martes, 29 de septiembre de 2015

El Monte San Miguel


Monte Saint-Michel se ubica en la región de Baja Normandía. Situado sobre un promontorio rocoso en una isla del estuario del río Couesnon, debe su nombre a la abadía consagrada al culto del arcángel San Miguel y cuyo nombre en latín durante la Edad Media era Mons Sancti Michaeli in Periculo Mari. Una estatua de San Miguel Arcángel colocada en la cumbre de la iglesia abacial se erige a 170 metros por encima de la orilla.

El cristianismo hizo su aparición en Armórica hacia el siglo IV. El primer oratorio, dedicado a San Esteban, fue elevado a media altura en el Monte Tumba. Luego el segundo en honor de San Sinforiano (el primer mártir de las Varas) se erigió al pie del peñasco, de estilo merovingio. Unos ermitaños velaban sobre los lugares y eran abastecidos por el cura de Astériac (Beauvoir). Los orígenes de la abadía actual deben situarse en torno a los siglos VIII o IX. Según la leyenda, en 708, un obispo de Avranches llamado Aubert habría construido un oratorio dedicado al arcángel San Miguel, tras habérselo pedido personalmente el arcángel en tres apariciones sucesivas.


El reinado de Carlomagno aportó a Neustria una era de estabilidad, que terminó con la muerte del Emperador, dando lugar a un período de anarquía y de grandes desórdenes, particularmente con las invasiones de los normandos, especialmente Rollón que devastó la región en 875. El tratado de Saint-Clair-sur-Epte (912) le dio a Rollón la legitimidad, elevándolo en calidad de conde de Ruan, con la condición de convertirse al cristianismo. Tras este hecho, reparó el mal que había causado en el momento de sus pillajes y compensó ricamente a los monjes que había ahuyentado.

Su hijo, Guillermo Longue-Épée, le sucedió en 917 y fue igual de generoso con los monasterios, hasta su asesinato en 942. Su nieto, Ricardo I Sin Miedo, se indignó en el momento de sus peregrinaciones frecuentes al Monte por la pasividad de los canónigos que delegaban su culto a pasantes asalariados. Obtuvo entonces del papa Juan XIII un permiso a través del cual se consagró en la autoridad para poner orden. En los subterráneos de la abadía se han encontrado restos megalíticos de los celtas. En el siglo XI sólo había una cincuentena de monjes, que son los encargados de construir albergues para los peregrinos.


En 1204, guerreros bretones dirigidos por Guido de Thouars incendiaron el Monte Saint-Michel. El rey Felipe II Augusto dio una buena cantidad de dinero para la reconstrucción del monasterio. El nuevo monasterio de la Maravilla fue terminado en 1228 en estilo normando. En el siglo XIII, las luchas entre bretones, normandos e ingleses provocaron la destrucción de los albergues, lo que da lugar a que se fortifique el enclave para que no vuelva a ocurrir. Se mantuvo inexpugnable, ya que los ingleses no pudieron conquistarla a pesar de sus continuos ataques. El estilo gótico flamígero prolifera en las construcciones de esta época. Hay una crisis económica y la abadía entra en ruina.

En 1791, los últimos benedictinos dejan la abadía a consecuencia de la Revolución francesa. Se hace entonces una prisión donde son encarcelados, desde 1793, más de trescientos sacerdotes que niegan la nueva constitución civil del clero.

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