viernes, 18 de enero de 2019

San Apolinar el Nuevo de Ravena


En las Imágenes Sagradas hemos contemplado hoy el mosaico de la Curación del Paralítico, que decora la Basílica de san Apolinar el Nuevo de Ravena. Conozcamos un poco más este suntuoso templo, sito en la que fuera capital del reino del godo Teodorico, en el siglo VI, establecido sobre esta ciudad, que luego pasó a ser capital del Exarcado bizantino de Ravena.


Teodorico el Grande, arriano pero respetuoso con la iglesia del pueblo conquistado, levanta un primitivo San Apolinar, con el nombre de Jesucristo Salvador, que más tarde recibirá el nombre de “Nuevo”, en torno al año 500, al pasar al culto católico y se la convierte en una basílica más suntuosa y exuberante. San Apolinar, “el Nuevo” es una iglesia bizantina de Rávena con influencia paleocristiana por su estructura basilical con cubierta plana de madera.


A pesar de que Teodorico había estado durante diez años en Constantinopla, su proyecto más ambicioso, la iglesia palatina de San Apolinar Nuevo, fue construida de acuerdo con el tipo de planta basilical, revestida de mármoles a la manera romana y capiteles presumiblemente importados de Constantinopla. La decoración del conjunto de la nave de San Apolinar Nuevo se divide en tres zonas horizontales, fechables a comienzos del siglo VI. En la zona superior, por encima de las ventanas, una serie de 26 paneles -13 por cada lado- ilustra la vida de Cristo, acercándonos a los modelos de Santa María la Mayor; en el piso medio, las dieciséis figuras de profetas y patriarcas remiten al ábside de San Aquilino de Milán. En la zona inferior, en uno de los lados, una procesión de vírgenes se traslada desde Classe -el puerto de Rávena- hasta donde se encuentran la Virgen y el Niño acompañados por los Reyes Magos; en el otro lado, los mártires se trasladan en procesión desde el palacio de Teodorico hacia el lugar donde se encuentra Cristo entronizado, flanqueado por seres angélicos en un marco paradisíaco.


Corresponde al tipo de la basílica latina y tiene tres naves separadas por columnas pseudocorintias con grandes cimacios para recibir mejor las arquivoltas sobre los capiteles. Éste será el típico capitel bizantino. Su gran longitud le aporta una magnificencia notable y un acusado dinamismo en el sentido de la profundidad. El espacio que “camina” hacia el altar está subrayado por el empleo de mosaico en serie continua. San Apolinar Nuevo tiene una destacada decoración de mosaicos. Los mosaicos se hicieron en la propia Bizancio.


Los mosaicos que cubren casi todas las paredes constituyen los mejores modelos de este estilo. Hoy se conservan en la nave central dos grandes frisos de santos y santas que avanzan hacia el altar mayor. En el lado del evangelio, un friso de hombres y en el lado de la epístola, las mujeres.

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