El Carmelo de Lisieux fue fundado en 1838. Cuando Teresa Martin entró en él, el 9 de abril de 1888, había 27 religiosas. La edad media era de 47 años. Las carmelitas, en aquel tiempo, tenían seis horas y media diarias de oración, de las cuales dos horas eran de meditación. Trabajaban para ganarse el pan, aunque pobremente. Tenían también dos horas de recreación en común. Los ayunos eran muy severos. Se levantaban a las 5h45, incluso en invierno y se acostaban hacia las 11h de la noche.
El Carmelo en el que entró la futura « Patrona de las Misiones »era un carmelo auténticamente misionero. Había fundado en Saigón, el 1861, el primer Carmelo de Extremo Oriente. La semilla que partió de Lisieux llegó a ser muy fecunda ya que múltiples Carmelos germinaron pronto en Extremo Oriente. De Saigón salieron las siguientes fundaciones : Hanoi, Pnon-penh, Camboya, y de estos, sucesivamente : Hué (Amán), Bui-Chu (Tonkín), Ilo-Llo (Filipinas), Bang-Kog (Siam), Manila (Filipinas), Thanh-Hoa (Tonkín), Yunnan-Pu (China) y Singapur (Malasia). En esta atmósfera misionera Terea vive su vida religiosa. Si no hubiese caído enferma en 1896, ciertamente hubiera partido para el carmelo de Tonkín. Teresa entró en el Carmelo de Lisieux, que fue para ella el desierto donde Dios quería que se ocultara, para salvar almas y sobre todo para rezar por los sacerdotes.
Franqueando el umbral de la capilla del Carmelo, el peregrino se encuentra en comunión con Teresa, que vivió aquí del 9 de abril de 1888 al 30 de septiembre de 1897. Puede unirse también a la oración de la comunidad de Carmelitas que hoy día tiene, como Teresa ,una vocación estrictamente contemplativa y está abierta, como ella, a los inmensos horizontes misioneros de la Iglesia.
La capilla está tal y como la conoció Teresa aunque, en el transcurso de los años, ha experimentado modificaciones. En 1923 se agregó la Capilla de las Reliquias a la nave lateral. En la capilla de la Urna, el peregrino puede venerar los restos de la Santa. La estatua yacente que representa a Teresa en su lecho de muerte, contiene algunos huesos de Santa Teresita, pero la casi totalidad de sus reliquias se encuentra en un cofre colocado debajo de la Urna. Cada año, el último domingo de septiembre, se llevan sus reliquias en procesión por la ciudad.
Encima de la Urna está colocada la estatua de la Virgen de la Sonrisa, la misma que, el 13 de mayo de 1883, en los Buissonnets, devolvió la salud a Teresita con su encantadora sonrisa. Después de las obras, se accede a capilla a través de un recorrido por el que se puede interiorizar, conocer y profundizar el mensaje de santa Teresita.
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