domingo, 20 de septiembre de 2015

El Calvario

Calvario de Jerusalén

El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.

La Eucaristía nos presenta hoy un nuevo anuncio de la Pasión. Los discípulos, inconscientes de lo que el Señor le anuncia, discuten acerca de quién de ellos es el más importante. Creen que el Señor se dirige a una gloria terrenal. Su destino, sin embargo, apunta hacia el monte Calvario. Recordemos, pues, el significado de este nombre. La palabra Calvario significa calavera. El nombre latino Calvaria y el griego Kranion son equivalentes a la original Golgotha. La ingeniosa conjetura de que Golgotha puede ser una contracción de Gol Goatha y puede, de acuerdo con ello, haber significado "montaña de la ejecución" y estar se relacionado con Goatha en Jer., 21, 39, ha encontrado escasos partidarios. El diminutivo monticulus (montaña pequeña) se unió con el nombre en el 333 d.C., por el Peregrino de Burdeos.

En cuanto al origen de este nombre se han avanzado las siguientes teorías:

El Calvario puede haber sido un lugar de ejecución pública, y fue llamado así por los cráneos depositados sobre él. Las víctimas eran abandonadas para convertirse quizá en presa para los pájaros y bestias, como lo fueron Jezabel y el panadero del Faraón (2Re, 9, 35; Gen. 40, 19- 22).

Su nombre puede haber derivado de un cementerio que pudo haber estado allí. No hay ninguna razón para creer que la tumba de José, en la que fue puesto el cuerpo de Cristo, estuviera aislada, especialmente desde que se localizó después este barrio, descrito por Josefo como el que contenía el monumento del sumo sacerdote Juan. Esta hipótesis tiene la ventaja de explicar además la escasez de población en este barrio en el tiempo del sitio de Jerusalén. Es más, cada uno de los Calvarios rivales actuales está cercano a un grupo de antiguas tumbas judías.

El nombre pudo haberse originado por el contorno físico del lugar. San Lucas parece significar esto al decir que era el lugar llamado de la calavera (kranion). Es más, Golgotha (de una raíz hebrea que significa rodar) que toma su significación del modo redondeado o rodante del cráneo, también se podría haber aplicado a un montículo en forma de cráneo.

Existía la tradición, usual entre los judíos, de que el cráneo de Adán, confiado después por Noé a su hijo Sem y por el último a Melquisedec, fue depositado finalmente en el lugar llamado, por esa razón, Golgotha. Los talmudistas y los Padres de la Iglesia eran conscientes de esta tradición y sobrevive en los cráneos y huesos puestos al pie del crucifijo. Los evangelistas no se oponen a ello, ya que hablan de uno y no de muchos cráneos.

Los curiosos orígenes de muchos nombres bíblicos, las dobles y a veces discrepantes explicaciones ofrecidas para ellos por los Escritores Sagrados debe hacernos reflexionar antes de aceptar cualquiera de las teorías anteriores como correcta. Cada uno de ellas tiene sus puntos débiles: La primera parece ser opuesta a la ley judía que prescribía que los crucificados debían enterrarse antes de la puesta del sol (Dt.21, 23). Josefo detalla que esta norma era observada escrupulosamente. Las ejecuciones citadas en apoyo de esta opinión son demasiado pocas, demasiado remotas y aisladas como para tener fuerza de pruebas. Es más, en este supuesto, el páramo del Calvario debería haber sido llamado, más correctamente, lugar "de cráneos" pero los evangelistas nunca lo usan en plural. En las dos, enlazadas, primeras teorías no se da razón suficiente para seleccionar el cráneo en referencia a cualquier otro miembro del cuerpo, o al propio cadáver, como origen del nombre. La tercera teoría es más creíble y más popular. Todavía no puede instarse a priori, indicando un requisito para un Calvario, por otro lado no autentificado. Los evangelistas parecen más haber intentado dar un equivalente inteligible para un nombre oscuro, Golgotha, que dar fe de su origen. La cuarta teoría se ha definido como demasiado absurda, aunque tiene muchos serios adeptos. No es absurda para un judío ortodoxo. No parecería absurda a un cristiano poco formado. Todavía subsiste entre los incultos que el nombre surgió espontáneamente. De hecho los cristianos adornaron la leyenda, como veremos.

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