Estamos leyendo en la liturgia los Hechos de los Apóstoles, cono nace, evoluciona y crece la primitiva Iglesia, como se va desarrollando y como emprende san Pablo el coraje de viajar para anunciar la buena noticia a los gentiles. El mismo Pablo nos cuenta: “Hice muchos viajes. Sufrí peligros en ríos, con peligros de bandidos, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar. Tres veces naufragué. Una vez pasé un día y una noche en alta mar” (2Cor 11,26). Durante los viajes, Pablo mantenía contacto con las comunidades a través de mensajeros y a partir del segundo viaje, también lo hacía a través de cartas. Pedía que sus cartas fueran leídas en las reuniones de la comunidad y que fuesen enviadas también a las demás comunidades. La segunda carta a los Corintios, por ejemplo, fue escrita para todas las comunidades de Grecia (2Cor 1,1). Pedía también que las comunidades intercambiasen las cartas que recibían.
Después de anunciar el evangelio en Derbe y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
Pasando luego por Pisidia, vinieron a Panfilia. Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia. De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido.
Después de anunciar el evangelio en Derbe y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
Pasando luego por Pisidia, vinieron a Panfilia. Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia. De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido.
Hch 14, 21-26
En la entrada del 9 de abril de estos lugares sacros nos paramos en Salamina haciendo referencia a san Bernabe, compañero de san Pablo en los viajes misioneros. Hoy queremos hacer un rápido recorrido por este primer viaje y saltar, casi a vista de pájaro, por los lugares donde anunciaron el evangelio, desde el puerto de Seleucia (entrada del 24 de abril en este blog).
Disfruten de cada ciudad y pinchen con el cursor sobre sus nombres.
Antioquía - Partieron Pablo, Bernabé y Juan Marcos. (Hch 13:1-4; 14:26-27)
Antakya, Turquía |
Salamina - Predicaron en las sinagogas de los Judíos por lo largo de Chipre. (Hch 13:5)
Antigua Salamina |
Pafos – El gobernador quería oír el mensaje pero Elimas el hechicero se les opuso. Dios lo castigó con ceguera, y el gobernador creyó. (Hch 13:6-12)
Columnas del templo. Pafos, Chipre. |
Perge – Iniciaron el difícil viaje por las montañas para llegar a Antioquía. Juan Marcos se echó atrás y se regresó a Jerusalén. (Hch 13:13)
Antigua ciudad de Perge |
Antioquía de Pisidia – Los Judíos rechazaron el mensaje cuando vieron una gran cantidad de gentiles recibir el mensaje. Así Pablo se dirigió especialmente a los no-Judíos. (Hch 13:14-52)
Muro Helénico de la Ciudad |
Iconio – Dios confirmaba la Palabra con señales y creyeron Judíos y Gentiles. Huyeron cuando los Judíos intentaron apedrearlos. (Hch 14:1-7)
Iconio (en turco: Konya) |
Listra – Cuando Pablo sanó a un cojo quedaron tan asombrados que nombran a Bernabé, Júpiter, y a Pablo, Mercurio e intentaron ofrecerles sacrificios. Vinieron los Judíos de Antioquía e Iconio y apedrearon a Pablo (Hch 14:8-20)
Monticulo de Listra y pedestal con una inscripción latina de Listra |
Derbe – Tras hacer muchos discípulos en Derbe regresaron por el mismo camino, reafirmando a los discípulos, y establecieron líderes en cada comunidad. (Hch 14:20-24)
Restos de Derbe |
No hay comentarios:
Publicar un comentario