Salerno es una ciudad perteneciente al Reino de Nápoles que no sólo goza de justa fama por su impresionante pasado histórico, sino que también venera en su catedral las reliquias del apóstol san Mateo, cuya fiesta hoy celebramos. La catedral de Salerno, dedicada a Santa María de los Ángeles y al apóstol san Mateo, patrono de la ciudad de Salerno, fue construida entre el año 1080 y el 1085 tras la conquista de la ciudad por parte de Roberto el Guiscardo. Fue consagrada en junio de 1084 por el Papa Gregorio VII, quien fue sepultado allí mismo.
Edificada sobre una iglesia paleocristiana del mismo nombre y esta a su vez sobre un templo romano. los trabajos iniciales fueron más bien modestos. Los proyectos fueron ampliados sucesivamente tras encontrar los restos del evangelista en la antigua iglesia el 4 de mayo de 954. A causa de la excesiva rapidez con la que fue construida y al hundimiento del terreno consecuencia de numerosos temblores, sufrió diversas reconstrucciones; se recuerda sobre todo la del año 1688 por obra de los arquitectos napolitanos (Giambattista Buratti, Arcangelo Guglielmelli y Ferdinando Sanfelice) al cual se debe el aspecto interno actual y la bóveda, pero recientemente ha sido repuesta su estructura románica original.
El portal de la fachada introduce a un atrio amplio -único ejemplo italiano, junto al de la Basílica de San Ambrosio- de pórtico románico cuádruple. El atrio está circundado por una columnata (que se ve como continuación hacia el exterior de las naves internas) cuyas columnas provienen del foro romano de la plaza Conforti, con arcos de medio punto decorados con piedra volcánica sobre las lesenas. Interesante resulta también la columnata sobre las bíforas y pentáforas, considerada como el inicio de la así llamada Arquitectura mediterránea.
La iglesia es un edificio macizo, con tres naves (aunque probablemente al inicio eran cinco) y la central tiene una bóveda de cañón, mientras que el transepto presenta armaduras de madera (rehechas en los años cincuenta). En la parte final de la nave se inserta un coro de madera delimitado por dos ambones sujetos por columnas bizantinas que están decoradas con un revestimiento de piedras polícromas. Estos fueron construidos por los arzobispos Romualdo II Guarna y Niccolò D'Aiello. Junto al ambón mayor, está la columna del cirio pascual y al lado de éste surgía la antigua iconostasis, demolida en el siglo XIX. Los pavimentos del coro, del presbiterio y del transepto están realizados también con teselas polícromas; e igualmente fueron realizadas por orden del arzobispo Guglielmo de Rávena en la primera mitad del siglo XII. Al fondo está el altar decorado y al centro del ábside la cátedra episcopal que según se dice perteneció al obispo Alfano I.
La cripta es de estilo barroco (hecha restaurar en 1680 por Domenico Fontana por orden del rey Carlos III) y hospeda los restos mortales del san Mateo, los restos de los mártires salernitanos Fortunato, Gayo, Ante y Félix y las reliquias de los santos confesores. En la tumba semienterrada del santo hay una estatua de bronce del mismo, obra realizada en 1605 por el escultor Michelangelo Naccherino.
Todos los frescos del techo son obra del pintor tardo-manierista Belisario Corenzio y representan escenas del Evangelio de Mateo, además de algunos episodios de historia de Salerno (como el Asedio de la ciudad por parte de los franceses). Los mármoles que encierran las antiguas columnas y las paredes son de la mitad del siglo XVII y son obra de Francesco Ragozzino; en las paredes hay veinte estatuas que representan a san Juan Bautista y a los primeros santos obispos de Salerno.
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