La idea de erigir una basílica en Lisieux en honor de Santa Teresita, que había sido canonizada en 1925, encontró oposición en el clero local. La ciudad poseía numerosos edificios religiosos. Además, se pensaba que el culto a Teresa, favorecido por la devoción de los soldados franceses durante la guerra de 1914-1918, no duraría mucho tiempo.
Estas objecciones no influyeron en el obispo Mons. Lemonnier que, en 1925, encargó a un arquitecto de París un anteproyecto. El edificio propuesto suscitó numerosas críticas. Una de ellas que era de pequeñas proporciones. Para la Santa más amada del mundo se quería la basílica más hermosa posible. Se pidió entonces un nuevo proyecto a un arquitecto del norte de Francia de fama internacional, al Sr. Luis María Cordonnier.
El Papa Pío XI, que había canonizado a Teresa el 17 de mayo de 1925 y la consideraba la Estrella de su pontificado, deseaba vivamente la construcción en Lisieux de un Santuario. El deseo del Papa redujo las oposiciones locales y el 21 de septiembre de 1927, Mons. Lemonnier aprobó el proyecto de Cordonnier. Mons. Suhard, que sucedió a Mons. Lemonnier algunos meses más tarde, confirmó la decisión de su predecesor y los primeros trabajos comenzaron en 1929 .
El 30 de septiembre de 1929, las obras habían avanzado mucho y se coloca la primera piedra. Desde entonces la Basílica se construyó a un ritmo acelerado. En noviembre de 1929, Pío XI le hizo saber a Mons. Suhard « que la Basílica se hiciese muy grande, muy bella y lo más rápidamente posible ».
El 11 de junio de 1937, al término del undécimo Congreso Eucarístico Nacional, el cardenal Pacelli, futuro Papa Pío XII, bendijo solemnemente la Basílica.
Los bombardeos de junio de 1944, la afectaron poco y los trabajos de conclusión (vidrieras y mosaicos) continuaron hasta el 11 de julio de 1954, fecha en la cual tuvo lugar la consagración del Santuario por Mons. Martin, arzobispo de Rouen, bajo la presidencia del cardenal Feltin, delegado del Papa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario