domingo, 31 de mayo de 2015

Monasterio de la Trinidad y San Sergio (Rusia)


El monasterio de la Trinidad y San Sergio (en ruso Тро́ице-Се́ргиева Ла́вра; Тро́ице-Се́ргиева Ла́вра o Tróitskaya Sérguieva Lavra) en la ciudad de Sérguiev Posad (antiguo Zagorsk) es un importante monasterio ruso y centro espiritual de la iglesia ortodoxa rusa.


Sérguiev Posad se encuentra a unos 70 kilómetros al noreste de Moscú en la carretera que va a Yaroslavl. Actualmente alberga a únos 300 monjes. Según la Unesco, que lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1993, se trata de «un buen ejemplo de monasterio ortodoxo en funcionamiento, con rasgos militares típicos de los siglos XV al XVIII, período durante el que se desarrolló.


La iglesia principal del Lavra (monasterio), la catedral de la Asunción (que recuerda a la catedral del Kremlin del mismo nombre) contiene la tumba de Borís Godunov». Destaca, el famoso icono de la Trinidad, obra de Andréi Rubliov.

sábado, 30 de mayo de 2015

Tumba de san Fernando en la Catedral de Sevilla

San Fernando murió en Sevilla. Un día, en el Alcázar sevillano, sintiéndose morir, pidió que vinieran sus hijos y que se le trajera la Comunión y un crucifijo. Cuando el fraile que traía la hostia la mostró Fernando se dejó caer de rodillas en el suelo y se colocó una soga al cuello. Tomó la cruz, la besó muchas veces y se golpeó con ella en el pecho. El obispo de Sevilla Remondo le dio la comunión, tras lo cual se despojó de la ropa real. Se le fue acercada una vela para que la llevara en el momento de su muerte y, antes de sostenerla alzó los brazos al cielo y dijo sus últimas palabras:

Señor: me diste reino que no tenía, y honra y poder que no merecí; dísteme vida, ésta no durable, cuanto fue tu voluntad. Señor, gracias te doy y te devuelvo el reino que me diste con aquel provecho que yo pude alcanzar y ofrézcote mi alma.

El cadáver del rey Fernando III el Santo recibió sepultura en la Catedral de Sevilla, tres días después de su defunción. Fernando III había dispuesto en su testamento que su cadáver recibiese sepultura al pie de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se supone le fue regalada al monarca por su primo, el rey San Luis de Francia, y había ordenado además que su sepultura fuera sencilla, sin estatua yacente.

No obstante, tras la muerte del rey, su hijo Alfonso X ordenó realizar los mausoleos de sus padres, revestidos de plata, y las efigies sedentes que les representaban, recubiertas de metales preciosos y piedras preciosas. Delante de la imagen de la Virgen de los Reyes, donada por Fernando III el Santo a la Catedral de Sevilla, fueron colocadas las efigies de Fernando III y de su primera esposa, la reina Beatriz de Suabia, que aparecían vestidos, sentados en sillones chapados de plata y bajo baldaquinos de plata dorada. La imagen sedente de Fernando III se hallaba coronada por una corona de oro y piedras preciosas. Las imágenes de Alfonso X y Beatriz de Suabia portaban sendas coronas de oro y piedras preciosas.

El monarca aparecía portando en la mano derecha la espada con la punta hacia arriba, estando la espada adornada con un rubí y una esmeralda. En el dedo índice de la mano izquierda, en la que sostenía la vaina de la espada, adornada con pedrería, llevaba un anillo de oro con un rubí de considerable tamaño. Dicho anillo sería posteriormente colocado en la mano de la Virgen de los Reyes, quien portaba, al igual que el Niño Jesús que ella sostenía en sus brazos, una corona de oro con piedras preciosas, que le fueron donadas por Alfonso X el Sabio. Tras la muerte de Alfonso X, su efigie, del mismo estilo que las de sus padres, fue colocada al lado de aquellas. Los sarcófagos que contenían los restos de los reyes fueron colocados a los pies de la imagen de la Virgen de los Reyes, y se hallaban adornados con blasones en los que aparecían castillos, leones y águilas, símbolo éste último de la Casa de Hohenstaufen, de la que era miembro la reina Beatriz de Suabia. La efigie que representaba a Fernando III se hallaba colocada en el centro de la capilla y a la izquierda estaba colocada la de su esposa. Cuando Fernando III el Santo fue canonizado en el año 1671, la imagen sedente del rey, del siglo XIII, fue sustituida por otra realizada por el escultor Pedro Roldán, quien según ciertas fuentes la realizó en pocos días, siendo después dorada y estofada por una hija del pintor Juan de Valdés Leal. En la actualidad, la urna de plata que contiene los restos de Fernando III el Santo se encuentra colocada sobre un basamento de mampostería, colocado ante las gradas del altar donde se sitúa la imagen de la Virgen de los Reyes. En el basamento de mampostería que sirve de soporte a la urna se encuentran colocados cuatro epitafios, compuestos en árabe, latín, hebreo y castellano. La tradición sostiene que los cuatro epitafios fueron compuestos por su hijo Alfonso X.


La urna de plata que contiene los restos del rey San Fernando fue realizada entre los años por el orfebre Juan Laureano de Pina. Fue comenzada en 1690, aunque las dificultades financieras motivaron que su terminación no finalizara hasta el año 1719, habiendo participado en su conclusión varios orfebres, y habiéndose empleado en su realización plata, plata sobredorada y bronce. La urna exterior cubre la urna interior, con paredes de cristal, en la que reposan los restos del monarca. La urna, que se considera la obra más relevante de la orfebrería barroca sevillana, permanece cerrada habitualmente, aunque puede ser abierta para mostrar el cuerpo de San Fernando, como se hace el día 30 de mayo, festividad de San Fernando, en que es expuesto a la veneración de los fieles.19 En la decoración de la urna externa, que protege la urna interior, se glorifican las virtudes del rey San Fernando y la apoteósis de la monarquía española, estando además adornada con relieves con motivos florales y vegetales.

viernes, 29 de mayo de 2015

San Hipólito de Támara

Uno de mis lugares sagrados preferidos es la Iglesia de San Hipólito el RealTámara de Campos es hoy un pueblecito de la provincia de Palencia, situado cerca de Astudillo, que se enorgullece de un descomunal templo, testigo unos tiempos tan gloriosos que hoy es imposible casi ni imaginar.


















En su interesante monografía sobre Támara, José Antonio Chico López aporta dos razones para explicar la magnificencia de este templo, que gozó de la protección real y de reconocimiento papal: el recuerdo de los reyes castellanos a la batalla de Támara (tuviese o no allí lugar), en la cual se unieron los reinos de Castilla y de León; y los frecuentes milagros que, al parecer, allí tuvieron lugar, según testimonio de los reyes Fernando IV y de Alfonso XI.


















El templo está consagrado al mártir san Hipólito de Roma, en cuya fecha de celebración, 13 de agosto, nació el rey Alfonso XI de Castilla. En su interior, destaca la pila bautismal, decorada con relieves relativos a los evangelios de los domingos de cuaresma; los retablos, con esculturas de Felipe Vigarny, en los que son fácilmente identificables los Reyes Católicos; la gran reja de la Capilla Mayor, o el magnífico órgano ibérico, sustentado por una columna, junto al coro del Cabildo.

jueves, 28 de mayo de 2015

El Altar cristiano

Altar de San Miniato del Monte - Florencia

El lugar santo por excelencia de todo templo cristiano es su altar. Allí es donde se celebra el Santo Sacrificio de la Eucaristía, es decir, se hace memoria sacramental de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Los altares ya eran conocidos en el antiguo Israel. Abraham, Isaac y Jacob erigieron altares allí donde Dios les salió al encuentro. Moisés también dispuso un altar ante la Tienda del Encuentro, altar que luego fue reproducido de forma solemne en el Templo de Jerusalén. Sobre ese altar se ofrecían los sacrificios prescritos en la Ley de Moisés. Elías levantó un altar con doce piedras, como símbolo del resto de Israel que no se había rendido a la idolatría.

Todo ello prefiguraba el altar de la Cruz, sobre el que el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo fue sacrificado. Ese altar también tiene forma de mesa, pues evoca así mismo el banquete de la última cena, en el que el Señor nos entregó la Eucaristía.

El altar ocupa el lugar de honor de los templo, el ábside. Se encuentra elevado sobre el resto del pavimento, pues pretende evocar el monte santo de la Cruz al que subió el Señor. El altar, al ser consagrado, es dotado de alguna reliquia, pues también alude a la sepultura del Señor y de los mártires.

En suma, el altar es el centro espiritual del templo cristiano, pues sobre él se opera cotidianamente el mayor milagro que podamos imaginar: la transubstanciación del Cuerpo y la Sangre del Señor en las especies del pan y del vino.

miércoles, 27 de mayo de 2015

San Agustín de Canterbury


Leemos hoy en el Martirologio Romano: San Agustín, obispo de Canterbury, en Inglaterra, el cual, habiendo sido enviado junto con otros monjes por el papa san Gregorio I Magno para predicar la palabra de Dios a los anglos, fue acogido de buen grado por el rey Etelberto de Kent, e imitando la vida apostólica de la primitiva Iglesia, convirtió al mismo rey y a muchos otros a la fe cristiana y estableció algunas sedes episcopales en esta tierra. Murió el día 26 de mayo (604/605) 


Cuando el rey del Kent, Etelberto, se casó con la princesa cristiana Berta, hija del rey de París, éste le pidió que fuera erigida una iglesia y que algunos sacerdotes cristianos celebraran allí los ritos sagrados. Cuando el Papa san Gregorio Magno supo la noticia, juzgó que los tiempos estaban maduros para la evangelización de la isla. Le encomendó la misión al prior del monasterio benedictino de San Andrés, cuya principal cualidad no era la valentía, sino la humildad y la docilidad. Ese monje era Agustín.


En el año 597 salió de Roma encabezando un grupo de cuarenta monjes. Se detuvo en la isla de Lérins. Aquí le hablaron del temperamento belicoso de los sajones, y esto lo aterró hasta el punto de hacerlo regresar a Roma a pedirle al Papa que le cambiara de programa. Para animarlo, Gregorio lo nombró abad y poco después, casi para hacerle dar el paso definitivo, tan pronto llegó a Galia, lo hizo consagrar obispo. Continuó su viaje con breves etapas. Finalmente llegó a la isla británica de Thenet, a donde el rey fue personalmente a darle la bienvenida, por invitación de su piadosa esposa.


Los misioneros avanzaron hacia el cortejo real en procesión y cantando las letanías, según el rito recientemente introducido en Roma. Para todos fue una feliz sorpresa. El rey acompañó a los monjes hasta la residencia que le habían preparado en Canterbury, a mitad de camino entre Londres y el mar, en donde se levantó la célebre abadía que después llevará el nombre de Agustín, corazón y sagrario del cristianismo inglés. La obra de los monjes misioneros tuvo un éxito inesperado, pues el mismo rey pidió el bautismo, llevando con su ejemplo a miles de súbditos a abrazar la religión cristiana.


El Papa san Gregorio Magno envió con un grupo de nuevos colaboradores el palio y el nombramiento a Agustín como arzobispo primado de Inglaterra. Siguiendo las indicaciones del Papa para la repartición en territorios eclesiásticos, Agustín erigió otras sedes episcopales, la de Londres y la Rochester, consagrando obispos a Melito y a Justo. El santo misionero murió el 26 de mayo del 604 y fue enterrado en Canterbury en la iglesia que lleva su nombre.

El video que les mostramos a continuación contiene una interesante descripción de la actual Catedral de Canterbury. El texto en inglés nos cuenta cómo la Catedral se erigió sobre la tumba de San Agustín. De entre sus sucesores, el más célebre fue santo Tomás Becket, que fue asesinado por sicarios del rey, al oponerse a sus caprichos, a finales del siglo XI. Su sepulcro, junto con el de san Agustín, se convirtió en el más importante centro de peregrinaciones de las islas Británicas. Posteriormente, la silla episcopal de Canterbury también fue ocupado por otro ilustre santo: el italiano san Anselmo. La Catedral, tras la Reforma y el nacimiento de la confesión Anglicana, se convirtió en la sede primada de la Comunión Anglicana.



domingo, 24 de mayo de 2015

Pentecostés en Silos

Pentecostés - Siglo XI - Primer Maestro de Silos
Piedra tallada y originariamente policromada
Santo Domingo de Silos

En el día santo de Pentecostés, nos vamos hasta el claustro románico de Santo Domingo de Silos, para alabar la gloria del Señor, que envía el Espíritu Santo sobre nosotros.

Dios nuestro, que por el misterio de esta fiesta
santificas a tu Iglesia extendida entre las naciones,
derrama sobre toda la tierra
los dones del Espíritu Santo
e infunde en el corazón de tus fieles
las maravillas que obraste
en los comienzos de la predicación evangélica.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

sábado, 23 de mayo de 2015

San Pablo conducido a Roma

Basílica de San Pablo Extramuros. Roma

Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase. Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les dijo: «Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas.»


Con esta noticia de la llegada de Pablo a Roma cerramos el ciclo de los Hechos de los Apóstoles, que hemos venido leyendo a lo largo del tiempo de Pascua. El viaje del prisionero Pablo de Cesárea a Roma fue descrito por san Lucas con una viveza de colores y una precisión que no dejan nada que desear. El centurión Julio había enviado a Pablo y a otros prisioneros en un navío mercante en el que Lucas y Aristarco pudieron sacar pasaje. Dado que la estación se encontraba avanzada, el viaje fue lento y difícil. Costearon Siria, Cilicia y Panfilia. En Mira de Licia los prisioneros fueron transferidos a un bajel dirigido a Italia, pero unos vientos contrarios persistentes los empujaron hacia un puerto de Chipre llamado Buenpuerto, alcanzado incluso con mucha dificultad y Pablo aconsejó invernar allí, pero su opinión fue rechazada y el barco derivó sin rumbo fijo durante catorce días terminando en las costas de Malta. Durante los tres meses siguientes, la navegación fue considerada demasiado peligrosa, con lo que no se movieron del lugar, mas con los primeros días de la primavera, se apresuraron a reanudar el viaje. Pablo debió llegar a Roma algún día de marzo. "Quedó dos años completos en una vivienda alquilada . . . predicando el Reino de Dios y la fe en Jesucristo con toda confianza, sin prohibición". Con estas palabras, concluyen los Hechos de los Apóstoles.

No hay duda de que San Pablo terminó su juicio absuelto; ya que el informe del gobernador Festo, así como el del centurión, fueron favorables; y que los judíos parecen haber abandonado la acusación puesto que sus correligionarios no parecen haber estado informados; y que el rumbo tomado por el procedimiento judicial le dejó algunos periodos de libertad, de los que habló como cosa cierta; y que las cartas pastorales (en el supuesto que sean auténticas) implican un periodo de actividad de Pablo subsiguiente a su cautividad. Y se llega a la misma conclusión en la hipótesis según la cual no son auténticas, dado que todas ellas coinciden en que el autor conocía bien la vida del apóstol. Unánimemente se acepta que las “epístolas de la cautividad” se enviaron desde Roma. Algunos autores han intentado probar que San Pablo las escribió durante su detención en Cesárea, pero pocos autores los han seguido. La epístola a los colosenses, a los efesios y a Filemón se enviaron juntas y utilizando el mismo mensajero: Tíchico. Es controvertido si la epístola a los filipenses fue anterior o posterior a estas últimas y la cuestión no ha sido nunca resuelta con argumentos incontrovertibles.

viernes, 22 de mayo de 2015

san Pablo en Cesarea Marítima

Rembrandt - San Pablo en prisión

En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a Festo, y se entretuvieron allí bastantes días. Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre.

La primera lectura de la Eucaristía, del Libro de los Hechos de los Apóstoles, nos relata el traslado de Pablo de jerusalén a Cesarea, para ser allí juzgado lejos de las presiones de los judíos. Esta Cesarea no hay que confundirla con Cesarea de Filipo, al norte de Israel, sino que se trata de Cesarea Marítima, o Cesarea de Palestina.


En la antigüedad griega la ciudad era llamada Pyrgos Stratonos (Torre de Estratón), por un aventurero griego o un rey de Sidón; bajo este nombre es anterior, quizás, a Alejandro Magno. El rey Herodes la llamó Cesarea en honor a Augusto, y construyó allí templos, palacios, un teatro, un anfiteatro, un puerto y numerosos monumentos, con columnatas y estatuas colosales. La vida civil de la nueva ciudad comenzó en el 13 a.C., y desde entonces Cesarea fue la capital civil y militar de Judea, y como tal era la residencia oficial de los procuradores romanos, por ejemplo, Poncio Pilato y Félix. Vespasiano y Tito la hicieron una colonia romana, Colonia Prima Flavia Augusta Cesarea. Bajo Alejandro Severo se convirtió en la metrópolis civil de Palestina, y más tarde, cuando Palestina hubo sido dividida en tres provincias, se mantuvo como la metrópoli de Palestina Prima.


San Pedro estableció la Iglesia allí cuando bautizó al centurión Cornelio; San Pablo a menudo se quedaba allí, y fue encarcelado allí durante dos años antes de ser llevado a Roma. Sin embargo, no hay ningún registro de cualquier obispo de Cesarea hasta el siglo II, al final de cuyo siglo se celebró allí un concilio para regular la celebración de la Pascua. En el siglo III Orígenes se refugió en Cesarea, y escribió allí muchas de sus obras exegéticas y teológicas, entre otras la famoso "Hexapla", cuyo manuscrito se conservó durante mucho tiempo en la biblioteca episcopal de esa ciudad. A través de Orígenes y el erudito sacerdote, San Pánfilo, la escuela teológica de Cesarea ganó una reputación universal. San Gregorio Taumaturgo, San Basilio el Grande y otros vinieron de lejos para estudiar allí. Su biblioteca eclesiástica fue considerada como una de las más ricas de la antigüedad; fue allí que San Jerónimo realizó muchos de sus trabajos bíblicos. Probablemente la biblioteca fue destruida ya sea en 614 por los persas o alrededor de 637 por los sarracenos.

Como metrópoli eclesiástica de Palestina Prima, sujeta al patriarcado de Antioquía, Cesarea tuvo al obispo de Jerusalén entre sus sufragáneos hasta 451, cuando Juvenal logrado establecer el Patriarcado de Jerusalén. Cesarea tenía entonces treinta y dos sedes sufragáneas. Entre los más célebres obispos están Teocteno, discípulo de Orígenes; el famoso historiador eclesiástico Eusebio, discípulo de San Pánfilo; Acacio, el líder de un grupo arriano; el historiador Gelasio de Cízico; San Juan Khozibite en el siglo VI; y Anastasio, un escritor del siglo XI. Durante la persecución de Diocleciano Cesarea tuvo muchos mártires a los que Eusebio consagró una obra completa (De martyribus Palestinae). Entre ellos estuvieron San Adriano, cuya iglesia ha sido recién descubierta; Santos Valente, Pablo, Profirio, y otros. Otro personaje ilustre de Cesarea es Procopio, historiador bizantino del siglo VI.


Cuando el rey Balduino I tomó la ciudad en 1101, ésta todavía era muy rica. Allí se encontró el famoso cáliz conocido como el Santo Grial, que se cree fue utilizado en la Última Cena, conservado actualmente en París, y mencionado a menudo en los poemas medievales. La ciudad fue reconstruida por los cruzados, pero en menor escala. Conocemos una lista de treinta y seis obispos latinos, desde 1101 hasta 1496. Durante la ocupación por los francos la metrópolis latina tenía diez sedes sufragáneas. La sede metropolitana de Cesarea se conserva aún por los griegos del patriarcado de Jerusalén, así como para los latinos es meramente una sede titular.

El nombre actual de la ciudad es Kaisariyeh. Desde 1884 una colonia de los bosnios musulmanes ha ocupado la ciudad medieval, que abarca un espacio de aproximadamente 1800 pies, de norte a sur, y 7500 pies, de este a oeste. Las antiguas murallas, baluartes y fosos están bien conservados. Las ruinas de la ciudad romana se extienden a una distancia de cerca de cuatro millas; son las más grandes de Palestina, y se utilizan como una cantera para Jaffa y Gaza, e incluso de Jerusalén. Se ven allí, amontonados, el refugio de Herodes, restaurado por los cruzados, el anfiteatro de dimensiones suficientes para 20,000 espectadores, restos de canales y acueductos, un hipódromo con un espléndido obelisco de granito rosa, columnatas, ruinas de templos y de por lo menos dos iglesias, y otras estupendas reliquias de la pasada grandeza.

jueves, 21 de mayo de 2015

San Pablo en Roma


La primera lectura de la Eucaristía de hoy nos relata el proceso de san Pablo ante el Sanedrín, en Jerusalén. Salvó Pablo la situación invocando su condición de fariseo, lo que suscitó la polémica de éstos contra los sacerdotes, a causa de la resurreeción de los muertos, que los primero admitían mientras que los segundos la negaban. Ya en la cárcel, se manifiesta el Señor al Pablo y le muestra un nuevo objetivo.

El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel. La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo: «¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma.»


Pablo llegó a Roma en el 61, para ser juzgado. Fue decapitado entre el 65 y el 67, y su cuerpo enterrado a dos millas del lugar del martirio, en el área sepulcral que la cristiana Lucina poseía en la Vía Ostiense que formaba parte de un antiguo cementerio. Fue posible enterrar al apóstol Pablo en una necrópolis romana, aun siendo cristiano, en cuanto ciudadano romano. Su tumba fue enseguida objeto de veneración, y sobre ella se edificó una cella memoriae o tropaeum, donde, durante estos siglos de persecución, iban a rezar los fieles y los peregrinos, sacando fuerzas para continuar la evangelización del gran misionero.


A 1,37 metros debajo del actual Altar papal, una lápida de mármol (2,12 m. x 1,27 m.) lleva la inscripción PAULO APOSTOLO MART….Esta formada por varias piezas. La que lleva el nombre PAULO posee tres agujeros, uno redondo y dos cuadrados. Sobre un sarcófago macizo de 2,55 m. de largo por 1,25 m. de ancho y 0,97 m. de altura fueron edificados los sucesivos “altares de la Confesión”. Durante las últimas obras se abrió un hueco debajo del Altar papal para que los fieles puedan ver la tumba del Apóstol.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Éfeso


En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: «Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. 


Así comienza el discurso de despedida de Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso, que leemos hoy en la Eucaristía. ¿Qué lugar era esta ciudad? ¿Qué importancia tenía? ¿qué queda de ella?


Éfeso (griego Ephesos Έφεσος, turco: Efes, latín Ephesus) fue en la antigüedad una localidad del Asia Menor, en la actual Turquía. Fue una de las doce ciudades jónicas a orillas del mar Egeo, situada entre el extremo norte de Panayr Dağ (el antiguo monte Pion) y la desembocadura del río Caístro y tenía un puerto llamado Panormo. Al este se hallaban la colina de Ayasoluk, con el valle a sus pies, y la población actual de Selçuk, cerca del mar, el monte Pion y el monte Coreso (actual Bulbul Dagh), a cuyos pies se encontraba la ciudad antigua.


La fundación de la Éfeso griega en el siglo XI antes de Cristo se debe a colonos atenienses liderados por el hijo del rey Codros, de nombre Androclo, aunque una leyenda se la atribuye a las Amazonas. El rey Creso hizo la guerra a los jonios y asedió la ciudad, que seguramente ambicionaba como puerto de Sardes. Los asediados dedicaron sus oraciones a Artemisa y construyeron un templo. La ciudad fue regida por una monarquía.

martes, 19 de mayo de 2015

San Celestino V


Martirologio Romano: En Rocca di Funone, cerca de Alatri, en el Lacio, muerte de san Pedro Celestino, el cual, después de haber abrazado la vida eremítica en el Abruzo con fama de santidad y siendo conocido por sus milagros, ya octogenario fue elegido Romano Pontífice, tomando el nombre de Celestino V, pero en el mismo año renunció al oficio y prefirió retirarse a la soledad.

Pietro de Murrone nació en 1215, en la provincia Napolitana de Molina; electo en Perugia el 5 de Julio, 1294; consagrado y Coronado en Aquila el 29 de Agosto; abdicó en Napoles el 13 de Diciembre, 1294; murió en el Castillo de Fumone el 19 de Mayo de 1296. Fue de humilde ascendencia, llegó a ser monje Benedictino a la edad de 17 años y fue ordenado sacerdote en Roma. Su amor por la soledad le llevó a internarse en las grutas del Monte Murrone en los Abruzios. Copió el modelo de Juan El Bautista, usando ropas ásperas atadas con un nudo y una cadena de hierro abarcaba su escuálida figura. Ayunaba cada día excepto los Domingos; durante la Cuarezma el guardaba cuatro días, pasando tres de ellos a pan y agua; el día entero y parte de la noche lo consagraba a la oración y al trabajo. Habian muchos seguidores que imitaban su estilo de vida, antes de su muerte habían 36 monasterios, 600 religiosos. La orden de los Celestinos fue aprobada como una rama benedictina por Urbano IV en 1264.


En Julio de 1294, sus piadosos ejercicios fueron interrumpidos súbitamente, por una escena sin paralelo en la historia de la iglesia. Tres eminentes dignatarios, acompañados de una inmensa multitud de monjes y laicos, ascendió la montaña, y anunció que Pietro había sido escogido Papa por votación unánime del Sagrado Colegio Cardenalicio y humildemente le solicitaron que aceptara ese honor. Dos años y tres meses habían transcurrido desde la muerte de Nicolás IV (4 de Abril, 1292) sin mucho prospecto de que el Cónclave en Perugia votara a favor de un candidato. De los doce Cardenales que componían el Sacro Colegio seis eran Romanos, cuatro Italianos y dos Franceses.

Pedro oyó de el anuncio entre lágrimas; pero después de orar, obedeció lo que parecía ser la voz de Dios. Pietro tomó el nombre de Celestino V. Se hizo construir una celda de monje, igual a la que el amaba en su retiro de Abruzzi. Los asuntos de Estado le tomaban mucho tiempo para poder dedicarse a sus ejercicios de piedad. El sintió que su alma estaba en peligro. El pensamiento de la abdicación parece haber ocurrido simultáneamente al Papa y a los descontentos Cardenales. La solución al problema fue resuelta por el Cardenal Caetani, un jurista reconocido, que basó su conclusión en el sentido común y los derechos de la preservación de la Iglesia misma.

Mausoleo de Celestino V en Santa Maria de Collemaggio

El 13 de diciembre de 1294 la resolución de Celestino fue irrevocablemente firme; reuniendo a los Cardenales, anunció su renuncia y proclamó a los Cardenales libres de hacer una nueva elección. Después de un período de nueve días bajo la legislación de Gregorio X, los Cardenales entraron al Cónclave y Beneditco Caetani fue proclamado Papa con el nombre de Bonifacio VIII. Después de revocar muchos de los cambios hechos por Celestino, Bonifacio trajo a Roma a Celestino vestido ahora con ropas humildes. Lo forzó a tenerlo bajo custodia. Celestino permaneció en una celda en Abruzzi, escapó a San Germano ante la alegría de los monjes que lo ven reaparecer en Majella. Bonifacio ordenó su arresto; pero Celestino evadió a sus perseguidores por muchos meses resguardándose en las montañas y bosques. Finalmente trató de cruzar el mar Adriático hacia Grecia, pero, impedido de hacerlo por una tempestad, fue capturado a los pies del Monte Gargano y devuelto a las manos de Bonifacio quién lo confinó en una estrecha celda en el Castillo de Fumone cerca de Anagni. Ahí, después de ayunar y orar durante nueve meses, cuidadosamente atendido y vigilado por dos monjes y rudamente tratado por los guardias, llegó al final de su extraordinaria vida a la edad de noventa y cinco años.

lunes, 18 de mayo de 2015

El cristianismo en Éfeso


Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó: «¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?» Contestaron: «Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo.» Pablo les volvió a preguntar: «Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?» Respondieron: «El bautismo de Juan.» Pablo les dijo: «El bautismo de Juan era signo de conversión, y él decía al pueblo que creyesen en el que iba a venir después, es decir, en Jesús.»


La primera lectura nos cuenta el encuentro de Pablo con unos discípulos en Éfeso, ciudad en la que permanecería algunos años. De origen antiguo y famosa por su templo de Diana, la ciudad prosperó durante el Imperio romano. Cuando la visitó Estrabón, su riqueza se basaba en el comercio, y toda la región hasta Capadocia estaba llena de vías que facilitaban el intercambio comercial. Dice que había un senado dirigido por los epilectos que gobernaba la ciudad, senado que había sido instituido por Lisímaco. La ciudad tenía un grammateus, funcionario común a todas las ciudades griegas, y un arconte que cuidaba del registro de títulos.

Tiberio quiso eliminar el derecho de asilo del templo, a lo que los efesios se opusieron diciendo que había sido aceptado por persas, macedonios y romanos hasta entonces; el asilo se utilizaba normalmente por delincuentes. El puerto se arregló en tiempos de Nerón, por obra de Barea Soranus, gobernador de Asia. En 262 d. C. la ciudad y el templo fueron asolados por los godos. El templo quedó destruido y ya no se reconstruyó. Desde entonces perdió importancia.

San Pablo permaneció más de dos años en Éfeso a partir del 54. Más tarde, también en Éfeso, sufriría cautiverio (hacia el año 57). Algunos opinan que podría tratarse más tarde, aunque no después del 63. Se cree que en esa época escribió su Epístola a los filipenses. Además de la epístola de Pablo a los efesios, Ignacio de Antioquía también escribió una en el siglo II.


Juan el Apóstol se trasladó a Éfeso hacia el año 62. Con la persecución de Domiciano, Juan es desterrado y sólo bajo el imperio de Nerva pudo volver a Éfeso, donde falleció pocos años después a edad muy avanzada. En el Apocalipsis se cita a Éfeso como la iglesia que ha perdido su primer amor (Apocalipsis 2:4). De hecho, aquí San Pablo escribió muchas de las epístolas para edificación de los cristianos de Efeso, además de que contradijo las herejías gnósticas y a sus líderes y falsos maestros, debido a que los gnósticos usaron las cartas escritas por san Pablo para deformar la fe cristiana y formar según ellos el gnosticismo cristiano, creando una doctrina deforme con mezcla de religiones paganas con el cristianismo, a las cuales el apóstol San Juan condena y llama doctrina del Anticristo.

El 22 de junio de 431 se inició el tercer Concilio Ecuménico (Concilio de Éfeso) convocado por el emperador Teodosio II e impulsado por el patriarca Cirilo de Alejandría para combatir el nestorianismo. Durante los siglos VII y VIII, Éfeso estuvo permanentemente hostigada por los árabes. En el siglo XI fueron los turcos selyúcidas. Acabó desapareciendo en el siglo XIII o con la llegada de Tamerlán (1400), quien acampó allí y la menciona como Ayazlic.

domingo, 17 de mayo de 2015

La Ascensión del Señor, Monte de los Olivos

El edículo de la Ascensión esta construido en el Monte de los Olivos en  Jerusalén. Segun la tradición este fue lugar desde donde Cristo ascendió a los cielos.


La iglesia fue llamada Imbomon era, inicialmente,  redonda pero pasó a ser octogonal con el paso de los siglos, y conserva una huella en la roca del pie de Cristo según creencia antigua. La tradición cristiana piadosa plasmada por Eusebio de Cesárea dice que Santa Elena (247-329), la madre del emperador Constantino, mandó edificar en Jerusalén el Santo Sepulcro y la iglesia Eleona (“Ecciesia in Eleona” , en olivar) en el Monte de los Olivos tras su visita hacia el año 327 (al parecer realmente se construyó hacia el año 333 por mandato de Constantino. Medio siglo después la rica y piadosa matrona romana, Pomenia, cerca de Eleona patrocinó hacia el 378 la construcción de la iglesia de Imbomon (“Imbomon” , en la colina) dedicada a la Ascensión.

                          

Arculfo de Perigueux, obispo franco proveniente de Dordoña viajó a Palestina entre los años 679 y 682 y visitó los Santos Lugares de Jerusalén. En lo alto del Monte de los Olivos describió una iglesia circular abierto al cielo y con tres pórticos en el sur. Dentro había un edículo (“un cilindro de bronce hueco de circunferencia grande” que contenía las huellas de Cristo rodeadas de polvo que podían recoger los peregrinos cual reliquia ("la zona no percibe ninguna pérdida, y la tierra aún conserva la misma apariencia de estar marcado por la huella de pasos"). Arculfo testimonia que el interior de la iglesia, sin techo o bóveda, se encuentra abierto al cielo, y que tenía en su lado este un altar. “Así que de esta manera el interior no tiene bóveda con el fin de que desde el lugar donde las huellas divinas se vio por última vez, cuando el Señor fue llevado al cielo en una nube, ese hueco pueda estar siempre abierto y libre a los ojos de los que rezan al cielo”. Asimismo nos dice que había ocho lámparas dentro de La Ascensión.

Cosroes destruyó Imbomon, al igual que la mayoría de las iglesias de Jerusalén en el año 614, y el patriarca Modesto la reconstruiría. En 1152 los cruzados construyen una nueva iglesia de la Ascensión, esta vez octogonal y, en su centro, un templete igualmente octogonal en el que se encuentra la huella del pie insculpido en la roca. 

El edículo es el que subsiste hoy día pero hay que tener en cuenta que los cruzados sólo alzaron su cuerpo principal con sus ocho columnas de mármol con capiteles finamente labrados de filiación borgoñesa posiblemente. Los musulmanes superpusieron el tambor octogonal y cúpula de piedra, y quizás incluso tapiaron el cuerpo ochavado pues algunos opinan que los cristianos no colocaron los ocho lienzos. La puerta de acceso está al oeste.

Saladino conquista Jerusalén en 1187 y convierte el lugar en mezquita en 1198. Es durante el mandato de Saladino cuando se supone que se cierra el templete y se incorpora un mihrab en el interior. Y consiente que los cristianos oficien sus ritos en el día de la Ascensión, lo que sigue sucediendo hoy día pues el enclave continúa en posesión del “Waqf” Islámico de Jerusalén, siendo la única mezquita en la que se permiten rezos cristianos aunque sólo sea durante un día. El culto en este lugar ya está testimoniado por la peregrina gallega Egeria-Eteria en el año 382.

Para que los cristianos pudieran visitar el edículo, Saladino optó por edificar una mezquita anexa en 1200. El edificio románico de la Ascensión quedó en ruinas a finales del siglo XV y junto al muro este se construyeron casas y hasta establos. Se alzó una muralla octogonal que persiste hoy día.


En el interior del templete sigue estando el mihrab apuntado a La Meca 

sábado, 16 de mayo de 2015

Jerusalén. Capilla de la Ascensión

Visitamos hoy la Capilla de la Ascensión, en el Monte de los Olivos de Jerusalén, lugar desde el cual Jesús se habría separado de sus discípulos, subiendo al cielo. Allí es venerada la huella que dejó el pie derecho de Cristo en su Ascensión a los Cielos. La tradición cristiana piadosa plasmada por Eusebio de Cesárea dice que Santa Elena (247-329), la madre del emperador Constantino, mandó edificar en Jerusalén el Santo Sepulcro y la iglesia Eleona (“Ecciesia in Eleona” =en olivar) en el Monte de los Olivos tras su visita hacia el año 327. Medio siglo después la rica y piadosa matrona romana, Pomenia, patrocinó hacia el 378 la construcción de la iglesia de Imbomon (“Imbomon” =en la colina) dedicada a la Ascensión. Vemos una celebración ortodoxa en dicha capilla.

viernes, 15 de mayo de 2015

Iglesia de san Andrés Madrid


San Isidro, como pobre de solemnidad que era, se le enterró en el cementerio de la parroquia de San Andrés, en una tosca caja de madera sin cepillar. Transcurridos cuarenta años, como los prodigios de Isidro seguían corriendo de boca en boca, ante la insistencia del pueblo, se exhumó el cuerpo y se le dio sepultura en el interior del templo. Se vio entonces que, a pesar del tiempo transcurrido y de haber estado expuesto a las inclemencias meteorológicas, todavía se conservaba entero y de color tan natural como si estuviera vivo, prodigio que se ha podido comprobar en las múltiples traslaciones que de su cuerpo se han hecho.

La iglesia de San Andrés situada en el nº 1 de la Plaza de San Andrés de Madrid, en el céntrico Barrio de La Latina, es una de las más primitivas parroquias de Madrid. Este templo fue muy frecuentado por San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, feligreses de la parroquia en la que el santo como hemos dicho fue enterrado. Junto a él se alzaba la casa de su patrón Iván de Vargas (sobre ésta se levantó luego el palacio de los marqueses de Paredes). En él se encontraba el pozo, protagonista de uno de los milagros del santo, y una pequeña capilla en el lugar donde se decía que había vivido San Isidro.


La primitiva iglesia, existente ya a finales del siglo XII,  parece que se levantó en un solar ocupado anteriormente por una primitiva iglesia cristiana del Madrid islámico, ya que la jurisdicción de San Andrés se extendía por lo que fue el antiguo barrio mudéjar, posterior morería. Fue entonces cuando Alfonso VIII vino a Madrid tras haber derrotado al moro en las Navas de Tolosa, ordenó que el cuerpo fuera colocado en un arca bellamente policromada con escenas de la vida de Isidro.

Arca de san Isidro. Actualmente en la Catedral de la Almudena

Para Elías Tormo, sin embargo, el emplazamiento de la primitiva iglesia estuvo ocupado antes por una mezquita situada junto a la torre albarrana en lo que luego fue palacio de los Laso de Castilla, residencia de los Reyes Católicos y del cardenal Cisneros cuando se encontraban en Madrid. En tiempos de los Reyes Católicos fue reformada la iglesia en estilo gótico, abriéndose a la vez un paso alto de comunicación con el palacio. En el siglo XVI se le adosó la Capilla del Obispo, luego templo independiente, a la que se trasladó en 1535 el cuerpo del santo por orden del obispo Gutierre de Vargas Carvajal, lo que dio lugar a discordias entre ambas capellanías, hasta que veinticuatro años después el cuerpo retornó a su emplazamiento original.

La beatificación, pronunciada por Paulo V el 14 de junio de 1619, a instancias de Felipe III, fue acontecimiento largo tiempo esperado por el pueblo madrileño; para conmemorar el evento se celebraron grandes festejos, en el transcurso de los cuales se inauguró la plaza Mayor.

El 19 de junio de 1622, Isidro, que en la memoria del pueblo ya era santo, fue canonizado por el papa Gregorio XV, junto a Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri. En 1656 el viejo templo sufrió un desplome, reconstruyéndose modestamente a la vez que se construía la capilla de San Isidro, cambiando su orientación.  En 1657 el arquitecto fray Diego de Madrid comenzó a levantar la capilla de San Isidro, primer ejemplo del barroco madrileño, aneja a la iglesia de San Andrés, destinada a contener la urna del santo, cuyo traslado se produjo definitivamente en 1669.

Pozo del Milagro

El 4 de febrero de 1789, Carlos III ordenó que la urna fuera instalada en el antiguo Colegio Imperial, que pasó a llamarse entonces Iglesia Real de San Isidro, y que luego sería la catedral de Madrid.

La nueva iglesia de San Andrés se adornó con un retablo de Alonso Cano, aunque se simplificó el proyecto inicial que incluía la urna de San Isidro. Las esculturas pertenecían a Manuel Pereira, a quien correspondía también la estatua de San Andrés en piedra situada en la hornacina de su única puerta (actualmente en el jardín lo que queda de ella).


La iglesia fue incendiada en 1936 y sobre el solar de la primitiva cabecera gótica se construyó posteriormente la casa rectoral. La actual iglesia ocupa lo que fue capilla de San Isidro y un tramo de la reconstruida en el siglo XVII.


Interior de la Iglesia en la actualidad con la capilla de san Isidro al fondo que hace de presbiterio.

jueves, 14 de mayo de 2015

Ascensión en el Claustro románico de Silos

La Ascensión. Siglo XI. Primer Maestro de Silos
Piedra tallada y originariamente policromada
Santo Domingo de Silos

Viajamos hoy hasta el Claustro románico de Santo Domingo de Silos, para contemplar la escena de la Ascensión del Señor, y gozar junto a toda la Iglesia en el triunfo de Cristo, que ya es nuestro triunfo. Los apóstoles, con María en el centro, contemplan al Señor, que se va ocultando tras una nube que dos ángeles van subiendo hacia arriba.

San Agustín, en el cuarto tratado sobre la Primera Carta de San Juan afirma:

Creemos en Jesús, a quien no hemos visto. Lo anunciaron quienes lo vieron, quienes lo palparon, quienes escucharon las palabras de su boca. Y para convencer de esto al género humano, fueron enviados por él, no osaron ir por propia iniciativa. Y ¿adónde fueron enviados? Lo habéis oído al escuchar el evangelio: Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación. Luego a todo el mundo fueron enviados los discípulos, confirmando la Palabra con signos y prodigios para ser creídos, pues predicaban lo que, habían visto.

Y nosotros creemos en quien no hemos visto y cuyo retorno esperamos. Todos cuantos lo esperan con fe, se alegrarán de su venida; los que no tienen fe, se sonrojarán cuando viniere lo que ahora no ven. Mantengámonos, pues, fieles a sus palabras, para no quedar confundidos cuando viniere. El mismo dice en el evangelio a los que habían creído en él: Si os mantenéis en mi palabra seréis de verdad discípulos míos. Y saliendo al paso de una posible pregunta: ¿Cuál será la recompensa?, añade: Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.

Así pues, de momento nuestra salvación radica en la esperanza, no en la realidad; pues todavía no poseemos lo que se nos ha prometido, pero esperamos poseerlo en el futuro. Y el que lo ha prometido es fiel, no te engaña: lo importante es que no pierdas la esperanza, sino que esperes la promesa. En efecto, la verdad no conoce el engaño. Tú no seas mentiroso, profesando una cosa y haciendo otra; conserva la fe y él te mantendrá su promesa. Ahora bien, si tú no mantuvieres la fe, tú mismo te defraudas, no el que hizo la promesa.

Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra justicia ha nacido de él. Ahora nuestra justicia procede de la fe. La justicia perfecta sólo se da a los ángeles, y apenas si en los ángeles, si se les compara con Dios. No obstante, de darse una justicia perfecta en las almas o en los espíritus creados por Dios, ésta se da en los ángeles santos, justos, buenos, a quienes ninguna caída desvió, a quienes la soberbia no precipitó, sino que permanecieron siempre en la contemplación del Verbo de Dios, y que en ningún otro hallan su felicidad, sino en el que los creó. En ellos la justicia es perfecta; en nosotros, por el contrario, comenzó a existir por la fe según el Espíritu.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Fátima


 Santuario de Nuestra Señora de Fátima

El santuario de Fátima, es sin lugar a dudas como un imán de muchos peregrinos que en busca de consuelo se dirigen a este santuario mariano en Portugal.

El Santuario de Fátima, localizado en la Cova da Iria, freguesía de Fátima (Portugal) es uno de los más importantes santuarios marianos del mundo. El santuario está situado a 11 km de la ciudad de Ourém, a 25 km de Leiria, 120 km de Lisboa, 180 km de Oporto y está aproximadamente a 300 metros encima del nivel del mar, en pleno macizo calcáreo de Extremadura.

El Santuario está compuesto principalmente por la Capilla de las Apariciones, Recinto de Oración, Basílica de Nuestra Señora del Rosario, Casa de Retiro de Nuestra Señora del Carmen y Rectorado, Casa de Retiro de Nuestra Señora de los Dolores y Albergue para enfermos, Plaza Pío XII, Centro Pastoral Pablo VI y la nueva Iglesia de la Santísima Trinidad. La Azinheira Grande era la encina más grande de la Cova da Iria en 1917 y, por eso, también es parte de la historia de las apariciones. Junto a ella, esperaban los pastorcitos a que apareciera la Virgen María. La Cruz Alta tiene 27 m de altura.

Iglesia de la Trinidad y Cruz Alta

La historia comienza en 1916. En la Portugal rural del 1916 no es inusual el ver a los niños llevando a sus rebaños a pastorear. Esto es lo que los niños de la familia Marto y Santos, todos primos, hacían en estos días. Casi siempre eran Lucía Santos, Francisco Marto y su hermana Jacinta, los que con gusto tomaban esta responsabilidad agradecidos por el chance de estar al aire libre y de jugar mientras las ovejas pastoreaban en silencio. Ellos llevaban a pequeños grupos de ovejas a pastorear en parcelas pertenecientes a sus padres en diferentes partes de la sierra, el altiplano en el que se encontraba el pueblito de Fátima (donde la Iglesia parroquial se encontraba) y Aljustrel (donde vivían los niños). Dos miradores favoritos eran las colinas que miraban a Aljustrel, cerca de un campo llamado Loca do Cabeco (Lugar de la Cabeza) y la Cova da Iria (Enseñada de Irene) a un distancia de Fátima. En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de la vida de estos niños y de la historia del siglo XX.

Basílica del Rosario, interior
En la primavera de 1916 Lucía, Francisco y Jacinta tuvieron su primer encuentro con un mensajero celestial. Por relato escrito de la misma Lucía, convertida en monja carmelita, sabemos que el mensajero celestial, les dijo que no tuvieran miedo, que el era el ángel de la paz de Portugal.  Esta aparición se repitió en dos ocasiones mas. En dichas apariciones el angel los invito a orar, a hacer sacrificios a Dios por la conversión de los pecadores, les advierte sobre futuros sufrimientos que les tocará padecer. En su ultima aparición el Ángel se presenta con la sagrada eucaristía, y les de la comunión.

Capilla de las apariciones, construida en el lugar donde
estaba la encina sobre la que se apareció la Stma. Virgen

Al siguiente año, casi ocho meses después de la última aparición del ángel, en 1917, año de muchos cambios en la historia de la humanidad, el día 13 de Mayo los niños, haciendo sus habituales quehaceres de pastoreo, son protagonistas de un nuevo hecho sobrenatural, sobre una encina, en la Cova de Iría, (Enseñada de Irene), se les presenta una hermosa Señora vestida de blanco, envuelta en luz, la Señora, la Santísima Virgen María. Dichas apariciones se repitieron en seis ocasiones en ese año, el trece de cada mes de mayo a octubre, el 13 de octubre, la señora se presenta como La Reina Del Santo Rosario, Nuestra Señora del Rosario, ese día se produjeron hechos prodigiosos como movimientos inusuales del sol, vistos por miles de espectadores, incrédulos unos, creyentes otros. El mensaje principal de la Virgen es la oración por los pecadores, insiste en el rezo del rosario, pide mas penitencia, y advierte sobre futuros males que aquejaran a la humanidad en el futuro así como los sufrimientos futuros del Santo Papa.