En el Monasterio de la Santísima Trinidad, en la región de Moscú, en Rusia, san Sergio de Radonez que, elegido como higúmeno o abad, propagó la vida eremítica y cenobítica que él había practicado primero, y hombre de carácter afable, fue consejero de principies y consolador de fieles cristianos (1392).
Sorprende positivamente que la nueva edición del Martirologio romano haya recogida la noticia de este gran santo, san Sergio de Radonezh, de la Iglesia Ortodoxa Rusa, y nos lo proponga también a nuestra veneración, tratándose de una canonización realizada después de la separación de las Iglesias Orientales.
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