Celebra hoy la Iglesia de Palencia la solemnidad de su patrono, el mártir san Antolín de Pamiers. La catedral de la diócesis se levanta sobre la cripta de época visigoda, destinada al enterramiento del santo. En el solar donde se hallan ahora la cripta y la Catedral de Palencia, existió en la antigüedad un templo de culto pagano. El vestigio más antiguo de culto que se conserva en la actualidad es el fondo de la cripta, edificación que data de mediados del siglo VII. Los restos de Antolín, noble galo-visigodo, santo y mártir, habrían llegado a Hispania en el cortejo del rey Wamba desde Narbona en el año 673. El mismo Wamba mandaría construir el enterramiento. Un arco descentrado conecta el espacio soterraño visigótico con la ampliación románica, con salida al centro del ábside. Para algunos autores, como Helmut Schlunk, la Cripta es el "martyrium", el lugar que guarda sus reliquias, de San Antolín, pero otros historiadores lo dudan.
Perdida la diócesis palentina tras la ocupación musulmana, no se restauró hasta que el propio rey Sancho III el Mayor encomendó al obispo de Palencia Poncio la organización de la misma. Según la leyenda, el rey se encontró con las ruinas mientras cazaba un jabalí y recibió la revelación de restaurar la pequeña iglesia.
Recién descubiertas las ruinas visigóticas que abrigaban los restos del mártir, habría sido elegido el lugar como enclave de la sede episcopal. Tras la restauración y ampliación del lugar del martirio, se consagra el nuevo edificio con presencia del Rey y de varios obispos en el año 1035. La investigación arqueológica ha demostrado que la cripta original tenía, además de los restos que pueden verse hoy, otras dependencias adosadas.
En el siguiente reportaje, realizado en los años setenta, se nos muestra de una forma muy lograda el conjutno que forma hoy la catedral palentina.
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