miércoles, 30 de enero de 2019

San Lesmes de Burgos

Tumba de San Lesmes. Burgos

En la ciudad de Burgos, en Castilla la Vieja, región de España, san Lesmes (Adelelmo), abad, que convirtió en monasterio la capilla de San Juan y el hospital de pobres contiguo (1097).

Este anuncio del Martirologio romano nos lleva hoy a la Cabeza de Castilla, para conocer a san Lesmes, cuyo sepulcro se venera en la iglesia de su nombre en Burgos, ciudad de la que es patrono. Ahora bien, como suele ocurrir con los santos, su lugar de nacimiento es muy otro, y al saber que Lesmes es una adaptación fonética de Adelelmo, quizás empiece a sonarnos a menos castizo y castellano. En realidad era del otro lado de los Pirineos, de Loudun, en el Poitou, y debía de llamarse Adelelme, o, aún más, a la francesa, Aleaume. Nació de una familia acaudalada, y después de repartir sus bienes entre los pobres vistió las ropas de uno de sus antiguos criados y fue en peregrinación a Roma. 


Más tarde fue monje y llegó a ser abad del monasterio de La Chaise-Dieu, fundada por el san Roberto, en la Auvernia, hasta que Constanza, que era de origen borgoñón, la esposa del rey castellano Alfonso VI, le llamó a España para introducir la liturgia romana en sustitución de la mozárabe. 


Lesmes fundó en Burgos el monasterio benedictino de San Juan Evangelista, y allí se dedicó a atender a las necesidades de los peregrinos de Santiago, quizá recordando los lejanos tiempos en que él también peregrinaba, y al cuidado de los enfermos. El despliegue de caridad religiosa al servicio de todos y especialmente de los enfermos, hasta su muerte el año 1097, le mereció el ser considerado por Burgos como su Santo Patrono. Este francés, al que imaginamos siempre con los severos, rígidos trazos de la iconografía románica, se identificó tanto con su ciudad de adopción que casi hemos llegado a olvidar que vino de otras tierras; para hacer a Castilla y a España más universal, según el modelo de Roma, y para fundirse servicialmente con la etapa de Burgos en el camino de Santiago, viendo cómo su nombre se iba transformando en boca de los burgaleses, haciéndose pronunciable para ellos, hasta quedar convertido en un signo más de su entrega total a una misión.

Iglesia de San Lesmes

La iglesia de San Lesmes se edificó en el siglo XIV sobre los restos de la capilla de San Juan Evangelista. Es de estilo gótico, aunque su fachada no tiene apenas decoración, salvo por la portada, el rosetón y el campanario. Su púlpito de piedra está considerado el mejor de Burgos. Posee un coro plateresco situado en la zona del altar, y alberga varios sepulcros sobre todo laterales.

lunes, 28 de enero de 2019

Abadía de Fossanova


Visitamos hoy la Abadía de Fossanova, un monasterio cisterciense italiano. Se encuentra en la provincia de Latina, cerca de la estación de ferrocarril de Priverno, unos 67 kilómetros al sudeste de Roma.


Es el ejemplo más fino de la arquitectura cisterciense en Italia, que supuso la introducción del gótico inicial de influencia borgoñona. Se construyó entre finales del siglo XII y principios del siglo XIII. La iglesia (1187-1208) es bastante similar a la Abadía de Casamari. Santo Tomás de Aquino murió en esta abadía en 1274.


miércoles, 23 de enero de 2019

Iglesia de San Pedro y San Ildefonso de Zamora


La Iglesia Arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, es un templo, en origen románico, de la ciudad de Zamora, el de mayor tamaño e importancia de la localidad después de la Catedral. La fábrica actual se empezó a construir en el siglo XI por orden del rey Fernando I de León y Castilla, sobre la antigua Iglesia de Santa Leocadia, probablemente de origen visigótico. Hacia el fin del XII y durante el XIII fue reformada y ampliada en el mismo estilo, pero desde el siglo XV sufrió una serie de modificaciones que hacen que poco quede hoy en día del románico original, tan sólo el muro sur, parte del septentrional, el ábside central semicircular, el hastial, la portada norte, situada detrás de la actual neoclásica, con tres arquivoltas de medio punto que descansan en una imposta apoyada en tres pares de columnas con capiteles de hojas y volutas; y la portada meridional (actualmente cegada), con tres arquivoltas lobuladas semicirculares sobre columnas con capiteles de hojas y cuatro arcos ciegos.


En esa centuria su estructura fue modificada por completo, pasando de tener tres naves a una sola con bóvedas de crucería. Al eliminar las dos hileras de soportes interiores, fue necesario construir los arbotantes que se ven sobre la calle San Pedro, para poder sostener la cubierta. A finales del XVII se reformó la capilla mayor y se reedificó la sacristía. Entre 1719 y 1723 Joaquín Benito Churriguera (autor también del antiguo retablo mayor barroco de la Catedral) reparó el interior, reformó la torre y construyó la portada occidental -la que da a la calle del Arcipreste-. Por último, a finales del mismo siglo XVIII se construyó la portada norte (frente a la confluencia de las rúas), en estilo neoclásico.


El templo alberga los restos de San Ildefonso de Toledo, que se supone fueron traídos a la ciudad por los mozárabes toledanos que la repoblaron en época de Alfonso III el Magno. El derribo de la antigua Iglesia de Santa Leocadia y su sustitución por la actual hizo que se les perdiera la pista durante un tiempo, hasta que en 1260 fueron localizados durante unas obras de ampliación, lo que obligó a extender la advocación inicial de San Pedro a los dos santos. Desde 1496 descansan en lo alto de la capilla mayor. Asimismo guarda el cuerpo de San Atilano, primer obispo de Zamora y patrón de la ciudad así como de Tarazona, su localidad natal. Fue enterrado también en la construcción primitiva y de igual manera sus restos se perdieron posteriormente, hasta su hallazgo en el siglo XVI.

La significación de San Ildefonso provocó insistentes demandas por parte del poderoso cabildo primado de Toledo reclamando sus restos, llegándose a producir incluso varios intentos de robarlos. Eso hizo que se constituyera, en el siglo XV, para custodiar su cuerpo (y posteriormente también el de San Atilano) la Real, Muy Antigua e Ilustre Cofradía de Caballeros Cubicularios de San Ildefonso y San Atilano, de la que el párroco-arcipreste de San Pedro y San Ildefonso ostenta estatutariamente el cargo de prior. Sus integrantes visten un hábito capitular de color verde. No obstante las disputas del pasado, en 2007, año del XIV centenario de su nacimiento, se autorizó el traslado de sus reliquias durante unos días a la Ciudad Imperial, atendiendo una petición de su archidiócesis.

martes, 22 de enero de 2019

Capilla de San Vicente de la Catedral de Valencia


Los santos Valero y Vicente fueron prendidos en el año 303 por orden del gobernador Daciano, y trasladados a Valencia. Valero fue condenado al destierro y Vicente sufrió el martirio, muriendo finalmente en fecha imprecisa —la tradición le asigna el 22 de enero— en el año 304 ó 305. De acuerdo a la leyenda, convirtió antes de morir a su verdugo.

Fachada de la Catedral de Valencia

Desde el lugar de su primera sepultura, el cuerpo de Vicente fue trasladado, en el mismo siglo de su martirio, a una basílica existente fuera de los muros de la ciudad, junto a un arrabal cristiano, conocida como San Vicent de la Roqueta, que mantuvo el culto durante toda la época islámica, estando documentadas distintos propietarios cristianos, como el Monasterio de San Juan de la Peña, reyes o Poblet. Siendo el culto que se realizaba en época de la dominación musulmana una de las pruebas más precisas de la existencia de una abundante población mozárabe cristiana.

Capilla de San Vicente

Uno llegó hace unos treinta años a la Catedral de Valencia, regalado por una familia de Padua. Según estudios forenses, pertenece a un hombre joven, presenta quemaduras en la piel y se remonta al siglo IV. Se conserva en una capilla de la Catedral de Valencia; salió en procesión el jueves, 22 de enero de 2004, al igual que cuando se inauguró el año santo. Esta imagen se repetirá de nuevo dentro de cien años.


El altar central está presidido por la imagen de San Vicente, de madera plateada, obra de José Esteve Bonet (1741-1802). Sobre el altar central se representa en estuco la Apoteosis de San Vicente, de José Esteve.. Las Estatuas sobre el altar central son alegorías de la Fe (con la cruz y el libro) y la Fortaleza (con las armas y el león a sus pies).

domingo, 20 de enero de 2019

Retablo mayor de la iglesia de San Vicente Mártir en San Sebastián


Hoy, 20 de enero, celebramos la memoria del santo mártir Sebastián. Y lo hacemos visitando la ciudad de San Sebastián, específicamente la iglesia de San Vicente Mártir. En su retablo mayor se halla la imagen de San Sebastián, atado al árbol donde fue asaeteado.

viernes, 18 de enero de 2019

San Apolinar el Nuevo de Ravena


En las Imágenes Sagradas hemos contemplado hoy el mosaico de la Curación del Paralítico, que decora la Basílica de san Apolinar el Nuevo de Ravena. Conozcamos un poco más este suntuoso templo, sito en la que fuera capital del reino del godo Teodorico, en el siglo VI, establecido sobre esta ciudad, que luego pasó a ser capital del Exarcado bizantino de Ravena.


Teodorico el Grande, arriano pero respetuoso con la iglesia del pueblo conquistado, levanta un primitivo San Apolinar, con el nombre de Jesucristo Salvador, que más tarde recibirá el nombre de “Nuevo”, en torno al año 500, al pasar al culto católico y se la convierte en una basílica más suntuosa y exuberante. San Apolinar, “el Nuevo” es una iglesia bizantina de Rávena con influencia paleocristiana por su estructura basilical con cubierta plana de madera.


A pesar de que Teodorico había estado durante diez años en Constantinopla, su proyecto más ambicioso, la iglesia palatina de San Apolinar Nuevo, fue construida de acuerdo con el tipo de planta basilical, revestida de mármoles a la manera romana y capiteles presumiblemente importados de Constantinopla. La decoración del conjunto de la nave de San Apolinar Nuevo se divide en tres zonas horizontales, fechables a comienzos del siglo VI. En la zona superior, por encima de las ventanas, una serie de 26 paneles -13 por cada lado- ilustra la vida de Cristo, acercándonos a los modelos de Santa María la Mayor; en el piso medio, las dieciséis figuras de profetas y patriarcas remiten al ábside de San Aquilino de Milán. En la zona inferior, en uno de los lados, una procesión de vírgenes se traslada desde Classe -el puerto de Rávena- hasta donde se encuentran la Virgen y el Niño acompañados por los Reyes Magos; en el otro lado, los mártires se trasladan en procesión desde el palacio de Teodorico hacia el lugar donde se encuentra Cristo entronizado, flanqueado por seres angélicos en un marco paradisíaco.


Corresponde al tipo de la basílica latina y tiene tres naves separadas por columnas pseudocorintias con grandes cimacios para recibir mejor las arquivoltas sobre los capiteles. Éste será el típico capitel bizantino. Su gran longitud le aporta una magnificencia notable y un acusado dinamismo en el sentido de la profundidad. El espacio que “camina” hacia el altar está subrayado por el empleo de mosaico en serie continua. San Apolinar Nuevo tiene una destacada decoración de mosaicos. Los mosaicos se hicieron en la propia Bizancio.


Los mosaicos que cubren casi todas las paredes constituyen los mejores modelos de este estilo. Hoy se conservan en la nave central dos grandes frisos de santos y santas que avanzan hacia el altar mayor. En el lado del evangelio, un friso de hombres y en el lado de la epístola, las mujeres.

jueves, 17 de enero de 2019

San Antón de Castrojeriz

Ventanal de San Antón de Castrojeriz con la Tau de los Antonianos

Una de las sorpresas con la se encuentran que los peregrinos que se dirigen a Santiago, es el arco que cubre el Camino, en las ruinas del Monasterio de San Antón de Castrojeriz (diócesis de Burgos). ¿Qué Orden religiosa era ésta, extinguida en vísperas de la Revolución Francesa?


Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando a san Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser su emblema.


Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.

La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, enfermedades venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de san Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.


El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.

Uno de los Monasterios de esta Orden era el de Castrojeriz situado a las afueras sobre lo que fue anteriormente el palacio y la huerta del rey Pedro I de Castilla. Cuidaban de los peregrinos y de los enfermos que llegaban haciendo el Camino de Santiago.

Este monasterio estuvo bajo la protección real, por eso hay escudos reales en la portada de la iglesia y en las claves de las bóvedas. Lo fundó Alfonso VII en el siglo XII (año 1146). Las ruinas actuales son del siglo XIV. El hospital tuvo mucha importancia, pues fue la sede de la Encomienda General de la Orden de San Antonio en los distintos reinos de la Corona de Castilla y Portugal, con más de veinte encomiendas dependientes (casas-monasterios-hospitales). Eran famosas las ceremonias que hacían los monjes antonianos para bendecir diversos objetos, a las que acudían muchos fieles.

miércoles, 16 de enero de 2019

Cantiga 242. La Virgen del Manzano de Castrojeriz

Nuestra Señora del Manzano
Colegiata de Castrojeriz

En la Colegiata de Castrojeriz es venerada desde la Edad Media la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Manzano. A ella dedicó el rey Alfonso X su Cantiga 242, en la que nos narra un milagro en favor de un cantero que trabaja en la construcción del edificio.


O que no coraçon d' ome é mui cruu de creer, 
pode-o Santa Maria mui de ligeiro fazer. 
  
E d' ela fazer aquesto á gran poder, a la fe, 
ca Deus lle deu tal vertude que sobre natura é; 
e poren, macar nos ceos ela con seu Fillo sé, 
mui tost' acá nos acorre sa vertud' e seu poder.

O que no coraçon d' ome é mui cruu de creer, 
pode-o Santa Maria mui de ligeiro fazer. 
  
E dest' un muy gran miragre vos quer' [eu] ora contar 
que en Castroxeriz fezo esta Reynna sen par 
por un bon ome pedreiro, que cada dia lavrar 
ya ena sa ygreja, que non quis leixar morrer.

O que no coraçon d' ome é mui cruu de creer, 
pode-o Santa Maria mui de ligeiro fazer.

Este era mui bon maestre de pedra põer con cal, 
e mais d' outra ren fiava na Virgen esperital; 
e porende cada dia vya y seu jornal 
lavrar encima da obra. E ouve d' acaecer

O que no coraçon d' ome é mui cruu de creer, 
pode-o Santa Maria mui de ligeiro fazer. 
  
Un dia en que lavrava no mais alto logar y 
da obr', e anbo-los pees lle faliron e assi 
coidou caer, e a Virgen chamou, per com' aprendi, 
os dedos en ha pedra deitou; e fez-lo ter

O que no coraçon d' ome é mui cruu de creer, 
pode-o Santa Maria mui de ligeiro fazer. 
  
A Virgen Santa Maria. Enas unllas atan ben 
o teve, macar gross' era, que sol non caeu per ren; 
e assi chamand' estava a Sennor que nos manten, 
dependorado das unllas e colgado por caer.

 O que no coraçon d' ome é mui cruu de creer, 
pode-o Santa Maria mui de ligeiro fazer. 
  
E estev' assi gran peça do dia, com' apres' ei, 
que acorrudo das gentes non foi, segund' eu achei; 
mas acorreu-lle a Virgen, a Madre do alto Rey, 
ata que vo a gente e o fez en decender.

O que no coraçon d' ome é mui cruu de creer, 
pode-o Santa Maria mui de ligeiro fazer. 
  
Todos quantos esto viron loaron de coraçon 
a Virgen Santa Maria, e aquel pedreyr' enton 
ant' o seu altar levaron, chorando con devoçon, 
e fezeron o miragre per essa terra saber.

O que no coraçon d' ome é mui cruu de creer, 
pode-o Santa Maria mui de ligeiro fazer.

lunes, 14 de enero de 2019

Monasterio de la Inmaculada Concepción de Castrojeriz


Castrojeriz es una de esos lugares de la geografía castellana en los que hoy cuesta imaginarse un glorioso pasado. Pero no sólo una prosperidad material que dio lugar a unos monumentos sorprendentes, sino también a un florecimiento espiritual, que nos ha legado instituciones y rincones impregnados del mejor aroma cristiano.


Uno de ellos es el Monasterio de las Clarisas, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Situado a las afueras del pueblo, se accede a él a través de un portón que da paso a un amplio atrio, en el que se yergue la iglesia y un costado de las edificaciones conventuales.


El templo es de una nave, con trazas góticas, a los pies del cual se encuentra la sencilla sillería desde la cual eleva sus plegarias la comunidad de hermanas clarisas.