Tours fue una ciudad importante desde la época de los galos, como lugar de pasaje por el Loira. Los galos que habitaban en este sitio se llamaban Turones y fueron ellos quienes dejaron su nombre a la ciudad (Civitas Turonorum). Ya desde el siglo III, la urbe romana fue un importante foco de la cristiandad, donde se estableció una sede episcopal, con San Gatien como primer obispo.
Una de las personalidades más notables de la ciudad fue Martín de Tours (San Martín). Estando al servicio del ejército romano, compartió su manto con un mendigo. Esta historia, y la importancia de San Martín en la región, hicieron de Tours una ciudad de peregrinación en la Edad Media, así como una de las etapas en el camino hacia Santiago de Compostela.
Los restos de Martin fueron encerrados en un sarcófago de piedra, sobre la cual sus sucesores, St. Britius y San Perpetuus, construyeron por primera vez una simple capilla, y más tarde una basílica (466-72). La primera basílica databa del año 482. San Eufronio, obispo de Autun y amigo de San Perpetuus, envió una lápida esculpida en mármol para cubrir la tumba. Esta basílica paleocristiana se quemó junto con muchas otras iglesias en 988.
A comienzos del siglo X ya había un gran cenobio y empieza a realizarse el edificio, de modo que se forma la primera girola plenamente románica. Una basílica más grande para San Martín fue construida en 1014. Hacia el año 1050 ya se está realizando la zona del crucero.que se quemó en 1230. Esta fue posteriormente reconstruida como la basílica románica más grande del siglo XIII, y se convirtió en el centro de las grandes peregrinaciones nacionales y una parada importante en el camino a Santiago. El culto de san Martín fue muy popular durante la Edad Media y una multitud de iglesias y capillas se han dedicado a él en ese tiempo.
La vieja basílica era una de las más grandiosas de la cristiandad. Medía 110 metros de largo por 30 de ancho, con cinco amplias naves. Tenía dos torres en la entrada oeste y cada brazo del transepto terminaba en otra voluminosa torre (una de las cuales aún subsiste). Sufrió ocho incendios en su historia y perduró hasta la Revolución Francesa. Los torreones, románicos, permiten imaginarse el gran santuario de San Martín, centro de peregrinación al que acudían habitualmente los mismos reyes de Francia.
En 1562 , los hugonotes (calvinistas franceses) destruyeron la Basílica de San Martin de arriba abajo, la tumba y las reliquias de san Martin. La iglesia fue restaurada según sus cánones anteriores, pero fue de nuevo completamente destruida en 1793 durante la Revolución Francesa. Todo lo que quedaba de la basílica fueron las dos torres que quedan en pie. Para garantizar la no reconstrucción de basílica el municipio ateo proyecto dos calles que se abren en su lugar.
En diciembre de 1860 , las excavaciones abiertas en el lugar de la tumba de san Martín, descubrieron algunos fragmentos de esta. Una nueva basílica, más pequeña que la anterior, para albergar estas reliquias fue construida por Monseñor Meignan, arzobispo de Tours, de 1886 a 1924. Obra del arquitecto francés Victor Laloux en un estilo neo-bizantino, en una parte del sitio de la basílica original, que fue recomprado por la Iglesia. En el edificio destacan sus robustas columnas de granito pulido y una excelente iluminación, merced a la hilada de ventanales sobre los que descansa una poderosa cúpula, coronada por una estatua del santo.
Se dedicó 04 de julio 1925.La tumba de san Martín sigue siendo un lugar de peregrinación para los fieles.
La iglesia de estilo romano-bizantino, con una cripta en la que se halla una reconstrucción de la tumba de San Martín.
Tumba de san Martín de Tours
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