El monasterio de Santa María de Mave fue un monasterio benedictino de la diócesis de Palencia hasta la desamortización del siglo XIX. Aunque no se conoce con certeza los primitivos orígenes del monasterio, se sabe que existía ya en tiempos de los visigodos, y no parece desacertada la idea de que hubiera una primitiva iglesia, sobre la cual, probablemente, se erigíera posteriormente el monasterio. Sería levantado no mucho después de que Alfonso I de Asturias conquistase Mave a los árabes en el año 754, esto es, hacia la segunda mitad del siglo IX, época en que se repobló la zona.
A principios del año 1011 el conde Sancho García funda el Monasterio de San Salvador de Oña, al que anexiona como parte de su dote el Monasterio de Santa María de Mave. El monasterio de Oña adoptó en 1033 la regla de San Benito. El 5 de julio de 1121 la reina doña Urraca donó el Monasterio de Santa María de Mave otra vez a Oña, después de algún año de separación.
La iglesia consta de tres naves de tres tramos cada una, crucero no señalado en planta y cabecera triple de ábsides semicirculares precedidos de tramo recto presbiterial. Lo más llamativo es la presencia de bóvedas de cañón apuntado perpendiculares al eje normal del templo, tanto en los extremos del crucero como en los dos primeros tramos de la nave meridional. El estilo denota una gran influencia borgoñona, en su original estructura de naves laterales con bóvedas de cañón de eje normal al del templo, implantada por los cistercienses.
Los tres ábsides se cubren con bóveda de horno, y sus presbiterios con cañón apuntado. De este último tipo son las otras bóvedas de la iglesia. El crucero lo ocupa una cúpula semiesférica sobre linterna octogonal de trompas crónicas con trompillones lisos. La nave central, se aboveda con cañón apuntado sobre fajones. La separación de naves se hace por pilares cruciformes con medias columnas adosadas, formando así arcos apuntados doblados. Las bases sobre las que se apoyan las columnas se forman por alto plinto doble sobre el que carga un toro aplanado con lengüeta, y escocia fina cerrada con collarino. Los capiteles son muy uniformes y no muy decorados; poseen hojas anchas en los ángulos, lisas y sin decoración, que dejan en su juntura una piña o planta alargada. Los cimacios son también muy sencillos.
Lo más interesante del exterior es la portada del hastial, con arquivoltas formadas por baquetones, medias cañas y dientes de sierra nórdicos. Es muy probable que esta decoración, tan germánica, nos viniese a la región merced a estos canteros de inspiración francesa que levantan los más famosos monasterios palentinos. Apoyan estas archivoltas apuntadas en capiteles (muy semejantes a los de San Andrés de Arroyo) florales y de ángulos superiores voluminosos, con collarinos que se enlazan unos a otros formando como una banda pregótica. Las columnas son bastantes esbeltas y monolíticas.
Los ábsides, al exterior, llevan contrafuertes que suben hasta la cornisa en el centro. Los ventanales no llevan columnas ni capiteles; son de arcos doblados y sencillos. Los canecillos son también muy simples, a base de hojas de palma, ocas con su pico vuelto, músicos con instrumentos, etc.. Tiene pinturas murales del siglo XIV o XV; la pila bautismal y el arco de entrada al patio de acceso de la iglesia son de principios del siglo XVI.
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