Roma
Hablar de Roma es para muchos, sinónimo de arte, de grandiosidad, de Barroco, de pasta, de "la Dolce Vita" de emperadores, de ruinas, etc. Pero Roma es una ciudad santa por excelencia debido a la cantidad de santos que allí descansan y por la cantidad de mártires que regaron con sangre propia sus calles al confesar a Cristo.
Hoy no hablaremos de un lugar determinado sino de una "eterna" ciudad en la que los primeros mártires dejaron su anónima impronta y dejaremos que ellos nos hablen no de arte y color, sino de espíritu y gloria. Ellos que pasando por la cruz del suplicio fueron conducidos a la luz de la eternidad en Cristo, allí en una ciudad que hoy resplandece por su santidad.
Si leemos hoy el martirologio nos encontramos a los santos Protomártires de la Iglesia Romana. Tanto el historiador pagano Tácito, en su obran Annales, como el Papa Clemente, en su Carta a los Corintios, testifican que muchos cristianos sufrieron martirio en medio de indecibles tormentos con la persecución desencadenada por el emperador Nerón después del incendio de Roma, en el año 64. Acusados de haber incendiado la Urbe, por orden del emperador Nerón unos fueron asesinados después de crueles tormentos, otros, fueron quemados como antorchas humanas en los banquetes nocturnos, o quemados para que, al caer el día, alumbrasen la noche, cubiertos con pieles de fieras y entregados a perros rabiosos, y los demás, clavados en cruces, . Eran todos discípulos de los apóstoles y fueron las primicias que la Iglesia Romana presentó al Señor (s. I). Estos mártires murieron antes que San Pablo y San Pedro y son llamados "Los discípulos de los Apóstoles".
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