Visitamos hoy la Capilla Mayor de la Catedral de Burgos. La primera piedra de la nueva catedral burgalesa, que reemplazó a otra anterior románica, se colocó el 20 de julio de 1221 en presencia de los promotores del templo: el rey Fernando III de Castilla y el obispo Mauricio, prelado de la diócesis burgalesa desde 1213. Cabe suponer que el primer maestro de obras fue un anónimo arquitecto francés -si bien algunos investigadores dan el nombre del canónigo Johan de Champagne, citado documentalmente en 1227-, muy probablemente traído a Burgos por el propio obispo Mauricio, tras el viaje que había realizado por Francia y Alemania para concertar el matrimonio del monarca con Beatriz de Suabia, ceremonia nupcial que se realizó precisamente en la vieja catedral románica.
La Capilla Mayor de la Catedral fue levantada en las décadas centrales del siglo XIII en el estilo gótico francés que caracteriza el conjunto del templo. El espacio se distribuye en tres tramos, el primero, contiguo al crucero de la Catedral, con bóveda de crucería compleja, tardogótica, y los dos siguientes con bóveda de crucería simple, más una cabecera de cinco paños, cuyo suelo está elevado en graderío. En la parte anterior la cubierta descansa en dos gruesas columnas cilíndricas que son la sustentación del arco toral oriental del cimborrio de la Catedral. En las partes elevadas de los muros se disponen las series del triforio y los ventanales con vidriera, compartidas con los tramos restantes de la nave principal y la nave transversal.
En el año 1562 los hermanos Rodrigo y Martín de la Haya recibieron el encargo por parte del cabildo catedralicio de realizar un nuevo retablo mayor y escultórico en sustitución del anterior pictórico de la época gótica, y dedicado a la Virgen María. Se inspiraron para su realización en el retablo de la catedral de Astorga realizado por Gaspar Becerra. Su construcción se caracterizó por su monumentalidad y por el seguimiento de las nuevas corrientes iconográficas dictadas por la contrarreforma, entre las que había el Decreto sobre la Santísima Eucaristía, dándole gran importancia a la creación del sagrario, así como la inclusión de reliquias.
Los hermanos de la Haya habían formado sociedad y trabajaban siempre juntos, lo que hace difícil atribuir las obras por separado, sin embargo Rodrigo era un poco más tradicional y más cercano al cuatrocentismo italiano. Las posturas que adoptan sus esculturas son delicadas y con expresiones muy idealizadas; organiza las vestiduras con pliegues pequeños y sus relieves son muy finos casi sin resalte. Su hermano Martín se expresa más cerca de Juan de Juni y más cerca del romanismo, estilo del que llega a ser un buen seguidor. Sus figuras tienen unos escorzos atrevidos y se inspiran en Miguel Ángel y prefiere ejecutar los relieves con mucho más resalte en los primeros planos.
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