En el Camino hacia Santiago, en medio de los Montes de Oca, se encuentran los peregrinos con un antiguo Monasterio, que floreció gracias al entusiamos de un santo cuya memoria hoy celebramos: san Juan de Ortega.
Sobre su tumba se erigió un hospital, regido por un grupo de sacerdotes. Posteriormente, el lugar fue confiado a los monjes jerónimos, que construyeron el Monasterio adyacente. Finalmente, la desamortización y la exclaustración del siglo XIX condujo al lugar a la ruina.
En la imagen, vemos el ábside del templo románico, junto al que pasa el Camino de Santiago. Todavía hoy se yergue como un oasis de paz, en medio de un desierto que contempló en el pasado la santidad de aquel varón de Dios.
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