La actual Catedral de Barbastro está dedicada a la Asunción de Nuestra Señora. Se construyó entre los años 1517 y 1533 y fue financiada por el Consejo de la Ciudad con el objetivo de edificar un magnífico edificio que contribuyera a recuperar para la ciudad la categoría de sede episcopal que había perdido en 1149. Esta condición la recuperó en 1573.
Anteriormente existió en el mismo lugar otro edificio consagrado en el año 1101 por el primer obispo de Barbastro, San Poncio, tras la conquista de la ciudad por el rey de Aragón Pedro I, construido a su vez en el solar que anteriormente había ocupado la mezquita mayor musulmana.
En una inscripción que recorre los muros de la iglesia, a la altura del arranque de las bóvedas, se puede leer: toda hermosa eres, amiga mía, y en ti no hay defecto (···) Señor, tu casa está perfectamente construida sobre roca firme.
Si bien los elementos formales son góticos, la concepción del espacio interior está mucho más próximo a la nueva estética del renacimiento. Las seis hermosas columnas que sustentan sus tres naves, con unos 15 metros de altura, continúan en arcos y nervios formando bóvedas de crucería estrellada sin cúpula ni crucero. Intervinieron los arquitectos Juan de Segura y Juan de Sariñena.
El retablo mayor dedicado a la Asunción de la Virgen está realizado en alabastro, material abundante en Aragón, y madera policromada. Parte del basamento es obra de Damián Forment, el mejor maestro escultor que hubo en la Corona de Aragón en el siglo XVI, y que fue el introductor en estas tierras de los nuevas formas renacentistas. Su discípulo Juan de Liceyre completó el conjunto con escenas dedicadas a la Pasión y Muerte de Cristo: la Oración en el huerto, Prendimiento, Ecce Homo, Cristo camino del Calvario y la Piedad. En 1560 se finalizaría esta parte del retablo, que quedaría incompleto hasta que, entre 1600 y 1602, se acometiera la realización de los cuerpos superiores. Un equipo integrado por Orliens, Martínez de Calatayud, y Armendia concluiría la obra, ya en un estilo sumamente distinto, y moderado, que responde a la nueva estética romanista. A ambos lados del altar mayor se levantan otros dos retablos dedicados a San Ramón, obispo de Barbastro en el siglo XVII, y a San Pedro Apóstol realizado en siglo XVIII por el escultor barbastrense Antonio Malo.
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