas durante el bombardeo al que fue sometido el Monasterio, durante la Segunda Guerra Mundial; y mientras que otros muchos refugiados de la ciudad de Casino perecieron, los que se refugiaron junto a la tumba de san Benito resultaron indemnes, como todavía recuerda un superviviente que vive no lejos del Monasterio.

viernes, 8 de julio de 2016

Montecasino. El altar de san Benito


Acercándonos ya a la solemnidad de nuestro Padre san Benito, vvisitamos uno de los lugares santos benedictinos: la Abadía de Montecasino. Hoy podremos contemplar el altar mayor de la Basílica, levantado sobre la tumba del santo. El espectacular templo barroco conservó como elemento central este hecho, y las excavaciones posteriores han confirmado que, a pesar de todas las reedificaciones del lugar, se ha conservado la exacta localización de esa tumba.

El altar mayor está en el crucero del templo,justo debajo de una cúpula. Deja oculto el coro donde los monjes celebran el Oficio Divino, e impone la celebración de la Eucaristía hacia oriente. Se trata de una estructura de mármol, bastante elevada sobre el pavimento del templo. En la parte posterior, muestra el emplazamiento de la tumba de los santos Benito y Escolástica, y allí hacen una estación de oración todos los días los monjes al término de las Vísperas.

En el siguiente video podemos ver la visita y oración que allí realizó el papa Benedicto XVI en su visita a la Abadía.

domingo, 12 de julio de 2015

Montecasino. La piedra de san Benito


Junto a la Puerta de entrada de la Torre, en Montecasino, se encuentran el lugar en el que debía estar la celda de san Benito, y en la que se encontraba la piedra en la que el santo se solía sentar a leer. Allí tuvo lugar el encuentro que san Gregorio nos narra en sus Diálogos, de san Benito con el bárbaro Totila.

En tiempo de los godos, su rey Totila oyó decir que el santo varón tenía espíritu de profecía. Dirigióse a su monasterio y deteniéndose a poca distancia del mismo, le anunció su visita. Enseguida se le pasó aviso del monasterio, diciéndole que podía venir, pero él, pérfido como era, intentó cerciorarse de si el hombre de Dios tenía espíritu de profecía. Para ello, prestó su calzado a cierto escudero suyo llamado Rigo, le hizo vestir con la indumentaria real y le mandó que se presentara al hombre de Dios como si fuera él mismo en persona. Envió para su séquito a tres compañeros de los que solían ir en su comitiva, a saber: Vulderico, Rodrigo y Blidino, para que formando cortejo con él hicieran creer al siervo de Dios que se trataba del mismo rey Totila. Dióle además otros honores y acompañamiento, para que tanto por el séquito como por los vestidos de púrpura le tuviese por el propio rey.

Cuando Rigo llegó al monasterio ostentando las vestiduras reales y rodeado de numeroso séquito, el hombre de Dios estaba sentado a la puerta. Vio cómo iba acercándose y cuando podía ya hacerse oír de él, grito diciendo: "¡Quítate eso, hijo, quítate eso que llevas, que no es tuyo!". Al instante Rigo cayó en tierra lleno de espanto por haber intentado burlarse de tan santo varón; y todos los que con él habían ido a ver al el hombre de Dios, cayeron consternados en tierra. Al levantarse, no se atrevieron a acercársele, sino que regresaron adonde estaba su rey y temblando le contaron la rapidez con que habían sido descubiertos.

sábado, 11 de julio de 2015

Montecasino. La Capilla de san Juan Bautista


En uno de los claustros de la Abadía de Montecasino se conservan los vestigios de lo que fue el oratorio de san Juan Bautista, que edificó san Benito y en el que, según la tradición, falleció mientras estaba en oración. En el suelo se encuentra marcado el perímetro de lo que fue aquel pequeño templo. Tenía tres naves, con unos veinte metros de largo por ocho de ancho. En la cabeza de dicho perímetro se emplazó un grupo escultórico que representa a san Benito, sujeto por dos discípulos, levantando los brazos en oración antes de su muerte y tránsito al cielo. En lo que fue la cabecera de dicho templo hay dispuesto un Cristo en Majestad.  

Éste es el relato que hace san Gregorio Magno de su glorioso tránsito:

En el mismo año que había de salir de esta vida, anunció el día de su santísima muerte a algunos de los monjes que vivían con él y a otros que estaban lejos; a los que estaban presentes les recomendó que guardaran silencio de lo que habían oído y a los ausentes les indicó la señal que les daría cuando su alma saliera del cuerpo. Seis días antes de su muerte mandó abrir su sepultura. Pronto fue atacado por la fiebre y comenzó a fatigarse a causa de su violento ardor.

Como la enfermedad se agravaba cada día más, al sexto día se hizo llevar por sus discípulos al oratorio, donde confortado para la salida de este mundo con la recepción del cuerpo y la sangre del Señor y apoyando sus débiles miembros en las manos de sus discípulos, permaneció de pie con las manos levantadas al cielo y exhaló el último suspiro, entre palabras de oración. En el mismo día, dos de sus monjes, uno que vivía en el mismo monasterio y otro que estaba lejos de él tuvieron una misma e idéntica visión.

Vieron en efecto un camino adornado de tapices y resplandeciente de innumerables lámparas, que en dirección a Oriente iba desde su monasterio al cielo. En la parte superior del camino, un hombre de aspecto venerable y lleno de luz les preguntó si sabían qué camino era el que estaban viendo. Al contestarle ellos que lo ignoraban, les dijo: "Éste es el camino por al cual el amado del Señor, Benito, ha subido al cielo".

Así, pues, los presentes vieron la muerte del santo varón y los ausentes la conocieron por la señal que les había dado. Fue sepultado en el oratorio de San Juan Bautista, que él mismo había edificado sobre el destruido altar de Apolo. Y tanto aquí como en la cueva de Subiaco, donde antes había habitado, brilla hasta el día de hoy por sus milagros, cuando lo merece la fe de quienes los piden.

viernes, 10 de julio de 2015

Montecasino. El altar de san Benito


Acercándonos ya a la solemnidad de nuestro Padre san Benito, vvisitamos uno de los lugares santos benedictinos: la Abadía de Montecasino. Hoy podremos contemplar el altar mayor de la Basílica, levantado sobre la tumba del santo. El espectacular templo barroco conservó como elemento central este hecho, y las excavaciones posteriores han confirmado que, a pesar de todas las reedificaciones del lugar, se ha conservado la exacta localización de esa tumba.

El altar mayor está en el crucero del templo,justo debajo de una cúpula. Deja oculto el coro donde los monjes celebran el Oficio Divino, e impone la celebración de la Eucaristía hacia oriente. Se trata de una estructura de mármol, bastante elevada sobre el pavimento del templo. En la parte posterior, muestra el emplazamiento de la tumba de los santos Benito y Escolástica, y allí hacen una estación de oración todos los días los monjes al término de las Vísperas.

En el siguiente video podemos ver la visita y oración que allí realizó el papa Benedicto XVI en su visita a la Abadía.

sábado, 21 de marzo de 2015

Historia de Montecasino


San Benito vivió los últimos años de su vida en el cenobio que fundó en Montecasino. Por eso, vamos a conocer la historia de este lugar que, como ocurría a menudo con las primeras instituciones cristianas, fue emplazado en una antigua construcción pagana, un templo de Apolo que coronaba la colina, rodeada por un muro fortificado por encima de la pequeña ciudad de Cassino, aún en gran parte pagana por aquel entonces, y que había sido asolada hacía poco por los godos. San Benito resolvió a dedicar el lugar a Juan el Bautista, y una vez que se estableció allí, jamás lo abandonó. Allí escribió la Regla y allí murió.


Montecassino se convirtió en un modelo para futuros desarrollos. Desafortunadamente, por su ubicación protegida ha sido siempre un importante lugar estratégico. Fue saqueada o destruida varias veces. En el año 584 los lombardos saquearon la abadía y los monjes supervivientes huyeron a Roma, donde permanecieron durante más de un siglo. Durante este tiempo el cuerpo de San Benito fue trasladado a Fleury, el actual Saint-Benoit-sur-Loire cercano a Orleans, Francia. Un periodo floreciente de Montecassino siguió a su restablecimiento en el año 718, cuando entre los monjes estuvieron Carloman, hijo de Carlos Martel; Ratgiso, antecesor del gran duque lombardo y rey Astolfo; y Pablo el Diácono, el historiador de los lombardos.

En 744, una donación de Gisulfo II de Benevento creó la Terra Sancti Benedicti (la tierra del Santo Benito), las tierras seculares de juriscción de la abadía, las cuales estaban sujetas al abad y a nadie más salvo el Papa. De este modo, el monasterio se convirtió en la capital de un Estado que comprendía una región compacta y estratégica entre el lombardo principado de Benevento y las ciudades-estado griegas de la costa, los ducados de Nápoles, Gaeta y Amalfi, todos ellos aparecidos como provincias (temas) de origen bizantino. En el año 883 los sarracenos saquearon e incendiaron la abadía. Entre los grandes historiadores que trabajaron en el monasterio, en este período, están Erchemperto, autor de la Historia Langobardorum Beneventanorum, la cual es una crónica fundamental del Mezzogiorno del siglo noveno.


Fue reconstruida y alcanzó la cumbre de su fama en el siglo XI bajo el abad Desiderio (abad desde 1058 hasta 1087), quien después se convertiría en el papa Víctor III. El número de monjes ascendió hasta alrededor de 200, y la biblioteca, los manuscritos producidos en el scriptorium y la escuela de ilustradores de manuscritos se hicieron famosos en todo Occidente. La escritura única del Benevento floreció aquí durante el mandato del abad Desiderius. Los edificios del monasterio fueron reconstruidos en una escala de gran magnificencia, trayendo artistas desde Amalfi, Lombardía e incluso desde Constantinopla, para supervisar las variadas obras. La iglesia de la abadía, reconstruida y decorada con sumo esplendor, fue consagrada en el año 1071 por el papa Alejandro II. Existe un relato de la abadía en estas fechas en la Chronica monasterii Cassinensis, por Leo de Ostia y Amatus de Montecassino, que nos da la mejor fuente de los primeros normandos en el sur.

El más célebre alumno en el Monasterio fue Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia y autor de la Summa Theologica, que es la obra cumbre de la teología medieval y ha constituido un referente para la teología católica posterior.


Un terremoto dañó la abadía en el año 1349, y aunque el lugar fue reconstruido, este hecho marcó el comienzo de un largo período de deterioro. En 1321, el papa Juan XXII hizo de la iglesia de Montecassino una catedral, y la independencia del monasterio de las intervenciones episcopales, cuidadosamente mantenida, llegó a su final. En el año 1505 el monasterio pasó a formar parte de la congregación italiana de Santa Justina de Padua.

El lugar fue saqueado por las tropas de Napoleón en 1799, y desde la disolución de los monasterios italianos en el año 1866, Montecassino se convirtió en un Monumento Nacional. Se produjo una destrucción final el 15 de febrero de 1944 cuando, durante las cuatro batallas de Montecassino (desde enero hasta mayo de 1944), el edificio entero fue pulverizado en una serie de asaltos aéreos del ejército aliado. La abadía fue reconstruida después de la guerra, financiada por el Estado italiano. El papa Pablo VI volvió a consagrarla en 1964.


martes, 10 de febrero de 2015

Abadía de Montecasino

Montecasino no sólo guarda las venerables reliquias de san Benito, sino también la de su hermana santa Escolástica, cuya fiesta hoy celebramos. Por eso, visitamos hoy este lugar santo, a través del siguiente montaje fotográfico.

viernes, 21 de marzo de 2014

Benedicto XVI en Montecasino

El papa Benedicto XVI visitó el monasterio de Montecasino. Desde allí nos invitaba a la oración en dicho lugar especialmente santo, con ocasión de su visita durante la solemnidad de la Ascensión. En este día del Tránsito de san Benito, recordamos sus palabras junto al altar, sobre la tumba del santo.

jueves, 11 de julio de 2013

Montecasino. El Claustro del Bramante


La Abadía de Montecasino tiene como centro la Basílica, en la que se encuentra la tumba de san Benito. A dicho templo se accede a través de un espectacular claustro, que fue diseñado en 1595 por el célebre arquitecto Donato d'Angelo Bramante.

Al pie de la monumental escalinata, se erigieron en  sendas esculturas de san Benito y santa Escolástica, obra del padre Campi di Carrara. Tras ellos, se abre la Logia del Paraíso.

Pero no simplemente se trata de un lugar artísticamente hermoso. Esta maravilla del arte europeo fue testigo o, mejor dicho, víctima, de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial. El año 1944, el Monasterio sufrió un bombardeo aliado, que causo cientos de bajas civiles, de ciudadanos de Casino que subieron a buscar refugio en el venerable monasterio.

Después de la guerra, todo el Monasterio fue reconstruido. La estatua de san Benito muestras las heridas de aquel terrible suceso. Y constituyen un mudo clamor de aquello que san Benito quiso que presidiera el Monasterio como lema: Pax.

miércoles, 10 de julio de 2013

Montecasino. La piedra de san Benito


Junto a la Puerta de entrada de la Torre, en Montecasino, se encuentran el lugar en el que debía estar la celda de san Benito, y en la que se encontraba la piedra en la que el santo se solía sentar a leer. Allí tuvo lugar el encuentro que san Gregorio nos narra en sus Diálogos, de san Benito con el bárbaro Totila.

En tiempo de los godos, su rey Totila oyó decir que el santo varón tenía espíritu de profecía. Dirigióse a su monasterio y deteniéndose a poca distancia del mismo, le anunció su visita. Enseguida se le pasó aviso del monasterio, diciéndole que podía venir, pero él, pérfido como era, intentó cerciorarse de si el hombre de Dios tenía espíritu de profecía. Para ello, prestó su calzado a cierto escudero suyo llamado Rigo, le hizo vestir con la indumentaria real y le mandó que se presentara al hombre de Dios como si fuera él mismo en persona. Envió para su séquito a tres compañeros de los que solían ir en su comitiva, a saber: Vulderico, Rodrigo y Blidino, para que formando cortejo con él hicieran creer al siervo de Dios que se trataba del mismo rey Totila. Dióle además otros honores y acompañamiento, para que tanto por el séquito como por los vestidos de púrpura le tuviese por el propio rey.

Cuando Rigo llegó al monasterio ostentando las vestiduras reales y rodeado de numeroso séquito, el hombre de Dios estaba sentado a la puerta. Vio cómo iba acercándose y cuando podía ya hacerse oír de él, grito diciendo: "¡Quítate eso, hijo, quítate eso que llevas, que no es tuyo!". Al instante Rigo cayó en tierra lleno de espanto por haber intentado burlarse de tan santo varón; y todos los que con él habían ido a ver al el hombre de Dios, cayeron consternados en tierra. Al levantarse, no se atrevieron a acercársele, sino que regresaron adonde estaba su rey y temblando le contaron la rapidez con que habían sido descubiertos.

martes, 9 de julio de 2013

Montecasino. La Capilla de san Juan Bautista


En uno de los claustros de la Abadía de Montecasino se conservan los vestigios de lo que fue el oratorio de san Juan Bautista, que edificó san Benito y en el que, según la tradición, falleció mientras estaba en oración. En el suelo se encuentra marcado el perímetro de lo que fue aquel pequeño templo. Tenía tres naves, con unos veinte metros de largo por ocho de ancho. En la cabeza de dicho perímetro se emplazó un grupo escultórico que representa a san Benito, sujeto por dos discípulos, levantando los brazos en oración antes de su muerte y tránsito al cielo. En lo que fue la cabecera de dicho templo hay dispuesto un Cristo en Majestad.  

Éste es el relato que hace san Gregorio Magno de su glorioso tránsito:

En el mismo año que había de salir de esta vida, anunció el día de su santísima muerte a algunos de los monjes que vivían con él y a otros que estaban lejos; a los que estaban presentes les recomendó que guardaran silencio de lo que habían oído y a los ausentes les indicó la señal que les daría cuando su alma saliera del cuerpo. Seis días antes de su muerte mandó abrir su sepultura. Pronto fue atacado por la fiebre y comenzó a fatigarse a causa de su violento ardor.

Como la enfermedad se agravaba cada día más, al sexto día se hizo llevar por sus discípulos al oratorio, donde confortado para la salida de este mundo con la recepción del cuerpo y la sangre del Señor y apoyando sus débiles miembros en las manos de sus discípulos, permaneció de pie con las manos levantadas al cielo y exhaló el último suspiro, entre palabras de oración. En el mismo día, dos de sus monjes, uno que vivía en el mismo monasterio y otro que estaba lejos de él tuvieron una misma e idéntica visión.

Vieron en efecto un camino adornado de tapices y resplandeciente de innumerables lámparas, que en dirección a Oriente iba desde su monasterio al cielo. En la parte superior del camino, un hombre de aspecto venerable y lleno de luz les preguntó si sabían qué camino era el que estaban viendo. Al contestarle ellos que lo ignoraban, les dijo: "Éste es el camino por al cual el amado del Señor, Benito, ha subido al cielo".

Así, pues, los presentes vieron la muerte del santo varón y los ausentes la conocieron por la señal que les había dado. Fue sepultado en el oratorio de San Juan Bautista, que él mismo había edificado sobre el destruido altar de Apolo. Y tanto aquí como en la cueva de Subiaco, donde antes había habitado, brilla hasta el día de hoy por sus milagros, cuando lo merece la fe de quienes los piden.

lunes, 8 de julio de 2013

Montecasino. La Cripta de San Benito


En la Basílica del Monasterio de Montecasino, debajo del altar mayor y del coro de los monjes, se encuentra una cripta excavada a los pies del lugar originario de la tumba de san Benito. La cripta fue decorada a comienzos del siglo XX en el estilo propio de Beuron, tal vez un tanto hierático y orientalizante. Está ricamente decorado con mármoles, bronces y mosaicos. El altar de dicha cripta se levanta en una capilla, en la que están representadas las tumbas de san Benito y santa Escolástica. En este lugar encontraron refugio muchas personas durante el bombardeo al que fue sometido el Monasterio, durante la Segunda Guerra Mundial; y mientras que otros muchos refugiados de la ciudad de Casino perecieron, los que se refugiaron junto a la tumba de san Benito resultaron indemnes, como todavía recuerda un superviviente que vive no lejos del Monasterio.

domingo, 7 de julio de 2013

Montecasino. El altar de san Benito


Acercándonos ya a la solemnidad de nuestro Padre san Benito, vamos a visitar diversos puntos de uno de los lugares santos benedictinos: la Abadía de Montecasino. Hoy podremos contemplar el altar mayor de la Basílica, levantado sobre la tumba del santo. El espectacular templo barroco conservó como elemento central este hecho, y las excavaciones posteriores han confirmado que, a pesar de todas las reedificaciones del lugar, se ha conservado la exacta localización de esa tumba.

El altar mayor está en el crucero del templo,justo debajo de una cúpula. Deja oculto el coro donde los monjes celebran el Oficio Divino, e impone la celebración de la Eucaristía hacia oriente. Se trata de una estructura de mármol, bastante elevada sobre el pavimento del templo. En la parte posterior, muestra el emplazamiento de la tumba de los santos Benito y Escolástica, y allí hacen una estación de oración todos los días los monjes al término de las Vísperas.

En el siguiente video podemos ver la visita y oración que allí realizó el papa Benedicto XVI en su visitaa la Abadía.

jueves, 21 de marzo de 2013

La tumba de San Benito

Cripta de Montecasino. Tumba de san Benito y santa Escolástica

Según relata san Gregorio Magno en el libro II de los Diálogos, san Benito murió en Montecasino, y fue enterrado en la tumba que él mismo había dispuesto en el oratorio de san Juan Bautista, junto a su hermana santa Escolástica.

Este lugar santo ha sufrido muchas vicisitudes a lo largo de los siglos. El Monasterio fue destruido varias veces, primero por los longobardos, luego por los sarracenos, en la Edad Media por un terremoto, y durante la Segunda Guerra Mundial por una de sus más crueles batallas. Esa tumba, sin embargo, ha permanecido como un lugar de paz, ha resistido a tantos avatares, e incluso llegó a convertirse durante la última destrucción en refugio salvador para cuantos allí se hallaban. Así nos lo confirmó, paseando un día por los alrededores de Montecasino, un vecino del Monasterio, que nos contaba cómo cuando era niño se refugiaron allí sus padres, y mientras otros muchos perecieron bajo las bombas aliadas o los derribos del edificio, la cripta en la que se hallaban resistió todos los embates.

La cripta en la que se halla la tumba de san Benito fue decorada a principios del siglo XX en el estilo imperante en la época, de origen alemán: el de Beuron. Es un gusto hierático, un tanto orientalista; en cualquier caso, independientemente de los juicios estéticos, quien allí desciende, sabe que se encuentra en presencia de un lugar venerable, que custodia los restos de aquel santo varón que trató de buscar a Dios sobre todas las cosas, y nos habló de paz en medio de las más azarosas situaciones que vivió.