La iglesia de San Bartolomé de Pistoya fue fundada en el siglo VIII, como parte de un monasterio, que se edificó en una zona pantanosa, y se dedicó al apóstol san Bartolomé. La fundación proviene del período longobardo, el pueblo germano que dominó el norte de Italia, en torno al siglo VIII. La vida benedictina fue renovada a la mitad del siglo XII por el abad Bueno.
En el siglo XIV, sin embargo, el monasterio pasó a los Canónigos de San Juan de Letrán, que vivían bajo la Regla de San Agustín. Éstos habitaron el monasterio desde entonces, hasta 1779, en que fueron suprimidos, y la orden pasó a la congregación benedictina de Valumbrosa.
Sin embargo, este etapa fue especialmente efímera, dada la supresión de las órdenes monásticas en el contexto de la invación napoleónica de Italia. Desde entonces, la iglesia se utilizó como sede de la parroquia del lugar.
La actual iglesia fue la fundada en 1159 por el abad Bueno, según los cánones del románico lombardo. Destaca la fachada, que se abre a través de cinco arcos, en los que se combinan mármoles de colores negro y blanco, que la dotan de un gran dinamismo.
También en la fachada destacan las esculturas de los leones, a los lados, y el arquitrabe del arco central, con un friso románico esculpido, que se ha atribuido a un maestro llamado Gruamonte, donde se representa la escena de la incredulidad de Tomás, y se lee la fecha de 1167, junto al nombre del donante Rodolfino.
El interior del templo ha sufrido abundantes modificaciones con el paso del tiempo. La última restauración, hace unos cincuenta años, trató de devolver el aspecto románico al templo. Especialmente fue importante el descubrimiento de los frescos absidiales, con un magnífico Cristo en Majestad, atribuido a Manfredino D'Alberto.
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