miércoles, 26 de junio de 2013

San Pelayo, Oviedo

Pelayo (o Paio), nació en Galicia en la actual diócesis de Tui-Vigo en el año 911, probablemente en la parroquia de Albeos. El cual confesando la fe católica, por órden de Abderramen, rey de los sarracenos, fue despedazado miembro por miembro con unas tenazas de hierro, consumando así gloriosamente su martirio.

Eran los duros tiempos en los que España sentía sobre si el duro peso de la dominación musulmana, que tan poco aprecio siente por la virtud de la castidad. Y, de en medio de este mundo, Dios iba a elegir para si la flor pura del alma de Pelayo, cuando apenas si se había abierto a la vida.

Hoy recordamos un monasterio donde descansan los restos de un santo mártir que hoy recuerda la Iglesia en el Martirologio Romano, San Pelayo. 

El monasterio de san Pelayo de Oviedo,  se remonta a la Alta Edad Media. Según una antigua tradición, es fundado por el rey Alfonso II el Casto (791-842), bajo el nombre de "San Juan Bautista" de las Dueñas. Se cree que el patrocinio del templo es obra de Teresa Ansúrez, viuda del rey Sancho I de León.

Es un monasterio femenino de la Orden de San Benito ubicado en la localidad asturiana de Oviedo. El monasterio es comúnmente conocido como el de las pelayas. Aqui les dejamos su página Web

Fue educado en Tuy por su tío, el obispo de Tuy, Hermoigio. En 920 acompañaba al obispo y la corte del rey de León en apoyo del reino de Pamplona, que estaba siendo atacado por el califa Abd al-Rahmán III. Tras la derrota en la batalla de Valdejunquera, tío y sobrino fueron apresados. Fue apresado y llevado a Córdoba, permaneció como rehén a fin de facilitar la liberación de su ilustre tío que a su retorno a Galicia debía conseguir una fuerte suma convenida.

Allí, el califa se sintió torpemente atraído por la esbelta figura del muchacho de catorce años, horrorizado éste más por la monstruosidad de la proposición que por los posibles castigos que supondría su negativa, antepuso el amor de Dios a las seducciones del mundo y guardó el corazón limpio. Recibió el martirio el día 26 de junio del año 925. La sangre de los mártires ha hecho germinar siempre aquella tierra que ha recibido su riego, de ahí que el cuerpo sin vida del joven Pelayo haya recibido el culto desde muy pronto con gran respuesta de gracias por su parte.

Urna con los restos de san Pelayo, Oviedo

Sus restos fueron recogidos piadosamente por los cristianos de Córdoba y enterrados en el cementerio de San Ginés y su cabeza en el de San Cipriano, siendo considerado mártir por la fe y la pureza. En el año 967 los restos mortales de San Pelayo fueron depositados en el monasterio dedicado al santo en León, fundado por su antecesor el rey Don Sancho. Entre los años 984 y 999 su cuerpo se trasladó a Oviedo, siendo finalmente depositado en el monasterio de las monjas benedictinas de San Pelayo de aquella ciudad. Un hueso de uno de sus brazos se venera desde antiguo en el monasterio de monjas benedictinas de San Pelayo de Anteatares de Santiago de Compostela.

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