Juan Pablo II,
elegido sucesor de Pedro y Obispo de Roma el 16 de octubre de 1978,
celebró sobre la tumba de san Bonifacio el 17 de noviembre de 1980
el santo Sacrifico de la Misa.
Con Bonifacio comenzó la historia del Cristianismo en vuestra tierra.
Muchos dicen que esta historia ha llegado a su fin.
Yo os digo, en cambio, que la historia del Cristianismo debe comenzar de nuevo en vuestro país, precisamente a través vuestro, a través de vuestro testimonio formado en el espíritu de san Bonifacio.
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