sábado, 2 de febrero de 2019

El Templo de Jerusalén construido por Herodes


El Templo de Jerusalén fue la máxima expresión de la fe de Israel. Allí tuvo lugar la Presentación del Señor, que hoy celebramos. En realidad, se trataba del tercer templo construido en el mismo lugar. El primero fue levantado por Salomón, hijo de David. Fue destruido el año 586 antes de Cristo por el rey de Babilonia Nabucodonosor. Setenta años después, Zorobabel levantó el segundo templo, más modesto que el anterior, que duró hasta pocos años antes de Cristo.

Herodes emprendió la restauración del Templo en su esplendor original y con sus disposiciones tradicionales. Los edificios se demolieron uno tras otro conforme estaban disponibles los materiales para las nuevas estructuras. Una multitud de sacerdotes se convirtió en albañiles y carpinteros y tomó a su cargo el derribo y reconstrucción del santuario, tarea que fue llevada a cabo en dieciocho meses. Casi 10.000 trabajadores fueron empleados en los otros edificios. Tras ocho años de trabajo (10 antes de Cristo) el nuevo edificio se abrió al culto. Pero este monumento, que rivalizaba en sus vastas proporciones y magnificencia con las más bellos construcciones de la antigüedad y que sobrepasaba mucho incluso al de Salomón, sólo se acabó en el 62 o 64 después de Cristo, estando en esa época aún empleados 18.000 trabajadores.


Herodes duplicó la plataforma artificial que tenía el Templo de Zorobabel, ampliando los recintos sagrados hacia el sur y especialmente hacia el norte donde las galerías llegaban hasta la roca de Baris y la Antonia. El Templo de Herodes constaba de dos patios, uno interior y otro exterior. El primero incluía todos los edificios del Templo propiamente dicho y se dividía en: El Patio de los Sacerdotes, que contenía la casa de Dios y el altar de los holocaustos; el Patio de Israel; y el Patio de las Mujeres. Todo el espacio entre el patio interior y el muro exterior de la plataforma se llamaba Patio de los Gentiles, porque se permitía entrar en él a los no-judíos.

Este Templo fue destruido por los romanos el año 70 después de Cristo. En la actualidad, sobre la explanada de lo que fuera el Templo, se levanta una de las mezquinas más sagradas de los musulmanes.

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